Ni vaga ni perdida, más bien incomprendida
En un momento de posverdad, en el que tanto se invocan los hechos frente a los juicios, descubrimos que en el último año, pandemia mediante y con el paro juvenil al alza, más de la mitad de los españoles que han puesto en marcha un negocio son estudiantes. En concreto, un 52% y con una edad media de 23 años, según la plataforma Bridge for Billions. Un hecho que desmonta muchos de los prejuicios a los que día sí, día no, se enfrentan millennials y postmillennials, atrapados en el eterno estigma de la desgana y la apatía. Ellos, entre tanto, demuestran su instinto de supervivencia entre crisis que parecen mutantes. Y, sobre todo, iniciativa frente al patetismo, precariedad e incertidumbre de un mercado laboral impredecible y con escasas oportunidades. Y es que, como lamenta el psicólogo Óscar Pérez, «no puede ser que con una mano estemos repitiendo el mantra de ‘la generación mejor preparada de la historia’ y con la otra acusándola de acomodada: tenemos una generación con ganas de trabajar».