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Escuelas tirando a 'guarderías': menos enseñanza y más conciliación

Ahora que las antiguas 'guarderías' comenzaban a evolucionar hacia escuelas de Infantil, para enfatizar más el valor de la enseñanza frente al de los cuidados y la conciliación, llega el coronavirus y lo pone todo patas arriba en los colegios, que han vuelto al bullir de alumnos, profesores y familias, pero con extremas medidas de seguridad.
Óscar R. VentanaMiércoles, 9 de septiembre de 2020
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Una muestra palpable de que la enseñanza va a perder peso en este inicio de curso para dejar paso a la Educación para la salud y al componente de conciliación es la modificación de los horarios, reducidos en la carga docente al tener que escalonar los accesos y salidas a los centros y tener que desdoblar en algunos casos los horarios del comedor. ¿El resultado concreto? Menos horas de clase real y más de tránsitos para conocer los ‘circuitos covid’ por las instalaciones, más explicaciones sobre la importancia de la higiene de manos y el uso de la mascarilla y más incertidumbre en los horarios familiares por la ausencia de actividades extraescolares, como ocurre en Castilla y León.

A la espera de que los horarios queden fijados definitivamente, el escalonamiento de la entrada no ha evitado que algún colegio haya acumulado alumnos y familias en sus puertas y calles adyacentes, como ha ocurrido en el Colegio Público «Santa Catalina» de Salamanca, cuyos accesos son estrechos y se han visto superados por las colas de escolares, de padres, de madres… y de abuelos, todos ellos pertrechados con mascarillas. Ha sido la toma generalizada de la temperatura la que ha motivado un mayor retraso en la entrada, ya que los familiares aguardaban a que sus críos superaran esa primera criba y accedieran con certeza y sin décimas de fiebre al recinto educativo.

Las miradas y las palabras entre los mayores han revelado que esa aglomeración no era la que esperaban al recibir ayer, en el día previo al inicio del curso, la comunicación de que la entrada se escalonaría de diez en diez minutos entre las nueve y diez y las nueve y media de la mañana.

A la espera de que los horarios queden fijados definitivamente, el escalonamiento de la entrada no ha evitado que algún colegio haya acumulado alumnos y familias en sus puertas y calles adyacentes

Varios profesores han confesado que tampoco era lo que esperaban, pero tanto ellos como los familiares se han encogido de hombros para coincidir en que «es lo que hay», confiados en que el curso eche a andar y avance sin sobresaltos, también llamados ‘confinamientos’.

Lo que sí reconocen los docentes es que en este inicio de curso la carga lectiva va a estar condicionada totalmente por el coronavirus y por la necesidad de dedicar tiempo a cuestiones que en otros años no existían: control de accesos, temperaturas, lavado constante de manos, ventilación de las aulas, concienciación a los alumnos, uso de las mascarillas, llamadas de atención para que los más pequeños no compartan su comida… Un sinfín de condicionantes que han llevado a los centros directivos a recomendar a los profesores que se centren «en lo importante» de cada materia, porque no va a haber tiempo para todo.

Reconocen que la «presión» existente para la vuelta a la normalidad, tanto en el plano económico durante el verano como en el educativo en la actualidad, ha llevado a que se prime el derecho a la Educación sobre el de la seguridad en las aulas. Más aún en lugares como Salamanca o Valladolid, donde en estos días rigen por ejemplo prohibiciones para reuniones de más de 10 personas, algo ampliamente superado en cada una de las aulas de todos los colegios urbanos.

Sin embargo, tanto familiares como profesores asumen que el factor de «dejar colocados a los niños» y arrancar una nueva fase de la «nueva normalidad» tras la irrupción del coronavirus está presente a la hora de tomar decisiones políticas al respecto.

Todos los integrantes de la comunidad educativa coinciden en que estas próximas semanas, si no meses, van a estar marcados por unas medidas de seguridad frente a la covid que van a dejar en un segundo plano la carga lectiva, para cursar todo un ‘master’ en higiene de manos, distancia social y uso de mascarilla.

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