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Una demanda social decreciente

Jesús Asensi
Profesor de Religión
20 de julio de 2020
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La ministra de Educación, la señora Celaá, es sabedora de que en España hay más defunciones que nacimientos y que a unos años vista la oferta de puestos escolares doblará a la demanda. Por eso, como defensora a ultranza de la Educación pública, ha previsto que, en la nueva Ley de Educación, la llamada Lomloe, desaparezca el concepto de “demanda social”. Éste obliga al Estado a sostener con fondos públicos a todos aquellos centros privados concertados que reciban las solicitudes de las familias y logren llenar sus aulas. Una vez se apruebe esta ley primará la oferta de plazas de los centros públicos y sólo se concertarán las aulas de los colegios privados cuando las de los públicos de su zona escolar estén al completo.

Y como la ley aún no está vigente, es un buen momento para hacerse unas cuantas preguntas: ¿cómo es posible que la natalidad en España esté bajo mínimos? ¿Quién es el responsable de este tsunami demográfico que va a mandar al paro a miles de docentes? ¿Será Zapatero y su legalización del aborto libre hasta la semana catorce de embarazo? ¿Será Rajoy que prometió su derogación y acabó incumpliendo su palabra? ¿O será ese frívolo relativismo que impera en nuestro anhelado “Estado del bienestar”?

¿Quién es el responsable de este tsunami demográfico que va a mandar al paro a miles de docentes? ¿Será Zapatero y su legalización del aborto libre hasta la semana catorce de embarazo? ¿Será Rajoy que prometió su derogación y acabó incumpliendo su palabra?

Si nuestro análisis va más allá de echar la culpa a los demás y miramos dentro de nosotros mismos, quizá seamos conscientes de nuestra responsabilidad personal en esta caída de la natalidad y en el consiguiente cierre de unidades escolares. Porque esa ley que, desde el año 1985, ha impedido el nacimiento de dos millones de españoles, no era de obligado cumplimiento. Porque muchos de nosotros hemos “hecho trampas” y así, de ese modo, hemos impedido que nuestra familia fuera numerosa. Porque no acogemos con cariño y agradecimiento a esas familias fecundas que rebosan generosidad.

Algunos expertos opinan que ya no hay marcha atrás y vaticinan que la población española caerá a la mitad dentro de cien años. Depende de ti y de mí que ese mal presagio no se cumpla. ¿Qué te parece si ponemos algo de nuestra parte?

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