Escuchar más

Cada vez hay más gente que quiere escuchar lo que dices o piensas y, además, entenderlo para llevarse mejor contigo. La tendencia dominante es que cada uno vaya a su bola, sin importarle lo que piensen o digan los demás. Y eso hace que cada vez nos entendamos menos y que vayamos a peor. En realidad, casi todo lo que sabemos o hacemos, lo hemos aprendido de otro, pero ahora es más fácil de imaginar que yo soy yo, y que nadie me diga nada, ni me tosa.

Es una consecuencia del déficit de formación creciente, de la multitud de planes de estudio que van y vienen, sin que podamos llegar a pensar que uno sea mejor que otro. Que cada uno se las apañe como pueda porque parece que ‘nadie sabe nada’ que pueda ser duradero o eficaz. Es una crisis cultural tremenda, de desconfianza creciente hacia los demás, que se acrecienta con el uso de internet.

Lo que parecía que nos iba a unir a todos, resulta que nos distancia, porque nos da cada vez más lo que pedimos: con cada ‘me gusta’ cerramos las ventanas a lo demás. La máquina da cada vez más de lo mismo y sólo se sale de ese circulo hablando personalmente unos con otros, creando espacios de conversación en los que se pueda discrepar y escuchar, que es lo que más falta hace.