Consejeros de Educación contra las cuerdas por la gestión durante la pandemia
Luis Cacho, que esta mañana todavía figuraba en el organigrama de la web del Gobierno de La Rioja como consejero de Educación.
El último ha sido el riojano Luis Cacho, el lunes 3 de agosto, y la primera fue la canaria María José Guerra, el 25 de mayo, en plena desescalada educativa, criticada por la indefinición de medidas que llegaban tarde y con una guerra interna larvada en el interior de la Consejería, que ha sufrido una profunda remodelación desde entonces.
A Luis Cacho le sustituirá el veterano Pedro Uruñuela, que además de haberlo sido casi todo en Educación procede del mundo de las Ciencias de la Salud, mientras que a María José Guerra la sustituyó transitoriamente José Antonio Valbuena, antes de la llegada de Manuela de Armas.
Como en el caso de Canarias, la salida de Luis Cacho en La Rioja no viene sola y se le suma el cese de Pepa Iriarte como directora general de Educación y el nombramiento del director del IES Práxedes Mateo Sagasta de Logroño, Alberto Abad, como subdirector general de Innovación Educativa.
La salida de Cacho confirma también que no son buenos tiempos para ser consejero de Educación. En su caso, los motivos son variados: del traslado a Luxemburgo de su sicav al plan de contingencia, pasando por la adjudicación a la Fundación Promete de la escuela de verano o lo que muchos consideraron un ataque a la Concertada, si bien para Cacho era una forma «de revertir una política que la ha favorecido durante años en detrimento de la pública».
A fecha de hoy, dos de los 10 consejeros que se estrenaban este curso no han logrado culminarlo. Con los sindicatos empeñados en una bajada de ratios para garantizar una vuelta segura en septiembre las negociaciones se recrudecen.
Rara es hoy la comunidad en la que no se anuncian movilizaciones previas al inicio de curso, como en Aragón o en Madrid, o en la que no se ha pedido la dimisión del consejero o consejera.
Para quienes como Luis Cacho y María José Guerra se estrenaron este curso en el cargo están siendo unos meses convulsos. No es fácil la situación para Javier Imbroda en Andalucía ni para Esperanza Moreno en Murcia, en un curso en que en agosto, tradicionalmente un erial en lo educativo, también pasan cosas. Como que se cese a un consejero de Educación o un equipo directivo de un centro educativo presente su dimisión por no sentirse capaz de cumplir con las medidas se seguridad.