España logra reducir el abandono al 16%, a un punto de la meta de la UE para nuestro país
Con la Covid se ha resentido el nivel de competencias, el aprendizaje real, pero al tiempo ha habido menos abandono. © HURCA!
España se ha quedado a las puertas de lograr el objetivo de abandono educativo temprano recogido en la Estrategia Europa 2020, que era del 15%. Con todo, la tendencia sigue siendo positiva, con una reducción del AET del 17,3% en 2019 al 16% en 2020, según los últimos datos de la EPA.
Sigue habiendo una gran brecha territorial, con comunidades que alcanzan e incluso mejoran la meta del 10% para la UE, como el País Vasco (6,5%), Asturias (8,9%), Cantabria (9,1%) y Madrid (10%), y otras que la duplican, como Illes Balears (21,3%), Andalucía (21,8%), Ceuta (22,8%) y Melilla (25,5%).
Navarra, Galicia, Aragón y La Rioja tuvieron tasas entre el 10 y el 15%, y Castilla y León, la Comunitat Valenciana, Cataluña, Canarias, Extremadura, Murcia y Castilla-La Mancha, entre el 15 y el 20%.
También se mantiene la brecha entre chicos y chicas, con un 20,2% de varones que abandonan, frente al 11,6% de mujeres, que incluso aumentó en 2020, siendo el abandono masculino un 74% superior al de las mujeres.
En 2020 530.000 personas, 343.000 hombres y 186.500 mujeres, de 18 a 24 años abandonaron sus estudios sin haber completado la segunda etapa de Secundaria (FP de Grado Medio, Básica o Bachillerato).
En la última década se ha reducido del 28,2% al 16% el porcentaje de la población que engrosa esta tasa. En 2010 un 33,6% de los varones y un 22,6% de las mujeres abandonaron.
Los hijos de padres o madres que a su vez habían abandonado en sus tiempos (alta correlación con renta baja) tienen más probabilidades de hacerlo, pero la probabilidad de abandonar habiendo abandonado alguno de tus padres se ha reducido, como ha expuesto el economista Florentino Felgueroso. Así,esta probabilidad ha pasado del 35% en 2010 al 22% en 2020.
Aunque la probabilidad de abandonar sigue siendo mayor que en hogares donde no ha habido abandono previo (10%) la reducción del AET en este colectivo está siendo más rápida desde 2009, algo especialmente significativo para el economista de EsadeEcPol Lucas Gortazar, pues considera que la alta disparidad territorial del indicador y la desigualdad en cuanto AET por origen socioeconómico del alumnado “serán sin duda dos dimensiones clave para los próximos años”.
Según un estudio del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil de finales de 2020, tres de cada 10 jóvenes en hogares con menos recursos abandonan los estudios al terminar la Educación obligatoria, frente a solo 0,4 de cada 10 hogares con más recursos, una diferencia de 7,5.
En base a los últimos datos de la EPA, los que se van sin el título de ESO han pasado de más del 10% en 2010 al 5% en 2020. Para Gortazar, “de cara al futuro es necesario seguir apostando por reformar el sistema de titulación de ESO (la Lomloe apenas ha introducido cambios al respecto) y ampliar la oferta de FP medias y superiores, para evitar el cuello de botella cuando los alumnos finalizan la ESO” .
El economista de la URJC Ismael Sanz incide en que, ante las escasas perspectivas de encontrar un empleo de cierta calidad, por la crisis asociada al Covid, los jóvenes han seguido estudiando “y han acertado, porque las investigaciones demuestran que salir al mercado de trabajo en época de crisis te penaliza con efectos como salarios bajos que incluso te acompañan 10 años después”.
Pero, siendo un factor, el menor coste de oportunidad de seguir estudiando, como ya se demostró con la crisis de 2008, cuando al incremento del paro juvenil siguió un rápido descenso del AET, como recuerda el director de la Agencia Canaria de Calidad Universitaria y Evaluación Educativa, José Saturnino Martínez, no es el único. “Por un lado, la tasa de AET viene reduciéndose desde 2013, lo que demuestra que los jóvenes son cada vez más conscientes de la importancia de estudiar”. De otro, la reducción no se produce en los jóvenes de 18 a 24 años que han realizado una formación en las cuatro últimas semanas sino en los que logran un título de FP Básica, FP de Grado Medio o Bachillerato (CINE3), lo que requiere un esfuerzo de años. “Hay causas coyunturales, y el mercado de trabajo es clave, pero también las hay estructurales”, sostiene Sanz.
El AET mide dos dimensiones: Titular o no en ESO, que suele asociarse al nivel de competencias y adecuación a la cultura escolar, y la decisión de si se sigue estudiando. Dado que la edad recogida es de 18 a 24 años, afecta sobre todo a personas en momento de tomar esa decisión. En contexto de aumento del paro juvenil, seguir estudiando es más atractivo para los jóvenes
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