A metro y medio
Decía Tácito que “de lejos, es mayor el respeto”. Según parece la famosa “nueva normalidad” va a obligarnos a respetar las distancias. En una cultura latina, como la nuestra, acostumbrada a las relaciones personales cercanas, donde el calor de los abrazos y besos es la base de los vínculos con nuestros conocidos, está siendo todo un reto.
El Ministerio de Educación planteaba esta semana pasada establecer una distancia de un metro y medio entre alumno y alumno de cara a la vuelta a las aulas de forma presencial. No sé cuál será el tamaño medio de las aulas de nuestro país, pero veinticinco alumnos en un aula con esa separación, no se percibe sencillo a primera vista. Parece evidente que para todo el mundo la vuelta a la presencialidad va a ser un gran reto, pero también da la sensación de que seguimos “enquistados” en la descoordinación, los desacuerdos y el enfrentamiento; y así es todavía más complejo.
Ya es suficiente drama no saber si cuando volvemos a encontrarnos debemos abrazarnos, saludarnos con la mano o con el codo, como para que además tengamos que estar pendientes de si las comunidades autónomas se ponen de acuerdo con el Gobierno sobre las pautas a seguir a partir de septiembre en nuestros centros educativos. Creo que es importante que se tenga en cuenta a las personas, se involucre al profesorado y, las decisiones que se vayan a tomar se sustenten, no en criterios económicos, partidistas o particulares, sino favoreciendo lo más posible el trabajo de los maestros y valorando siempre la mejor manera, dentro de estas circunstancias tan extraordinarias, de hacer que los alumnos aprendan más y mejor.