Patricia Santos: "Invertir en orientación evitaría el abandono y facilitaría la gestión del talento"
Patricia Santos es docente desde el año 2003 en Andalucía en la especialidad de Formación y Orientación Laboral. Aunque el profesorado de FOL pertenece al Cuerpo de Secundaria, es más habitual que imparta docencia en Formación Profesional, como le sucede a ella.
En estos cursos escolares ha desarrollado proyectos educativos basados en metodologías activas, tanto en Secundariay Bachillerato como en Formación Profesional. «Me parece una opción pedagógica que ofrece muchas oportunidades de generar aprendizajes significativos entre el alumnado», señala. «Sitúa al discente como protagonista de su propio aprendizaje, genera autonomía y le ofrece herramientas para afrontar un aprendizaje permanente».
Patricia colabora también con diferentes universidades para acercar la realidad de las aulas al alumnado del Grado de Magisterio y del Máster del Profesorado. También colabora con el College of Charleston, de Carolina del Sur, Estados Unidos.
En enero de 2018 su alumnado le regaló una nominación que terminó en un reconocimiento como mejor docente en la categoría de FP en los premios Educa Abanca 2017. «Siendo consciente que no es posible ser la ‘mejor docente’, quiero destacar esta experiencia porque fue mi alumnado quien me embarcó en la experiencia tan emotiva y al que agradezco su consideración y su opinión sobre mi trabajo».
¿Cómo ve la orientación que se hace día a día en los centros?
–Desde mi punto de vista y según la experiencia vivida en los diferentes destinos que he tenido, en los centros educativos donde se imparte Educación Secundaria, los Departamentos de Orientación se encuentran actualmente con un gran volumen de trabajo que no les permiten desarrollar acciones concretas de orientación profesional y personal adecuadas que faciliten a los alumnos y alumnas identificar sus talentos y diseñar el itinerario formativo más adecuado.
La ratio entre el personal de orientación y el número de alumnos y alumnas es tan elevada que, en la mayoría de los casos se centran en atender las necesidades de apoyo educativo, que, por supuesto, tienen prioridad. A esto se le suma la falta de recursos y tiempo suficiente para abordar otro tipo de proyectos o actuaciones que propicien un acompañamiento personalizado de cada alumno y alumna para orientar y facilitar la propuesta formativa que más se adapte a sus potencialidades.
Además, generalmente la Formación Profesional se suele seguir utilizando como propuesta para el alumnado que se ha valorado en la Educación Secundaria con “poco nivel” o poca motivación. Y creo que se dan dos falacias en esta situación.
¿Y esto a qué se debe?
–No existe ninguna persona no adecuada para desarrollarse en un itinerario educativo concreto, en la mayoría de los casos, estos estudiantes no han encontrado el talento que tienen o presentan una falta de motivación o desarrollo competencial relacionada con fallos del sistema. Desarrollar la inteligencia emocional del alumnado y en concreto trabajar el autoconocimiento y la autoestima puede mejorar este problema, sobre todo si se hace en edades tempranas.
Y, por otro lado, considerar la Formación Profesional como un itinerario para estudiantes con poca proyección académica, es un gran error. La Formación Profesional supone una oportunidad para desarrollar competencias profesionales que mejoran la empleabilidad del alumnado. En la FP española se ofrece una alta cualificación en diferentes familias profesionales. Además, para algunas profesiones sólo la FP ofrece la formación necesaria.
Por ello creo que se hace necesaria la figura del orientador profesional. Tradicionalmente la venimos desempeñando el profesorado de FOL, si bien no tenemos atribuida carga horaria para esta función y el cumplimiento de los extensos currículos de nuestros módulos y la carga horaria que se tiene legalmente establecida, dificulta desarrollar esta función tan importante.
Creo que invertir en una buena orientación es una pieza clave, porque evitaría el abandono escolar, incrementaría la motivación del alumnado y facilitaría la gestión del talento.
Creo que invertir en una buena orientación es una pieza clave, porque evitaría el abandono escolar, incrementaría la motivación del alumnado y facilitaría la gestión del talento
¿Cómo mejorar lo que ya hacéis los profesionales de FOL?
–Creo que es importante que se valore los módulos transversales de Formación y Orientación Laboral (FOL) y Empresa e Iniciativa Emprendedora (EIE) y por esto empezaría creando una propia familia profesional. Al no considerarnos familia profesional en muchos centros educativos no se nos da el lugar que nos corresponde. No digo que sea en todos, pero es habitual que se tomen decisiones importantes sin tener en cuenta el departamento o la persona encargada de estos módulos profesionales. Un ejemplo de ello ha sido este curso a la hora de identificar la medida pedagógica más adecuada para reducir los efectos del Covid. Las distintas familias profesionales valoraron la idiosincrasia de sus módulos y tomaron decisiones sobre los modelos educativos a implementar, sin tener en cuenta cuál es nuestra realidad y qué hubiera sido lo más conveniente para un mejor seguimiento.
Además, es una realidad extendida en muchos centros educativos que el profesorado que imparte estos módulos (FOL y EIE) no sea de la especialidad, restando calidad de la enseñanza, como ocurriría si así se hiciera en otros módulos de las diferentes familias profesionales.
¿Cuál sería a su juicio los ajustes que habría que hacer?
–Opino que es importante que podamos participar en el módulo de proyecto integrado y en el de formación en centros de trabajo (FCT). Aunque impartimos módulos de naturaleza transversal (FOL y EIE) se nos priva de la participación en los módulos de proyecto integrado y FCT que culminan la formación del ciclo y ponen en juego todas las competencias personales, profesionales y sociales adquiridas en todos los módulos. El profesorado de FOL no puede participar en los mismos por no pertenecer a la familia profesional correspondiente, pero en ocasiones el objeto del módulo de proyecto integrado es el desarrollo de un proyecto de emprendimiento. Por lo menos, esta es la realidad en la comunidad autónoma en la que trabajo: Andalucía.
Creo que es importante no perder de vista que los módulos transversales de FOL y EIE contribuyen al desarrollo de habilidades blandas que son las más demandadas por el mercado actual de trabajo.
En la Logse encontrábamos un módulo que se denominaba Relaciones del entorno/equipo de trabajo que tenía como objetivos primordiales el desarrollo de habilidades sociales y personales. Estas habilidades, junto a otras soft skills, son las que demanda el mercado laboral y también la sociedad actual. Considero que deberíamos recuperar este espacio específico que se hace imprescindible para mejorar la cualificación de nuestro alumnado e incrementar su empleabilidad.
Otro aspecto que debería revisarse es la convalidación automática de los módulos de FOL y EIE. Actualmente se permite la convalidación entre distintas familias profesionales sin tener en cuenta que estos módulos evalúan resultados de aprendizaje adaptados a la familia profesional concreta, por lo que no deberían poderse convalidar si son de familias profesionales diferentes. Además, se adaptan a las necesidades actuales del mercado, incorporando nuevas técnicas y conocimientos que son imprescindibles para mejorar la empleabilidad del alumnado.
¿Crees que falta más relación entre el mercado de trabajo y el mundo educativo?
–Creo que se están incentivando mucho las relaciones entre el mercado de trabajo y los centros educativos. Existen iniciativas potenciadas por las instituciones públicas y privadas para crear proyectos colaborativos, pero éstos dependen de la iniciativa particular del profesorado y el diseño y puesta en práctica de las mismas debe realizarse fuera de la jornada laboral, dado que actualmente está en manos de las direcciones de los centros la atribución de carga horaria para el desarrollo de estas actuaciones y en la mayoría de los centros no se instaura esta posibilidad.
Creo que deberían establecerse criterios comunes por parte de las instituciones públicas que potencien realmente estas sinergias, por ejemplo, asignado carga horaria a los centros que se comprometan a desarrollar proyectos de innovación que acerquen la realidad del mercado a la escuela, dado que esta relación es imprescindible para permitir una mejor cualificación de nuestro alumnado permitiendo que la Formación Profesional se adapte mejor a las necesidades de la sociedad actual.
Considerar la Formación Profesional como un itinerario para estudiantes con poca proyección académica, es un gran error
¿Qué es y qué no la orientación?
–Yo entiendo la orientación como acompañamiento. Acciones que propician el autoconocimiento y permiten la gestión de talentos y una mejor toma de decisiones ofreciendo una información completa de la oferta formativa y las necesidades del mercado, así como acciones que propicien un autoanálisis de habilidades y competencias. No creo que se deban tomar decisiones sobre el futuro del alumnado sin contar con su criterio, tampoco condicionar estas decisiones. Además, la orientación debe permitir la inclusión y facilitar un camino para cada persona en el que ésta pueda encontrar el ámbito donde puede aportar valor a la sociedad.
¿Y el papel de los padres?
–Las familias tienen un papel fundamental en todo el proceso, y es el de acompañar a sus hijos e hijas en el proceso de autoconocimiento. Permitir el descubrimiento de sus talentos. Es importante que identifiquen que la realidad que les ha tocado vivir a sus hijos e hijas es distinta a la que vivimos nosotros cuando nos incorporamos al mercado de trabajo.
Creo que es imprescindible que se establezcan cauces efectivos de comunicación y participación entre las familias y las escuelas que nos permitan trabajar conjuntamente.
¿Qué cambios propones a corto plazo?
–Creo que sería importantísimo incluir el desarrollo de actividades y proyectos para potenciar la inteligencia emocional de nuestros estudiantes. Está demostrado que ésta propicia un mejor clima de convivencia, mayor éxito educativo y profesional y reduce el índice de abandono y de acoso escolar.
Además, como ya había comentado creo que deberían perfilarse mejoras armonizadas en el desarrollo de proyectos que propicien la colaboración del mercado y la escuela, como reconocer institucionalmente esta labor asignando la carga horaria correspondiente y potenciando que se generen este tipo de relaciones entre la escuela y el tejido productivo.
¿Nos falta enfocarnos al empleo desde las aulas?
–Creo que depende de la etapa educativa. Si hablamos de Primaria y Secundaria opino que la escuela debe ofrecer oportunidades de progreso personal y social al alumnado, permitir desarrollar la cultura y fomentar el pensamiento crítico.
En el resto de etapas también es objetivo primordial el desarrollo personal y social de las personas, pero es cierto que, parte de ese desarrollo social es desarrollar habilidades que nos permitan ofrecer nuestro talento a la sociedad y contribuir aportando valor. Las personas somos seres sociales y no podemos obviar esta faceta de nuestra vida, la escuela también debe ayudarnos a encontrar este encaje. Como decía John Dewey, “la Educación no es la preparación para la vida, la Educación es la vida en sí misma”.
No creo que se deban tomar decisiones sobre el futuro del alumnado sin contar con su criterio, tampoco condicionar estas decisiones
¿Qué opina de la nueva ley de Educación?
–Algunos aspectos creo que son positivos y otros no. Pero creo que el mayor problema que plantea es la ausencia de consulta a la comunidad educativa. Mi percepción, y creo que es compartida por gran parte de los y las profesionales educativos, es que las reformas políticas educativas se centran en aspectos ideológicos y no en aspectos pedagógicos que podrían mejorar la calidad de la enseñanza. Considero que sería posible crear un pacto educativo con reformas que mejorarían la calidad de la enseñanza basadas en aspectos pedagógicos.
Sí tengo que reconocer que creo que hay que apostar firmemente por una escuela pública gratuita inclusiva e integradora que potencie los valores constitucionales y respete los derechos fundamentales.
¿Política y enseñanza no deberían ir de la mano? ¿Se debe apreciar mejor el papel del profesor en las reformas?
–Creo que la Educación debería estar despolitizada, dado que el derecho a la Educación es un derecho fundamental universal, y así debería ser independientemente del signo del partido político que gobierne. Debería garantizarse el pleno desarrollo de la personalidad humana y el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales, porque es una responsabilidad de cualquier Estado. Las reformas educativas deberían estar basadas en estudios científicos y pedagógicos que nos orienten en la búsqueda de la mejora de la calidad educativa, así como en propiciar el desarrollo integral de las personas, cumpliendo los principios y derechos constitucionales.
En cuanto al papel del profesorado creo que no sólo es cuestión de ser reconocido legalmente, para que este reconocimiento sea efectivo son necesarias otros tipos de actuaciones que lo propicien a nivel social. El prestigio o el reconocimiento no puede imponerse, creo que es importante que las familias conozcan la labor y dedicación del profesorado y entiendan que “todos remamos en el mismo barco”.
¿Qué espera de este año 2021 desde el punto de vista educativo?
–Espero poder llegar a término el proyecto que hemos comenzado llamado «FP visible, FP de calidad» y conseguir que se expanda a otras familias profesionales. Este proyecto ha nacido para visibilizar la Formación Profesional, mejorar la información sobre esta etapa educativa mejorando la orientación del alumnado de Secundaria y para desarrollar habilidades blandas entre el alumnado participante, así como propiciar espacios para la colaboración entre el mercado de trabajo y la escuela. Además, espero que el 2021 me permita seguir participando en acciones formativas y seguir aprendiendo de y con mis compañeros y compañeras.
Las reformas políticas educativas se centran en aspectos ideológicos y no en aspectos pedagógicos que podrían mejorar la calidad de la enseñanza