Hay que parar la hemorragia educativa
Desde el Proyecto de Innovación Atlántida creemos que es urgente reconstruir el espacio y las instituciones de nuestro sistema educativo como elemento clave de la desescalada después del cierre de centros educativos en marzo pasado. Lo hacemos a la luz de las excesivas cautelas en el sector y reclamando el necesario salto cualitativo que la profesión docente está obligada a dar en estos momentos.
La crisis del Covid19 ha hecho aún más visibles las brechas que afectan al sistema educativo y, por tanto, a toda nuestra sociedad. Primero, la llamada brecha digital, que se manifiesta no solamente en términos de acceso a la conectividad sino en cuanto al uso de las tecnologías para aprender y a las capacidades de los profesionales y los centros que deben adaptar esas tecnologías a las necesidades y características de cada estudiante. Segundo, la brecha de capital cultural, que separa a los estudiantes entre aquellos cuya familia ha podido contribuir activamente a proteger su aprendizaje y aquellos para quienes no lo ha hecho o incluso se ha convertido en un obstáculo más. Y tercero, la brecha curricular, entendida como diferencias en las oportunidades de aprender entre quienes tienen la opción de adquirir las competencias de aprendizaje que garantizan su inclusión social y laboral y aquellos que continúan limitados por un currículo escolar anclado en contenidos académicos poco relevantes.
"Se trata de acelerar la recuperación de la escolarización y detener así la hemorragia de una pérdida de aprendizaje cuyos efectos sobre el capital humano podrían ser devastadores"
En estecontexto de profundización de las desigualdades y de una enorme pérdida de aprendizaje para la mayoría de los estudiantes, ha llegado el momento de activar la comunidad educativa y la profesionalidad de los docentes. Es por tanto la hora de más escuela y más equipos educativos, entendidos como comunidad educativa, es decir, el triple eje escuela-familia-comunidad. Es el momento también de la profesionalidad docente, que después de haber estado a un gran nivel en la articulación de una respuesta rápida de enseñanza virtual y a distancia para garantizar la continuidad del aprendizaje de los estudiantes, tiene que dar ahora otro paso al frente para asegurar la reapertura de los centros y planificar la respuesta a medio y largo plazo a lo que parece va a ser un largo proceso de adaptación a la nueva normalidad. Esto va a suponer poner en marcha servicios y tomar decisiones que requieren de la colaboración entre todas las administraciones educativas, los colectivos profesionales y servicios de apoyo, las familias, los ayuntamientos y sus servicios educativos. Se trata de acelerar la recuperación de la escolarización y detener así la hemorragia de una pérdida de aprendizaje cuyos efectos sobre el capital humano de nuestro país podrían ser devastadores no ya solo a corto sino también a largo plazo. Hay que parar la hemorragia educativa, aunque esta sangre no sea tan visible y alguien pueda pensar que la solución podría esperar un poco más. Esta tarea no es responsabilidad de ningún colectivo especifico; lo es de toda la comunidad educativa.
La falta de acuerdo y el conflicto interno sobre la reapertura de los centros en varias consejerías de Educación, las dudas y la falta de ideas y de liderazgo político en otras, proyectan una imagen del sector educativo que no está a la altura de su calidad ni de su capacidad; tampoco está a la altura de lo que la sociedad necesita en estos momentos. Si continúa la evolución favorable en el control de la pandemia, nada debería impedir que el profesorado en pleno esté en sus centros a partir del 8 de junio, concluido ya en buena medida el gran esfuerzo de enseñanza a distancia desarrollado en estos meses. Unos días antes deberían regresar a los centros los estudiantes de los dos cursos en los que se titula (4° de la ESO y 2° de Bachillerato) y también aquellos a los que más han afectado las brechas mencionadas arriba. La tarea prioritaria será preparar la reapertura de los centros, concluir la Memoria-Diagnóstico del curso actual, y el diseño del próximo curso escolar, todo ello con el apoyo de los representantes de la comunidad educativa (Consejo Escolar, AMPA, servicios municipales, Inspección, Centros de Profesorado), disponiendo de orientaciones bien definidas desde las administraciones, y de medios e infraestructuras que garanticen la seguridad.
*Equipo del Proyecto Atlántida (Coordinadores: Juan Manuel Moreno y Florencio Luengo).