Alemania, una puerta a la formación dual

Alemania figura entre los destinos más demandados para estudiar un grado universitario fuera del país de origen. En 2018, más del 13% de los alumnos de las universidades alemanas eran internacionales. La calidad de su enseñanza, su larga trayectoria y su inversión en investigación le han otorgado una reputación como destino para completar la formación académica.

Así lo certifican los diferentes rankings mundiales, así como los propios estudiantes, que encuentran en las universidades alemanas una oportunidad para poner en práctica lo aprendido durante los estudios. Esto se traduce en un alto índice de empleabilidad entre sus egresados. De acuerdo con la clasificación del Times Higher Education (THE), Alemania es el primer país europeo en este sentido y solo es superado internacionalmente por Estados Unidos.

Esta puerta al mundo profesional responde en gran medida a la concepción de sus planes de estudio, en los que se combina desde el principio teoría y práctica. Esta simbiosis cuenta con una larga tradición en las carreras científico-técnicas, como las ingenierías, farmacia o medicina, que gozan por ello de un reconocimiento internacional. Como potencia económica y país exportador, Alemania también se postula como destino emergente para especializarse en ámbitos como el empresarial y los negocios. 

Otra característica del sistema universitario alemán es su flexibilidad. No solo porque la oferta de asignaturas es muy amplia, sino también por la estructura abierta de las carreras, que permite especializarse desde los primeros cursos. De este modo, el estudiante puede escoger aquellas materias que más se ajusten a sus intereses e ir creando una especialización a medida.

Al atractivo académico y laboral, se suma el bajo coste que asumen los alumnos por sus estudios, ya que las tasas académicas en las universidades públicas (que representan el 85%) son sufragadas por el estado. Esto no excluye a los estudiantes internacionales, que pueden beneficiarse de dicha exención como cualquier alumno alemán.

Por otra parte, la legislación del país permite a los estudiantes internacionales trabajar hasta un total de 20 horas a la semana o 120 días completos al año, lo que facilita compaginar trabajo y estudio, así como adquirir experiencia profesional. En este sentido, se calcula que más del 60% de los alumnos internacionales que hay actualmente en Alemania trabaja mientras estudia, lo que lo convierte asimismo en destino idóneo para la formación dual.

Un aspecto a destacar en este sentido es que la vida laboral computada no solo concede derecho a prestaciones en el país, sino que también es exportable a España al concluir los estudios, lo que también permite acceder a determinadas ayudas en nuestro país.

Esta apuesta por la temprana inserción laboral de los jóvenes explica, por ejemplo, que Alemania ocupe la última posición en tasa de paro juvenil de la Unión Europea. A fecha de septiembre de 2020, tan solo el 6% de los jóvenes menores de 25 años se encontraba en situación de desempleo, mientras que países como España registran una cifra que supera el 40%.

El ambiente multicultural, dentro y fuera del aula, es otro de los atractivos que han convertido Alemania en uno de los estados europeos con más diversidad cultural. Se estima, en este sentido, que un 13% de sus habitantes procede de otros países. Este hecho no solo responde a que las universidades reciben un elevado porcentaje de estudiantes internacionales, sino también por la propia heterogeneidad del país. Dividido en 16 estados federados (llamados Bundesland) cada uno de ellos ofrece estilos de vida, climas, ambientes y oportunidades de trabajo muy diversas.

Además, como centro neurálgico de Europa, tiene frontera con nueve países y su posición estratégica facilita la movilidad y las comunicaciones con el resto del continente, lo que brinda una excelente oportunidad para enriquecer la experiencia educativa más allá de las aulas. Esta realidad se traduce también en una oferta cada vez mayor de titulaciones en inglés. Suelen complementarse con cursos de alemán, lo que permite obtener también un nivel B2 del idioma al concluir los estudios. 

1. Economía potente.  Alemania se configura como motor de la economía europea y uno de sus principales exportadores.
2. Titulaciones en inglés. La realidad internacional del país ha aumentado la oferta de grados y posgrados en inglés.
3. Baja tasa de paro. Con apenas un 6% de desempleo juvenil, Alemania es el país de la UE con más oportunidades laborales para los jóvenes.
4. Grados prácticos. Los planes de estudios fomentan la formación dual, es decir, posibilitan compaginar trabajo y estudio desde los primeros cursos.
5. Ciudades industriales.  Empresas como Microsoft, Siemens, IBM, BMW o LinkedIn cuentan con sede en Alemania.
6. Nivel B2 de alemán. Al concluir sus estudios, a los alumnos internacionales se les reconoce un nivel intermedio avanzado de alemán.
7. Destino intercultural. La convivencia de estudiantes de diversos países y la heterogeneidad de su territorio, hacen de Alemania un destino internacional e intercultural.
8. Calidad de vida. Los ciudadanos valoran la calidad de vida por encima de la media de la OCDE y su sistema sanitario es de los mejores de Europa.
9. Clases reducidas. La ratio medio de alumnos por aula es reducida, lo que posibilita una formación más personalizada.
10. Tasas reducidas. El estado sufraga las tasas académicas públicas, por los que los alumnos asumen un bajo coste por sus estudios.