Los retos de la Educación en Latinoamérica
La Covid-19 ha anulado las agendas previas en prácticamente todas las políticas públicas. La Educación no es una excepción, aunque en América Latina quizá duela de un modo especial. La pandemia llegó en un momento en que el progreso de la Educación en América Latina estaba siendo favorable. Después de un avance notable y sostenido en todos los indicadores educativos, las escuelas deben empezar –de nuevo– a asegurar cuestiones tan básicas como la presencialidad de los alumnos, al tiempo que se adaptan a los recursos de la Educación a distancia. Gobiernos, escuelas, docentes, familias y alumnos acumulan meses de incertidumbre, cuando no de confusión.
Las carencias del sistema, en fin, estaban identificadas y se trabajaba para minimizarlas, hasta que la pandemia cambió radicalmente las prioridades de las administraciones, los centros, los docentes y las familias. El impacto del virus ha hecho que las brechas o desigualdades, como la digital, la de género o la rural, se hagan más visibles y ha puesto en evidencia la fragilidad educativa en muchos países.
Además, la vuelta a la normalidad no se acaba con la apertura de los centros. Según el informe Educación en Pausa, de Unicef, “millones de padres han perdido sus trabajos y medios de subsistencia, y especialmente quienes trabajan en el sector informal tendrán mayores dificultades para cubrir los gastos para el regreso de sus hijos a la escuela”.
El esfuerzo de todos, sin embargo, comienza a concretarse en estrategias y planes en cada país y en programas y objetivos compartidos por todas las naciones. Luchar contra las desigualdades económicas, tecnológicas y geográficas que inciden en el aprendizaje; promover una Educación inclusiva y que incluya la diversidad étnica y cultural; incrementar la capacitación digital en docentes, alumnos y hogares… No son retos fáciles ni se alcanzarán a corto plazo; por eso, lo más urgente es… no dejar de avanzar.
Interesante tema que requiere más análisis y profundidad.