Rosa Jové: “Las pesadillas revelan más información que los sueños”
«Un cuento no solo transmite una historia y unos valores, sino que si además te lo cuenta un ser querido es recordado para siempre», dice Rosa Jové cuando habla de su libro, Dormir con Cuentos. Ocho capítulos donde comparte su conocimiento y lo pone a disposición de todos los que quieran convertir el momento de acostar a los niños en una tarea fácil. «Si añadimos una serie de características al cuento, que ayuden al niño a conciliar el sueño, cumplirá con una función primordial». Dormir es necesario, y saber como hacerlo imprescindible.
¿Con qué objetivo escribe este libro?
—Un cuento cambia la vida de un niño, es algo que va a recordar durante toda su vida. Con Dormir con Cuentos quiero enseñar a los padres a crear y a adaptar cuentos populares para conseguir que los niños, que exigen un cuento todas las noches, se duerman sin problema. Bajando al país de los sueños es una de las historias que he creado y reúne los aspectos más importantes que hay que tener en cuenta a la hora de contar un cuento. Consejos que también se pueden aplicar a otras exigencias de los niños a la hora de dormir, como, por ejemplo, las canciones.
Debemos adaptar los cuentos a la edad del niño, pero…¿el sueño evoluciona?
—Existen distintas etapas en el sueño infantil, que son orientativas. Durante los primeros seis meses de vida, el niño duerme tanto de día como de noche, pero es normal que durante el sueño se despierte varias veces. A partir de los seis meses, el sueño se va reorganizando, porque el niño es más mayor y el ritmo circadiano ha evolucionado, es decir, ha adquirido una serie de cambios físicos, mentales y conductuales que le permiten distinguir el día de la noche, aunque aún no sea capaz de ponerle palabras. El niño ya duerme más horas por la noche, pero sigue haciendo un par de siestas durante el día. A partir del año, pierden la siesta de la mañana, pero conservan la de la tarde, que desaparece a partir de los 3 años cuando el ritmo del sueño pasa de ser caótico a estar organizado.
¿Ha cambiado el sueño debido a la pandemia de la Covid-19?
— Al igual que los adultos, los niños durante el confinamiento experimentaron un cambio de rutina total que les llevó a, evidentemente, tener más tiempo libre, por lo que la hora de acostarse se retrasó.
¿Puede también estar relacionado con el uso de las pantallas?
— No soy de las que piensan que las pantallas por sí solas afectan al sueño. Hay estudios que dicen que las luces muy brillantes antes de dormir afectan a la calidad del descanso. Yo creo que un uso normal no es nocivo, lo que sí que puede afectar al sueño es el contenido que se ve antes de ir a la cama. Ver una película de miedo o jugar con juegos de temática violenta no es lo más recomendable para los menores, pero por ejemplo un juego de Brain Training que estimule y ejercite el cerebro no presenta ningún peligro para el niño.
Las pantallas por sí solas no afectan al sueño, lo que sí que lo hace es el tipo de contenidos que se ven
"Es usted defensora del uso de las tecnologías, siempre y cuando sea moderado y responsable…
—Tendemos a demonizar las pantallas, pero en este caso han cumplido con una función social imprescindible que ha permitido a los más vulnerables estar conectados. Los niños han estado encerrados, durante tres meses, sin ni siquiera poder salir para ir al supermercado, a diferencia de los adultos. Claro que han utilizado más las pantallas, pero por una causa mayor. Las pantallas están salvando la vida a los niños durante esta pandemia, les permiten dar clase online, jugar con sus amigos o hablar con sus abuelos.
¿Qué nos revelan los sueños?
—La interpretación de los sueños no es una ciencia exacta es orientativa y tiene poca validez. Lo que si está comprobado es que las pesadillas, cuando son recurrentes y tienen la misma temática, están asociadas a problemas de ansiedad, y por tanto deberíamos acudir a un especialista. Nos revelan más información las pesadillas que los sueños.
¿En qué consisten exactamente las pesadillas?
— La pesadilla es un sueño de carácter negativo que nos lo hace pasar mal, no debemos equivocarlo con los terrores nocturnos que es lo que experimenta una persona, en sueño profundo, cuando tiene la mente dormida, pero el cuerpo despierto. Depende de cómo le de por despertarse tiene distintos nombres. Si al cuerpo le da por andar se llama sonambulismo, si le da por gritar sería un terror nocturno y si le da por hablar recibiría el nombre de somniloquía. Es una alteración que se da en la fase cuatro del sueño, la más profunda de todas.
Las pesadillas, cuando son recurrentes y tienen la misma temática, están asociadas a problemas de ansiedad
"¿No dormir nos trastoca?
—Así lo muestran los estudios. Dormir es reparador y necesario para nuestro organismo, de hecho podemos pasar 60 días sin comer, pero no sin dormir. Hay que aclarar que no pasa nada por pasar una noche en vela estudiando o de fiesta, es decir, por no dormir de forma esporádica. El problema es hacerlo de forma constante, porque entonces el individuo puede empezar a tomar estimulantes para aguantar despierto y medicación para dormir. Se convierte en un ciclo vicioso que termina por crear una desviación importante del sueño.
En su libro Cuentos para Dormir da consejos para contar y adaptar cuentos populares a la hora de dormir. ¿Cómo habría que cambiar el tradicional cuento de ‘Caperucita Roja’ para conseguir el objetivo?
— Deberíamos cambiar el final. Tiene una muletilla constante que va bien, pero deberíamos reducir un poco la temática violenta. No hace falta que el lobo se muera, simplemente que aprenda de sus errores. Aunque he de decir, que no es el mejor para la hora de ir a la cama, porque es un cuento tradicional que el niño va a escuchar con frecuencia por lo que contarlo de forma diferente no va a ayudar mucho. No se trata de cambiar los cuentos de toda la vida, sino de adaptarlos a la noche.
Ha mencionado el uso de la muletilla, ¿por qué es importante utilizarla en un cuento para dormir?
— La muletilla no aporta información nueva, es fácil de aprender y repetitiva. Si el niño está intrigado en saber cómo termina un cuento o qué va a ocurrir se mantendrá despierto hasta resolver el misterio. Con el uso de la muletilla no ocurre esto.
Privación del sueño
- 11 días despierto. En 1964, Randy Gardner, joven estudiante americano, se embarcó en un experimento para conocer los efectos que la falta de sueño tenían en las habilidades cognitivas.
- 266 horas sin dormir. El británico Tony Wright permaneció despierto 266 horas seguidas, superando a Gardner.
- Técnica de interrogación. La privación del sueño ha sido utilizada como medio para interrogar y ha acabado en procesos judiciales para debatir si es o no una forma de tortura.