Una Lomloe en cada comunidad autónoma

Se atribuye al Conde de Romanones aquello de “hagan ustedes las leyes y déjenme a mí los reglamentos”. En un país en el que las competencias educativas residen en las comunidades autónomas desde hace ya decenios esta frase cobra si cabe más vigencia al hablar de Educación. Hecha la Lomloe y ganada por goleada la batalla ideológica de la izquierda, entramos ahora en una nueva fase que no dará grandes titulares pero que será vital, la de los desarrollos primero nacionales y luego –y sobre todo– autonómicos.

Porque con el texto de esta norma marco, como en toda ley orgánica, se puede hacer casi de todo tirando de creatividad en la elaboración de decretos y órdenes. Me viene ahora a la memoria un comentario de Santiago Arellano, director general de Educación de Navarra a finales de los 90: “De la Logse hemos aplicado lo que dice el texto, pero no su espíritu porque, no creemos en él”. En esto, como en casi todo, la repercusión práctica de la ley Celaá en los centros y en las familias dependerá del consejero de Educación de turno; ojo, ni siquiera del partido que gobierne en cada comunidad porque la clave es el factor humano.

Un buen ejemplo es el espectáculo que está dando el gobierno de La Rioja –han debido olvidar que ganaron por un puñado de votos– que en tiempo récord ha logrado sulfurar a la apacible sociedad riojana que siempre había sido un ejemplo de convivencia y buen clima. La situación es alarmante hasta el punto de que el consejero tuvo que abandonar la Conferencia Sectorial de la semana pasada para apagar un nuevo incendio provocado en aquella región y ya son varios. Primero fue excluir a la escuela concertada del suministro de materiales de protección Covid para los alumnos (medidores de CO2 y filtros de aire). Compraron 178 pero solo para centros públicos. Después, el Gobierno dotó por la Covid de 413 profesores de apoyo a los centros públicos; la Concertada sólo recibió 7. Por si fuera poco y adelantándose a la aplicación de la Lomloe, han modificado el decreto de escolarización evitando la participación de las familias y de otros sectores. Y como remate y también adelantándose al desarrollo curricular de la ley, han roto unilateralmente el convenio que el Gobierno riojano mantenía desde hace décadas con la diócesis para garantizar la clase de Religión… Sin embargo, con todo no es tanto esto lo peor, como que se haya ejecutado con ausencia total de diálogo.

Esta es una forma de aplicar la Lomloe… pero hay otras, espero.