Queridos Reyes Magos
Voy a dedicar esta última reflexión del año a todos aquellos menores –niños y niñas– que hoy comparten nuestro tiempo. No solo la Navidad nos trae el nacimiento del Niño Jesús, sino también la ilusión del día de Reyes por ver las caras y las reacciones de los menores de cada familia.
En estas líneas trataré de volver a ser el niño que fui, algo difícil pero no imposible, porque cuando uno se va haciendo adulto y te comprometes con tu vida y tus circunstancias, aprendes que la memoria biográfica está ahí y que gestionarla no es fácil.
He aquí mi carta a los Reyes Magos siendo consciente de que las dificultades de la vida siempre han existido y existirán, pero con la esperanza de que algún día cada persona, cada generación y cada sociedad aprendan a practicar mejores maneras de tratarse y de convivir. Cada vez que eso no ocurre, la Historia nos demuestra de forma implacable que los egoísmos y los compartimentos estancos, nuevos o viejos, solo provocan dolor, tristeza y enfrentamientos.
Melchor, te pido a ti que cualquier menor en este país o en este mundo tengan una Educación y una Formación de auténtica calidad a lo largo de todas las etapas de su vida. Y que ese niño o esa niña sepan valorar el esfuerzo que las generaciones de sus abuelos y de sus padres han hecho o hacen a diario para que dispongamos de unos recursos para hacerlas posibles. En España, llevamos 40 años con recursos insuficientes para desarrollar esa Educación y Formación, habiendo pasado muchos por la gestión de los mismos. El presente es duro, y el futuro no será halagüeño si no se cambian determinados hábitos metastásicos que han podrido al sistema educativo. Este niño pide a determinados gobiernos de la Unión Europea y a sus instituciones que acaben con esta sangría y estos vicios sistémicos.
Gaspar, comparte tu sapiencia y humanidad con los sanitarios del mundo e ilumina a los científicos que llevan un año investigando para hallar las vacunas y los tratamientos seguros y eficaces que nos permitan superar esta dolorosa y trágica pandemia. Llevamos demasiados años contemplando debates estériles sobre si Sanidad Pública o Sanidad Privada en demasiados puntos del Planeta. La Sanidad Pública es imprescindible; la Privada ha de tener su hueco y cooperar entre ellas como ante esta pandemia y en otras situaciones. La realidad es que necesitamos y necesitaremos médicos, enfermeros, técnicos, auxiliares, etc., con vocación, con compromiso, bien formados, bien tratados y asistidos, para que nuestros sistemas sanitarios puedan hacer frente a sus tareas cotidianas y a las tempestades bárbaras como la desatada en este 2020.
Baltasar, alumbra con tu generosidad y tu nobleza a quienes toman decisiones profesionales y económicas que repercuten a diario en millones de autónomos, empresarios, cooperativistas, o profesionales de la función pública. Si los acuerdos no se cumplen por las partes implicadas, y son frutos de consensos de ida y vuelta, la cadena sufre, y en el peor de los casos, se resquebraja. Al final, no solamente se empobrece la parte o las partes más afectadas, se empobrece el sistema afectando a la vida en todas sus circunstancias.
Por último, queridos Reyes Magos, daros las gracias por haber dispuesto de unas páginas en blanco y de un teclado para con compromiso y vocación haber podido estar aquí durante los últimos casi tres años. A partir de ahora, desearos que en el largo y complicado trayecto que os queda por delante en las próximas semanas y días, que el viaje os sea lo más gratificante posible.