El aprendizaje híbrido ayuda más a alumnos con peor autoestima
El programa cuida la formación del profesorado con herramientas para que los alumnos se impliquen online. © ARTINSPIRING
Se trata de un pronóstico basado en ideas preconcebidas, casi intuitivo: el aprendizaje híbrido perjudicará a los alumnos con menor confianza en sí mismos. Al aumentar la distancia física con sus compañeros y profesores, bajará proporcionalmente su implicación con el estudio. Y, en consecuencia, su propia autoestima. Una nueva investigación viene a desmentir este efecto negativo de los formatos que combinan Educación presencial y remota. Al menos en parte. El programa define como aprendizaje “híbrido” que los profesores tengan un rol importante combinado con el uso de la tecnología con propósito.
El informe Far From Remote. Survey Evidence of Student Learning in Digital Classrooms tiene un alcance limitado. Recoge la autoevaluación de 8.593 alumnos que participan en el programa Global Scholars, enmarcado en Global Cities, de Bloomberg Philantropies. Una iniciativa de alcance mundial –con fuerte énfasis en la enseñanza en competencia global– en la que chavales de 10 a 13 años colaboran en proyectos de impacto local y visión planetaria. Se trabaja en el aula y en el entorno directo. Adquiere especial relevancia el intercambio de conocimiento con alumnos de otros países. Los participantes pueden avanzar y explorar nuevas vías desde fuera de la escuela, conectándose a una plataforma creada al efecto.
Al iniciarse el programa, aquellos chavales más críticos consigo mismos puntuaban su propia eficacia en la comunicación de conocimiento global en poco más de 2 (escala 0-5). Tras participar en Global Scholars, la puntuación media había aumentado hasta situarse por encima del 3,5. Su implicación global (tomar acción sobre problemas mundiales como el cambio climático) había pasado del 1,9 al 3,2. Y la consideración de su eficacia en el aprendizaje activo (hacer presentaciones, contribuir en un proyecto, crear material colaborativo digital) había crecido del 2,7 al 3,6.
Dos elementos clave
Una de las autoras del estudio, Ester Fuchs, profesora en la Universidad de Columbia, advierte contra la tentación de “generalizar sobre todas las iniciativas de aprendizaje híbrido”. Para Fuchs, existen dos elementos que explican por qué Global Scholars mejora la motivación entre el grueso del alumnado y la dispara entre aquel que parte de más abajo.
“Las mejoras son más notables en la eficacia comunicativa y el aprendizaje activo del estudiante poco seguro”
En primer lugar, el programa cuida con mimo la formación del profesorado participante, por ejemplo “proporcionándole herramientas para que los alumnos también se impliquen online”. Y entendiendo el apoyo remoto como algo muy distinto a “colgar una actividad y desentenderse mientras el alumno la lleva a cabo”. Según Fuchs, los docentes son capaces de transmitir a los alumnos su propio entusiasmo, que en “educación tienen un carácter expansivo, como demuestran varias investigaciones”.
Además, el enfoque curricular y metodológico del programa favorece, en opinión de esta investigadora, que los alumnos se involucren en su propio aprendizaje, en especial aquellos desencantados por otras pedagogías de corte más rígido. “¿Qué es algo tan abstracto como la competencia global?”, se pregunta Fuchs. “En definitiva, dar a los estudiantes la oportunidad de compartir lo que saben —a partir de tareas bien estructuradas sobre temas relevantes— con sus iguales de otros países y entornos culturales, favoreciendo una retroalimentación enormemente positiva. Y aprender que las acciones que emprenden pueden tener un impacto global”.
Tan lejos, tan cerca
Ambos factores se alían en Global Scholars para conjurar el riesgo de que la distancia física derive en desenganche educativo. No en vano, el título del estudio, Far From Remote (que podríamos traducir como “lejos de ser remoto”) es un juego semántico que evoca el potencial de cercanía del aprendizaje online. Fuchs desmarca su objeto de estudio de otros programas con una estructura híbrida pero que “no tienen en cuenta el necesario apoyo del profesor y la importancia del aprendizaje entre iguales. Que son, básicamente, libros de texto digitalizados”.
“El apoyo constante del profesor resulta clave para implicar al alumno en la parte online”
El protagonismo que adquiere el alumno sobre su aprendizaje no empapa solo los contenidos, el foco de atención de los proyectos, sus matices y aportaciones personales. También se traduce en una mayor flexibilidad en la participación del alumno. Cuando la clase avanza como un bloque homogéneo, nadie puede tomar ventaja, pero tampoco quedarse rezagado. No es este el caso en Global Scholars. “El programa favorece la autorregulación del alumno, ofreciendo la posibilidad de que cada uno vaya a su ritmo, pero enmarcando la actividad individual en un proyecto de grupo”, explica la profesora de la Universidad de Columbia.
Aunque los datos de Far From Remote, del curso 2018-19, son previos a la pandemia, Fuchs apunta inercias que beneficiaron a los participantes de Global Scholars cuando el formato híbrido perdió, durante el cierre de escuelas, su elemento presencial para convertirse en puramente a distancia. “Una gran ventaja es que los profesores estaban acostumbrados a apoyar a sus alumnos online, a no dejarlos solos. Se ha trabajado por videoconferencias, mediante breakout rooms, intentando simular al máximo una clase presencial”. En su opinión, la experiencia acumulada ha diferenciado a Global Scholars “de buena parte de los intentos de enseñar durante los confinamientos, en muchos casos lastrados por la falta de implicación y motivación del alumno”.
La competencia global
El mismo carácter planetario del virus, su rápida expansión, enlazan directamente con la esencia del programa. A pesar de la tragedia (o precisamente por ella) los chicos y chicas que participan en Global Scholars han tenido la oportunidad de comprobar “la importancia de la competencia global, de pensar en problemas comunes desde una óptica mundial y aprovechando el potencial de los medios digitales”, continúa Fuchs.
Sería un error, por tanto, “desaprovechar la crisis para impulsar un cambio profundo hacia modelos híbridos”. A Fuchs le consta que “muchos profesores y escuelas han llevado a cabo iniciativas muy interesantes”. Pero advierte que una “transformación sistemática ha de ser apoyado por las administraciones para capturar las ventajas demostradas en el estudio Far From Remote«.
Conectar a alumnos de todo el mundo
- 15,698 alumnos de 51 ciudades de todo el mundo participaron en Global Scholars en 2018-19, cuando se recopilaron los datos analizados en Far From Remote. Desde grandes metrópolis como Buenos Aires, Tokyo o Bombay hasta núcleos urbanos más pequeños como Génova (Italia) o Gorzow (Polonia).
- En España, las ciudades de Madrid y Barcelona suman más de 3.000 alumnos. En la región madrileña, solo participan centros públicos bilingües en el programa.
- La mecánica del programa congrega cada curso a unos 300 estudiantes de 8 a 10 ciudades en cada una de sus 51 clases virtuales. Todos trabajan sobre un mismo asunto relevante desde una perspectiva mundial (cambio climático, gestión de recursos…), en una progresión local-nacional-global. La interacción colaborativa de los pupilos con sus iguales de otros lugares del planeta se lleva a cabo a nivel grupal e individual.
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