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“El alumno del siglo XXI es un interrogante, cada uno es distinto”

La creatividad es una de las bases para crear una Educación diferente y demostrar que se puede enseñar de forma original y divertida.
Alba BartoloméMiércoles, 10 de marzo de 2021
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Cristian Olivé utiliza sus perfiles de Instagram y Twitter para compartir actividades educativas. © c.r.

En su nuevo libro, Cristian Olivé refleja la pasión que tiene por la Educación y por ayudar a los jóvenes a desarrollar un pensamiento libre y crítico con lo que les rodea. Está claro que la pasión por la docencia es el primer paso para convertirse en el profesor que todo alumno desearía tener, pero hay mucho más.

“Salir de la zona de confort” y redescubrirse constantemente es una de las premisas de Olivé. La mejor forma de conseguirlo, confiesa, es a través de los alumnos: “escuchándoles y aprendiendo de ellos y de lo que les rodea”. Observar el contexto que envuelve a las nuevas generaciones es cómo ha conseguido aprender, por ejemplo, a “darle la vuelta al mundo digital”.

Asegura que los alumnos de hoy en día tienen a su alcance plataformas, como Twitch, que les permiten “crear contenido y fomentar su creatividad” y que la clave está en “analizar lo que ofrecen y el uso que los adolescentes hacen para convertirlas en herramientas que usar en el aula”.

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Mis alumnos son los que me enseñan a salir de la zona de confort. Les escucho y aprendo de ellos y de lo que les rodea

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Para Cristian la enseñanza se basa “en el contacto con los alumnos, en mirarles a los ojos y a los labios”, por lo que define el confinamiento como una experiencia “traumática” que, aunque espera que “no vuelva a repetirse nunca”, le sirvió para “ver lo resolutivos que son los alumnos y la capacidad de adaptación que tienen”. 

Creatividad

“Muchas veces se ahoga el talento en las aulas”, dice Cristian que considera  que la creatividad es “una de las bases para crear una Educación diferente”.

Adaptar los contenidos tradicionales a los jóvenes de hoy en día es posible si repensamos la forma de hacerlo. “Se pueden enseñar las cosas de muchas formas”, dice mientras me cuenta la última actividad que ha realizado con sus alumnos de 2º de ESO. Con las luces apagadas, para generar más ambiente, leen juntos El Monte de las Ánimas de Gustavo Adolfo Bécquer con la ficción sonora interpretada por Juan Echanove, Fran Perea y Lucía Caraball. Con el fin de que conozcan los detalles, para luego poder adaptarla en serie, les hace una serie de preguntas sobre los personajes, las temáticas y la importancia del sonido.

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Todo el mundo tiene un genio escondido, el problema es que no siempre le dejamos salir

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“De esta forma, los alumnos aprenden literatura, pero también se divierten y fomentan su creatividad”, dice. Replanteando la forma en la que se aprende y las actividades que se proponen en el aula podemos fomentar esa “parte única de cada alumno”, porque, según reflexiona en su libro,  “todo el mundo tiene un genio escondido, el problema es que no siempre le dejamos salir”.

Diccionario para ‘boomers’

Existen procesos para formar una nueva palabra, aunque muchas veces las inventamos sin darnos cuenta. Con el fin de expresar un concepto, hasta entonces desconocido o simplemente sin un término asociado, las nuevas generaciones crean palabras que pueden resultar desconocidas para los que no pertenecen a su generación.

Hablando un día en clase de gustos musicales, Cristian se dio cuenta que estaban “algo desfasados” cuando un alumno se refirió a él como boomer. Enseguida, pensó que lo hacía en referencia a la generación Baby Boom, pero cuando preguntó al estudiante qué quería decir, le sorprendió saber que lo utilizaban para describir “algo o alguien que está desfasado y que no tiene interés por acercarse a lo nuevo”.

El ejemplo que le pusieron fue que “hacer bromas de gays” era de boomers. Algo que asegura le “emocionó” porque le demostró que la lengua evoluciona al mismo tiempo que lo hace la sociedad. Decidió entonces comenzar lo que llamó Diccionario para boomers con el fin de recoger palabras y expresiones que los jóvenes usan y que los adultos no conocen como, por ejemplo, Shippear, MDRL o Sí Soy. En el perfil de Twitter de Cristian se puede consutar el diccionario.

Alumno del siglo XXI

“No podemos pretender  que los jóvenes se conviertan en extensiones de lo que somos” reflexiona Cristian cuando habla de la evolución de la escuela.

El alumno del siglo XXI es como “un signo de interrogación”. “Cada uno es único y tiene necesidades distintas”, por lo que imaginárnoslos como una incógnita nos ayuda a entender que “asimilan la información de forma distinta y la transforman en lo que quieren según el bagaje que hayan adquirido y el potencial que sean capaces de ofrecer”. El alumno actual nada tiene que ver con el de generaciones pasadas, que se limitaba a recibir conocimientos de forma pasiva como “un embudo”.

No debemos olvidar que “los jóvenes son cómplices de la escuela” y que para conseguir el alumno ideal, el que pregunta y “tiene ganas de moverse y aprender”, es necesaria una Educación rebelde con ganas de transformar la sociedad, como la que describe Cristian en su nuevo libro.

“Una Educación que despierte la chispa del conocimiento para que luego sean la curiosidad y el placer los que hagan el resto”.

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