Las aulas no son espacios seguros
Que no os vendan la moto ¡LAS AULAS NO SON ESPACIOS SEGUROS! Así de claro. En la provincia de Alicante, donde vivo y ejerzo mi profesión, se han triplicado los contagios por COVID entre el 7 y el 15 de enero, según indica el diario regional información. Y qué quiere que le diga querido lector, seguro que algún iluminado que esté leyendo este artículo estará pensando: ¡ya está otro funcionario vividor sin ganas de trabajar pidiendo quedarse en casa para no hacer nada! Nada más lejos de la realidad se lo aseguro. De hecho, puedo informarles que no tengo ni puñeteras ganas de quedarme en mi casa ni de estar confinado, ya que un profesor que ame su trabajo sabe que su ecosistema es el aula. Ese es nuestro lugar: donde enseñamos, jugamos, nos enfadamos, escuchamos a nuestros alumnos, aprendemos y nos reímos juntos. Si hay algo que nos ha enseñado este maldito virus es el de la importancia de la educación, y cómo no, de la grandísima labor de los maestros, profesión tan denostada en los últimos años.
Soy un arduo defensor de abrir las escuelas, pero no a cualquier precio. Tampoco compro el discurso político de enmascarar la verdad. Los ciudadanos nos merecemos una información veraz, propia de estados democráticos avanzados, en el podamos decidir en libertad sopesando todos los datos con los que contamos. Es más fácil y sencillo decir: “oigan, los colegios no son completamente seguros, es verdad que sufren una menor incidencia que otros colectivos y que vamos a hacer un esfuerzo por mantenerlos abiertos porque los niños se lo merecen; sin embargo, no podemos hablar de una completa seguridad cuando hablamos de COVID… no la hay” ¿Tan complicado es comenzar diciendo la verdad? ¿Por qué nuestros representantes siguen tratándonos como a niños destetados? Se encuentran con decisiones muy difíciles, no se lo puedo negar; ahora bien, si no anteponemos la salud como lo primero, será imposible sacar a flote el país ya sea social o económicamente.
Soy un arduo defensor de abrir las escuelas, pero no a cualquier precio. Tampoco compro el discurso político de enmascarar la verdad
Es verdad que los protocolos en los centros educativos que han ido diseñando las comunidades autónomas han tratado de reducir los contactos entre alumnos, y han hecho hincapié en la higiene y en la distancia (complicado de hacerlo en muchos casos); no obstante, han dejado de lado un aspecto primordial en esta lucha contra el virus: LA VENTILACIÓN. Científicos prestigiosos de todo el mundo, entre los que se encuentra el zaragozano y catedrático de química José Luis Colorado (@jljcolorado en twitter) llevan meses dando recomendaciones para mejorar la seguridad en las aulas que podemos resumir en: contar con medidores CO2 (vigilando de que no se superen los 700 ppm), purificadores con filtros HEPA, distancia social, higiene, unas buenas mascarillas bien ajustadas, preferiblemente FFP2 y no mantener los colegios abiertos si la incidencia es muy alta. A día de hoy, tras 5 meses dando clases como maestro en un colegio público, solo he recibido unas pocas mascarillas quirúrgicas, no cuento con ningún purificador, tanto el medidor de CO2 y como las FFP2 que uso a diario las pago de mi bolsillo y me encuentro dando clases en una población cuya incidencia acumulada lleva semanas, si no meses, que no baja de 200; estando ahora mismo muy por encima de los 1000.
¿Hay que abrir los colegios? ¡Sí! pero no a cualquier precio. En el día en el que estoy escribiendo este artículo países como Portugal y Reino Unido han cerrado los colegios asustados por la contagiosidad de las nuevas variantes; justo ayer, nuestro ilustre Simón reconoció que en breve la cepa británica será la predominante y como indica el experto en prevención y seguridad de riesgos laborales, Francisco Javier Pérez (@prevencindocent1) en los centros educativos hay infradetección porque muchos son asintomáticos (pueden leer el artículo aquí) ¿A qué esperan para cerrar, al menos, un corto espacio de tiempo? ¿Cuántas vidas vamos a perder porque hemos decidido, bueno no, porque los que mandan han decidido convivir con el virus en vez de ir a acorralarlo?
Mientras tanto, los docentes (como muchas otras profesiones) seguiremos dando el do de pecho, no lo duden, porque nuestra reside en estar al lado de nuestros alumnos; no obstante, estamos ya hartos, porque los maestros de tontos no tenemos un pelo. Ahí lo dejo.