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La importancia de fomentar en el aula las habilidades del siglo XXI

Neil Tetley
Director de Hastings School
23 de febrero de 2021
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© MALJUK

Ni que decir tiene que nos encontramos ante un panorama profesional en constante cambio. Consecuencia directa de ello es el auge de las nuevas tecnologías y su implantación en el mundo. En este contexto, por un lado, los trabajos están cambiando y, por otro, se están creando puestos de trabajo hasta ahora desconocidos. Estos nuevos empleos requieren potenciar nuevas habilidades de los futuros trabajadores, para hacerles frente. Ante este hecho surge una de las cuestiones que desde las escuelas se intenta dar respuesta: cómo se puede preparar a los alumnos para afrontar un contexto laboral desconocido, para el adecuado desarrollo de su carrera profesional.

La clave es que los estudiantes sean equipados con las habilidades y atributos que necesitarán, junto con la confianza requerida para aceptar el cambio y superar los nuevos desafíos. A medida que la automatización cambie el mercado laboral, los empleos que permanezcan y los nuevos empleos que se creen valorarán aquellas características claramente humanas que no pueden automatizarse fácilmente: creatividad, trabajo en equipo, comunicación, empatía, etc. Por lo tanto, es importante que nosotros, como escuelas, nos centremos de forma activa y explícita en este ámbito (además de garantizar unos resultados académicos excelentes).

Con todo ello, se hace cada vez más evidente la actual demanda de las conocidas como habilidades del siglo XXI en el mercado laboral y, con ello, se hace notoria la importancia del desarrollo de la parte socioemocional de los alumnos como base para impulsar su éxito personal y laboral. Para alcanzar el desarrollo integral de los alumnos desde las aulas es necesario contar con entornos innovadores en todos los niveles: liderazgo innovador; enseñanza innovadora, que les otorguen la oportunidad a los estudiantes de ser innovadores. Por lo tanto, debemos fomentar desde las aulas un entorno que fomente la asunción de riesgos (dentro de lo razonable) y el posible fracaso.

Para alcanzar el desarrollo integral de los alumnos desde las aulas es necesario contar con entornos innovadores en todos los niveles

La enseñanza actual implica que los estudiantes sean receptores pasivos del conocimiento. Se les exige un método de enseñanza basado en la memorización, lo que en términos de habilidades se considera inútil, sobre todo, de cara al reclamo del mercado laboral, ¡Ninguno de nuestros jefes nos da la respuesta y nos pide que la repitamos al día siguiente! Por ejemplo, desde Hastings School, uno de los centros pioneros en Educación británica de la Comunidad de Madrid, se promueven otros métodos de enseñanza con los que los jóvenes son capaces de pensar por sí mismos, de afrontar los problemas y de encontrar soluciones.

Así pues, todas las competencias pasan a ser personales, sociales y emocionales. Es decir, desde los centros escolares se empieza a apostar más por el desarrollo de perfiles de carácter transversal, poniendo así de manifiesto la importancia de los valores y de la capacidad de transformación y renovación de cada alumno.

Para hablar de soft skills es importante basar el aprendizaje en ocho atributos: curiosidad, creatividad, pensamiento, reflexión, empatía, responsabilidad, colaboración y resistencia. Todos los hábitos de aprendizaje, junto con las buenas notas (que siguen siendo importantes) son la clave de todos los trabajos profesionales.

A modo de conclusión, desde los centros escolares debemos aceptar que, probablemente, las carreras cambiarán cuando los jóvenes terminen sus estudios. Sin embargo, todavía debemos hacerlos conscientes de las crecientes áreas de empleo, la discontinuidad de las habilidades, etc. Es decir, lo más importante es ayudarles a adquirir la confianza para continuar la carrera que, finalmente, decidan que les gustaría desarrollar.

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