Ramón Caballero: “Hay que regular bien el teletrabajo y limitar la sobrecarga docente universitaria”
A pesar de ser el Sr. Castells un referente con más de cuatro décadas de experiencia como docente e investigador en muchas de las universidades españolas e internacionales más prestigiosas, a día de hoy solamente ha remitido un genérico documento de Recomendaciones a las universidades españolas de cara al siguiente curso académico.
En esta entrevista con Caballero, ahondaremos no solo en los retos que para el mundo universitario está presentando la pandemia del Covid-19 sino también otras carencias y necesidades que arrastra el sistema universitario español desde principios de este siglo.
Pregunta. Desde la reunión con el ministro Castells hace tres semanas, ¿en qué punto se encuentran las negociaciones?
–De manera unilateral el ministro Castells dio por terminada esas hipotéticas negociaciones al presentar el 11 de junio un documento de Recomendaciones ya cerrado. Toda la actividad del grupo de trabajo creado para tratar estos temas se limitó a una reunión virtual dos semanas antes donde hemos intervenido de 3 a 5 minutos los rectores, las CC.AA., la Agencia de Calidad, los sindicatos y los estudiantes para dar nuestro punto de vista sobre las medidas necesarias para el comienzo del curso universitario 2020-21.
–¿Qué medidas son prioritarias para los sindicatos para la protección del desarrollo de los roles y funciones de cada miembro de la comunidad universitaria para el curso 2020-21?
–Faltan medidas y directrices concretas y homogéneas, y luego cada universidad actuará en consecuencia. Nos ha llegado el documento de recomendaciones a sindicatos, rectores y estudiantes como algo cerrado y sin posibilidades de actuación sobre él.
Para CSIF hay tres medidas fundamentales que no están en esas recomendaciones, si hay que compatibilizar enseñanza presencial y online en función de los coeficientes de ocupación de los que habla el Ministerio. La primera es reforzar la plantilla de docentes, de personal de Administración y Servicios. Si no se refuerzan los recursos humanos y tenemos que desarrollar este sistema mixto, la sobrecarga puede ser inasumible.
La segunda es que inviertan más tanto el Gobierno central como los gobiernos autonómicos para afrontar la adquisición de más equipos informáticos, nuevas plataformas y redes digitales que sean necesarias. Habrá que invertir también para reformar y adaptar aulas, y para contratar y estabilizar al cuerpo docente.
La tercera, dotar de mejor formación digital al personal docente e investigador, al personal de administración y servicios y a los estudiantes. Las universidades han de hacer planes para formar a los diferentes colectivos para el caso de que sea necesaria la formación virtual.
Faltan medidas y directrices concretas y homogéneas, y luego cada universidad actuará en consecuencia
¿Qué inversión en personal, recursos tecnológicos y de otra índole es necesaria hacer para el curso 2020-21?
–Es bastante difícil de cuantificar porque cada una de las 50 universidades públicas tiene unas circunstancias y condiciones específicas dependiendo de su tamaño, de su marco social, de su financiación por su región; ahora bien en el tema digital hemos cuantificado que unos 36.000 universitarios han tenido problemas técnicos para seguir las clases y examinarse. El Rector de la Universidad de la Coruña ha comunicado que al 20% de sus estudiantes, más de 3.000, les había fallado la conectividad de forma habitual. Se produce una discriminación latente en la brecha digital, no es igual una gran ciudad que una población dispersa o ubicada en una orografía complicada. Y también ocurre con el profesorado, o se toman medidas valientes o no se va a poder iniciar el curso con toda la plantilla: hay miles de profesores en España pendientes de renovar contratos, hablamos de asociados, ayudantes doctores, visitantes. Desde CSIF hemos pedido una prórroga contractual para todo ese tipo de profesores que terminaban este año sus contratos. Nos han hecho caso las universidades públicas de Madrid que han llegado a un acuerdo con el gobierno regional y los sindicatos.
¿Hasta qué punto está sirviendo el final del curso 2019-20 para aprender a afrontar el próximo curso?
–La mayoría de la gente universitaria tiene un sentimiento contradictorio, por un lado, lo vivido nos ha servido de experiencia y hemos avanzado mucho en estos tres meses. Nos ha mostrado también este tiempo nuestras carencias y debilidades que son muchas, no tenemos una docencia adaptada a lo online ni de lejos.
Hemos de tener unos planes de contingencias, que haya certezas y no ocurrencias. Hay algunos rectores que hace unos días hablaban de que el inicio del próximo curso iba a ser online 100% el primer cuatrimestre; otros que señalaban que su inicio del curso iba a ser 100% presencial. Y en todo este contexto hay que tener presente la evolución de la pandemia y contar con los recursos necesarios para cada escenario que se pueda dar.
Hay algunos rectores que hace unos días hablaban de que el inicio del próximo curso iba a ser online 100% el primer cuatrimestre; otros que señalaban que su inicio del curso iba a ser 100% presencial
¿Cómo inciden los recortes efectuados sobre todo en plantilla de docentes e investigadores llevados a cabo desde 2009 a 2017 en la realidad presente y qué corresponsabilidad tiene la UE en ello?
–Los recortes a las universidades desde 2009 han sido brutales y los recursos de las mismas están a día de hoy muy mermados, y sigue habiendo planes de recortes: hace una semana el gobierno de Andalucía anunciaba el recorte de 150 millones para las universidades andaluzas.
La UNED, que depende del Gobierno central, tiene una situación alarmante porque está infra financiada. En Cataluña, es constante la crítica de los rectores por los recortes por parte del gobierno de la Generalitat. Eso repercute en la plantilla del profesorado, en la investigación. Un dato incuestionable: entre 2009 y 2017 el I+D+i se ha reducido en España un 39% respecto a la media de la Unión Europea. Eso es sangrante.
Se pide mejorar la formación del profesorado en teleformación, pero en algunas universidades se da la paradoja que no se reconocen la formación y experiencia sólidas que el profesorado trae de otras universidades y empresas. ¿Cómo superar ese contrasentido?
–Las universidades son muy celosas en la aceptación de títulos, y creemos sinceramente que tienen que ser mucho más receptivas para reconocer y valorar la experiencia y la formación en otras entidades públicas y privadas, y mucho más en la situación actual. Hemos hablado antes de mejorar la formación del profesorado en nuevas tecnologías pero no podemos pretender que se base en un autoaprendizaje de los trabajadores. Por ejemplo, el profesor habituado a usar la plataforma de Moodle y que de pronto ha tenido que pasar a TEAM porque la otra se bloqueaba, y lo ha hecho por su compromiso echando horas extras. Ministerio y universidades han de invertir, y ser bienvenida la formación en otras instituciones.
Las universidades son muy celosas en la aceptación de títulos, y creemos sinceramente que tienen que ser mucho más receptivas para reconocer y valorar la experiencia y la formación en otras entidades públicas y privadas
¿Hasta qué punto ha de tenerse presente el ratio real medio de asistencia a cada asignatura para establecer el ratio de clase, número de alumnos y el 1,5 metro de distancia de seguridad?
–Va a ser un asunto complejo, y el cálculo de la ocupación real va a depender mucho de las características y del ratio de cada universidad. Por ejemplo se van a adaptar mejor las universidades con aulas más grandes que las universidades nuevas con aulas más pequeñas y con otra configuración de las dependencias.
También va a depender de las titulaciones, por ejemplo, las facultades de Educación donde hay cientos de alumnos donde los grupos son muy reducidos. No es igual dar la docencia a un grupo de 300 que de 20 personas.
El problema de las prácticas, en una reunión virtual con los representantes sindicales de las universidades de Castilla y León, un profesor de Medicina decía es imposible hacer la enseñanza online para determinadas asignaturas médicas: usamos muñecos y máquinas, habrá que hacer grupos más pequeños si la enseñanza es presencial. Volvemos a la necesidad de contratar a más docentes. [De hecho el ministro de Universidades el 16 de junio rectificó esta medida].
En el decreto de alarma una de las actividades básicas han sido las papelerías. ¿Qué medidas se prevén para la impresión de trabajos académicos y otros documentos profesionales en el caso de que hubiera tirar de ellas porque no estuvieran disponibles las de los centros universitarios?
–La respuesta no es sencilla. Sabemos que hay universidades con unidades de reprografía, en otras dentro de la universidad hay empresas que lo desarrollan por convenio, pero si se cierran las universidades va a ser complicado. Las App online son válidas pero hasta cierto punto. No sabemos a día de hoy la solución a este problema concreto.
¿Qué medidas proyectáis para conciliar lo laboral y personal con la teleformación?
–Hay que regular bien el teletrabajo, limitar la sobrecarga docente e impedir los abusos con los tiempos de dedicación (la mayoría del colectivo docente universitario ha estado dedicado a tiempo completo durante estos meses). Hay que evitar el desdoblamiento de clases presenciales y online con las prácticas. Hay que limitar la carga burocrática, en esta sociedad tan digitalizada cada vez se genera más burocracia y estrés para los trabajadores afectados. Y volvemos al problema inicial: que no hay una normativa homogénea en España emanada del Ministerio de Universidades.
Sobre qué tema te gustaría hablar que no hayamos hablado.
–Como transmitimos en la reunión con el ministro y con los rectores, hay que potenciar y garantizar las condiciones laborales de los colectivos universitarios más vulnerables como los profesores asociados, ayudantes doctores y visitantes. En España hay más de 23.500 docentes asociados que dan una parte importante de la docencia además de hacer más trabajos (son casi el 40% de la plantilla docente). Son colectivos muy necesarios para el próximo curso, a los que no hay que ponerles trabas. Me decía un miembro de RRHH: no te imaginas el número de profesores de Ciencias de la Salud que no han podido dar clases porque se han incorporado a hospitales para atender a los pacientes con Covid-19.