David Alonso: “Sería imperdonable no aprender de nuestros errores; debemos prepararnos para septiembre”
David Alonso es el coordinador del Máster de Secundaria de la Universidad Complutense. JORGE ZORRILLA
David Alonso es doctor en Geografía e Historia, ha sido vicedecano de Innovación y Nuevas Tecnologías en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid y es profesor en el Máster de Profesorado desde sus inicios, en 2009. Desde este curso, es además coordinador de este posgrado. En su opinión, el Covid-19 y sus consecuencias en el ámbito educativo no solo van a afectar al máster y a la realización de las prácticas en los institutos o a su defensa del Trabajo de Fin de Máster (TFM). Alonso afirma que el cambio va a ser mucho más profundo y que transformará la docencia en el futuro, lo cual es una oportunidad.
¿La crisis sanitaria también ha afectado a los futuros profesores en prácticas del máster. ¿Cómo se ha adaptado el máster a las circunstancias?
—En la Complutense no hemos tenido excesivas dificultades porque las prácticas comenzaron temprano. Una gran parte de las especialidades, de las 18 que tenemos, comenzaron en enero. Cuando se declaró el estado de alarma, prácticamente estaban concluidas. Pero la clave no es hacer las prácticas, sino la adquisición de las competencias, y algunas se pueden hacer sin necesidad de contacto directo con el tutor.
¿Estas soluciones son comunes a los másteres de profesorado de todas las universidades públicas?
—Nosotros hemos elaborado nuestro marco de adaptación. La CRUE, la Conferencia de Rectores de Madrid o la Conferencia de Decanos de Educación han realizado una serie de recomendaciones, pero cada institución las implementa en función de su autonomía.
La gran pregunta para los estudiantes que están cursando ahora mismo el máster es si se mantendrá la fecha de finalización.
—-Nuestra Facultad va a finalizar en la fecha prevista. Será en cualquier caso de forma online porque la Complutense ya no prevé que se vuelva a clase hasta septiembre. Así que esto no les afectaría para futuras oposiciones, que se van a posponer.
¿Qué dificultades están notificando los estudiantes del máster?
—Siguen realizando sus prácticas de forma virtual y en contacto con sus tutores de los institutos. En un primer momento, cuando nos tuvimos que marchar todos a casa de forma precipitada, sí se produjo una gran incertidumbre. Al cabo de las dos o tres semanas, creo que todas esas dudas han quedado resueltas.
El máster finaliza con la defensa del TFM. ¿Cómo se va a realizar en esta ocasión?
—En principio, nuestras defensas de TFM están previstas para julio y online. En unos días publicaremos un protocolo. Vamos a crear dos salas por videoconferencia. Una pública para la defensa de los TFM. Uno de los aspectos en los que haremos más hincapié será en la verificación de la identidad. Además, la URL de la dirección se hará pública, porque en la facultad, las defensas también lo son. De forma paralela se abrirá otra sala para las reflexiones del tribunal, esta ya privada.
La crisis va a cambiar la preparación de los futuros profesores con más talleres sobre tecnología y docencia online
Tienen contacto directo con los docentes de los institutos. ¿Cómo se están adaptando a la nueva situación?
—Nos encontramos con todo tipo de realidades. Desde el máster hemos empezado a realizar un análisis sobre el ajuste a este entorno. Por lo general, aún sin datos contrastados, tenemos la percepción de que el profesorado está estresado. Es un panorama para el que ninguno estábamos preparados y ha llegado por sorpresa, con un periodo de adaptación muy rápido y trascendente. El profesor tiene que generar materiales, atender a los alumnos, adaptarse a otro tipo de evaluación y aprender sobre la marcha nuevos programas… A pesar de esto, también estamos viendo iniciativas interesantes. Nos han llegado quejas sobre dificultades materiales, como problemas de conexión, o incertidumbre sobre cómo afrontar la evaluación en Internet.
Este punto ha generado bastante controversia. Por un lado, padres y alumnos se quejan de la excesiva carga de tareas. Por otro, los docentes no saben cómo controlar, por ejemplo, que los estudiantes no utilicen Internet para buscar respuestas a los exámenes, ¿Tiene sentido seguir evaluando y mandando deberes de la misma forma?
—Ya hay soluciones tecnológicas para evitar, por ejemplo, que el alumno haga los exámenes en la pantalla con el libro delante u otro tipo de apoyos. Lo que ocurre es que son instrumentos que ponen empresas privadas y supone unos costes elevados. Pero es cierto que no tiene sentido evaluar de la misma forma. Estamos ante una oportunidad de adaptar nuestra Educación al siglo XXI. Y esto pasa por pensar en términos de competencias más que de contenidos, y en metodologías para su adquisición como, por ejemplo, el aprendizaje basado en problemas (ABP) o trabajo por proyectos. Esta búsqueda de una nueva forma de enseñar es una tendencia que ya se estaba produciendo, pero creo va a dar un impulso.
En países como Suecia, la presencialidad es muy inferior, las clases son cada dos semanas
¿Este paso obligado que se ha dado hacia el aula virtual ha llegado para quedarse?
—Estamos en un momento de aceleración de cambios y podemos ir a escenarios en los que no sea necesaria tanta presencialidad. Además, uno de los elementos esenciales por competencias es que el alumno sea capaz de adquirirlas por sí mismo. No una escuela enteramente online, sino semipresencial en la que la reducción del tiempo en clase permite de alguna forma la revalorización de ese tiempo. En países como Suecia, la presencialidad es muy inferior. Las clases físicas son cada dos semanas y hay mucho trabajo autónomo que luego se comparte, mecánicas de clase invertida, trabajo por proyectos…
Entonces, ¿la situación va a provocar ese cambio?
—Hay un consenso bastante extendido sobre esa necesidad. No ahora, con el Covid-19, sino viene de hace muchos años. Tenemos que partir de la base de que hay muchas iniciativas de carácter innovador que ya están funcionando y cada vez son más numerosas.
Sobre los docentes, ¿tenían las herramientas suficientes como para afrontar un cambio?
—Creo que a aquellos profesores que ya tenían interiorizado un cambio metodológico hacia otro tipo de enseñanza, les ha resultado más fácil la adaptación.
¿El papel del docente va a cambiar?
—Sí va a haber cambios. No vendrá de la nada, ya se venían produciendo. Pero esto lo va a acelerar. Y es positivo, porque no podemos seguir con un tipo de docencia que viene siendo igual desde hace tantos años. Hay que conseguir superar esas reticencias del profesor más tradicional hacia otro tipo de rol, pero no es fácil, requiere formación, pero no cualquier formación, y también acompañamiento.
La adaptación ha sido más sencilla para los docentes que habían apostado por otras metodologías más allá de la clase tradicional
Y el sistema educativo, ¿estaba preparado?
—No lo estaba, en absoluto. Ha habido momentos en que los sistemas educativos de las comunidades se han visto prácticamente desbordados. Pero no es una crítica, es que teníamos estructuras creadas para otro entorno. Estos meses están sirviendo para ‘salvar los muebles’. Pero lo que sería imperdonable es no aprender de nuestros errores y no prepararnos para lo que pueda pasar a partir de septiembre.
¿Cómo afrontarlo?
—Ninguno sabemos lo que va a pasar, pero lo que está claro es que el curso que viene no va a ser normal.
El panorama económico también va a ser muy diferente. ¿Esperan consecuencias en las matriculaciones del máster?
—-Hay ya algunos informes que prevén una caída importante en el número de matrículas. Creo que no afectará al Máster de Profesorado porque es un título refugio, al que llegan muchas personas del sector privado que busca una estabilidad y tener opción a presentarse a una oposición.
¿Un hipotético aumento de la demanda, podría conllevar un aumento de la nota de acceso?
—Nuestra nota de corte ya es bastante alta porque es un título muy demandado. Para las 500 plazas que ofertamos, en este curso recibimos más de 1.700 solicitudes. Pero tener un buen expediente académico no es siempre garantía de un profesorado más preparado. Hace falta incluir otro elemento, y es que a lo largo de las carreras tuviesen algún tipo de formación pedagógica o didáctica.
¿Va a cambiar la formación de los futuros docentes?
—En el máster ya teníamos contemplada una formación más orientada a la innovación porque nos lo demanda el alumnado. Es difícil cambiar las asignaturas, pero hemos previsto una formación complementaria. Y está claro que, a raíz de lo que está pasando, en próximas ediciones va a tener aún más peso a la parte tecnológica y la docencia online.
Curriculum vitae
- Cargos académicos. Ha sido vicedecano de Innovación y Nuevas Tecnologías en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense (2015-2018). Desde agosto de 2019 coordina el Máster de Profesorado.
- Docencia. Las últimas asignaturas que ha impartido han sido ‘Fundamentos y Didáctica de la Historia’ e ‘Historia de España y su didáctica’.
Investigación. Participa en dos grupos de investigación, uno sobre ‘Historia de las ciudades hispanas y europeas y su proyección a América’ y otro sobre ‘Studies on Intermediality and intercultural mediation’. - Méritos. Mención de Honor de la Red Iberoamericana de Pedagogía (Redipe) por su labor como vicedecano en diferentes programas.