Dibujos animados y obesidad infantil

María Victoria Villegas, investigadora del Programa de doctorado en Desarrollo Inclusivo y Sostenible de la Universidad Loyola de Córdoba ha defendido su tesis «Influencia de los medios de entretenimiento en los comportamientos alimentarios de los niños”, en la que indaga en las representaciones de alimentos que aparecen en las series de dibujos animados y cómo influyen estas en la obesidad y el sobrepeso infantil. El resultado, tras varios análisis y experimentos, es que los alimentos que aparecen en los dibujos influyen más cuando son de menor valor nutricional, sobre todo en menores de 9 años.

 

La tesis ha sido dirigida por la catedrática María José Montero Símo y el doctor Rafael Araque Padilla, ambos expertos en  Comercialización e Investigación de Mercados y miembros del grupo de investigación de la Universidad Loyola Marketing For Society. Para realizar el estudio, se analizó la la frecuencia, la forma y la naturaleza educativa en la que los emplazamientos aparecen y si existen diferencias según el público objetivo y el origen geográfico de las series, además de si los emplazamientos de comida tienen efectos sobre la elección posterior de los niños, analizando, el tipo de comida, la modalidad y la edad de los menores. Para ello, la investigadora realizó un análisis de contenidos, una revisión sistemática de la literatura existente y un experimento con una muestra de 124 niños de edades comprendidas entre los 7 y 11 años. 

Hasta el momento, la mayoría de estudios han estado más centrados en alimentos aparecen con marca. Sin embargo, dada la regulación existente, está prohibida su inclusión en las series de dibujos animados y, a diferencia de los alimentos anunciados en la publicidad, que suelen ser intrusivos al insertarlos en los descansos, los emplazamientos de comida en dibujos animados se caracterizan por su espontaneidad a la hora de presentarse. 

Los resultados del análisis son los siguientes:

• Que los emplazamientos de comida son frecuentes (uno cada cinco minutos) y prominentes.

• Que la prevalencia de los mensajes menos y más recomendables en materia de nutrición es similar.

• Que, a medida que el público objetivo de las series es mayor, la naturaleza educativa disminuye.

• Que hay diferencias en cuanto al origen geográfico de los dibujos animados, siendo las series norteamericanas menos recomendables en materia de nutrición.

• Que los emplazamientos de comida de los dibujos animados influyen cuando los alimentos son de bajo valor nutricional y los participantes tienen edades inferiores a los 9 años.

 

En el caso de los niños, seguir una dieta sana y equilibrada es especialmente relevante para que tengan un buen desarrollo físico y psicológico y los dibujos animados representan una fuente de modelado importante para los niños. Además, los emplazamientos de comida de bajo valor nutricional aparecen asociados a entornos de celebración y alegría y esto repercute en los comportamientos alimentarios que se van desarrollando en los niños. Para contrarrestar estas influencias negativas, es necesaria la acción conjunta de diversos agentes: padres, colegios, industrias alimentarias, diseñadores de dibujos animados, organismos públicos y sociedad en general, con el fin de promover el consumo de alimentos saludables y controlar la promoción de los que no lo son.