¿Abolir la repetición para eliminar el fracaso?
De la repetición siempre escuchamos que es cara e ineficaz, también “desigualadora”, pero no sabemos hasta qué punto acabar con ella; si no se acompaña de más medidas, puede suponer un coste. Desde el Ministerio se insiste en que es el mejor predictor del fracaso. Parece que así se da por bueno que reduciéndola a la mínima expresión el fracaso se contraerá espontáneamente, en una suerte de “muerto el perro, se acabó la rabia”, en palabras de Francisco López Rupérez. Frente a esto, el director de la Cátedra de Políticas Educativas de la UCJC propone una intervención más fina, consciente de que hacer repetir a un alumno no aborda la multiplicidad de factores que le abocaron al bajo rendimiento, pero también que la repetición no conduce por sí sola a resultados negativos. Unas mejores políticas de compensación son claves tanto para evitar la repetición como para que sea una condena al fracaso.