Innovación en el deporte: más allá del fútbol

La OMS describe la actividad física como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija gasto de energía. Además, recomienda que los niños de entre 5 y 17 años realicen una hora de ejercicio físico al día, llevando a cabo un aumento progresivo de la actividad para alcanzar ese objetivo y que pase a convertirse en un hábito. 

Aunque el fútbol, el baloncesto o el tenis son algunas de las disciplinas de mayor calado social en España, es necesario fomentar deportes alternativos para que los jóvenes encuentren una motivación.

“La innovación es necesaria e imprescindible. Tenemos que tener en cuenta que un niño, aunque vaya al colegio, puede caer en la rutina y, de igual modo, por norma, al niño, conforme va creciendo, le gusta conocer nuevos deportes”, expresó a MAGISTERIO Miguel Ángel López, coordinador del Área Deportiva del grupo Brains International Schools.

Por este motivo, desde la organización estiman fundamental ayudarles a encontrar esa práctica deportiva que les motive y apasione, con el fin de que fomenten sentimientos positivos hacia la actividad física que, en el futuro, puede condicionar su salud.

“Cuanto más pequeños, los niños suelen sentirse atraídos hacia un deporte donde estén sus amigos, pero también es cierto que, en esas edades, puede existir rechazo al no considerarse tan habilidosos o al sentirse inferiores”.

Y continuó: “En nuestro caso, y para evitar que esto suceda, intentamos hacerles un marco de elección mucho más amplio. Al final, se trata de realizar un seguimiento personalizado para que el niño se sienta cómodo”.

En este sentido, el experto detalló un amplio catálogo de deportes, desde los más populares, como el fútbol, hasta otros más minoritarios como escalada, uno de los deportes de aventura con mayor potencial educativo, o ballet y gimnasia rítmica,  dos actividades que requieren de mucha disciplina y que reportan múltiples beneficios como flexibilidad o fortalecimiento de los huesos.

Por otro lado, también se encuentra el waterpolo, que fomenta múltiples mejoras físicas y mentales, ayudando a mejorar la resistencia cardiopulmonar y la circulación sanguínea; crossfit, un entrenamiento 360º para trabajar resistencia, fuerza, potencia, flexibilidad y velocidad a través de rutinas diferentes; natación sincronizada, cuyo objetivo es la enseñanza de las mejores técnicas posibles dentro de un ámbito de trabajo que se basa en el compañerismo y la pasión, o judo, que busca fomentar las competencias básicas de la Educación como las relaciones sociales, las destrezas o las aptitudes.

Asimismo, argumentó que, en sus centros, intentan tocar todos los deportes, pero, a nivel extraescolar, lo que buscan es que los niños desarrollen un deporte en equipo y otro individual.

“A muchos que, por su forma de ser, son más introvertidos, les recomendamos un deporte de equipo, como el baloncesto, para que trabajen y mejoren sus relaciones sociales, pero luego también les motivamos para que practiquen un deporte individual, como el judo o la gimnasia rítmica, con el fin de que el niño no se estanque. De esta manera, él mismo va encontrando un grado de satisfacción que le lleva a disfrutar del ejercicio físico”, expresó.

Como bien es sabido, el deporte tiene múltiples beneficios para el desarrollo de los huesos, músculos y articulaciones, así como para asegurar un sistema cardiovascular sano.

Igualmente, puede reducir el riesgo de padecer hipertensión y diabetes, siendo clave para accidentes cardiovasculares, pero también es un gran aliado para controlar el gasto energético, un factor decisivo en la prevención de la obesidad infantil, la cual afecta, según los últimos datos del Estudio Nutricional de la Población Española, a casi el 40% de los niños españoles de entre 3 y 8 años.

En el plano mental, el deporte reporta muchas mejoras. Así, el ejercicio físico interviene en la neurogénesis, mediante la mejora de la cognición, es decir, de la atención, el aprendizaje, la memoria o el rendimiento intelectual, entre otras cuestiones.

Además, al generarse endorfinas, aporta energía vital y buen humor, dos elementos esenciales para no sufrir ansiedad o depresión. Por otro lado, ayuda a mejorar la autoestima, a la vez que también favorece las relaciones sociales y contribuye a que las personas sean más productivas.

Por último, es clave que las familias fomenten la práctica de ejercicio físico, y, debido al Covid-19, los niños han perdido una parte importante de su socialización. “No obstante, gracias a los centros, y a través del deporte, se potencia el trabajo en equipo y, en definitiva, la interacción social, lo que ayuda a aliviar los problemas de ansiedad que los jóvenes han podido experimentar en el último año”, finalizó.