La raíz del abandono educativo
La Fundación Europea Sociedad y Educación me ha enviado en formato impreso (cosa que se agradece) un ejemplar del informe Mapa del abandono educativo temprano en España que presentaron hace un par de semanas. Para quienes se les hagan duras el centenar de páginas del informe, en Magisterio dimos buena cuenta con un magnífico análisis de Pablo Rovira. Para quienes se les hagan largas las dos páginas del reportaje, paso a destilar las ideas fuerza. Aún habrá algún tuitero que resuma el análisis en 280 caracteres.
La idea central del informe puede ser que por más que el indicador de referencia de la UE sea el abandono educativo temprano (AET), nuestro mal endémico se llama fracaso escolar. Aclaremos los términos. El AET es el porcentaje de población de 18 a 24 años que abandona los estudios antes de finalizar el Bachillerato o la Formación Profesional de Grado Medio; el fracaso escolar son aquellos que no titulan en ESO. El estudio explica que “alrededor de las tres cuartas partes (72,5%) de los que no han obtenido el título de la ESO acaban abandonando prematuramente los estudios”. En cambio, la tasa de abandono educativo entre los jóvenes que sí titulan en la ESO es solo del 10,8%. Como explica Rovira, “a la hora de hablar del abandono educativo temprano, tener el título de la ESO importa. Ahí está lo que de manera más significativa marca la diferencia en la vida laboral –incluso social y personal– de los jóvenes en cuanto a su nivel educativo”.
Alrededor de las tres cuartas partes (72,5%) de los que no han obtenido el título de la ESO acaban abandonando prematuramente los estudios
Ya conocemos donde está el problema pero el estudio quiere echar la mirada un poco más atrás y descubrir las causas de ese AET. Se identifican factores endógenos y exógenos. Ni el alumno es el único culpable ni es totalmente inocente. Entre las primeras, encontramos problemas de disciplina y comportamiento, absentismo recurrente, mal empleo del tiempo libre, escasa motivación, bajas expectativas… Entre las segundas, recursos económicos bajos, problemas familiares, malas influencias entre iguales, inestabilidad por cambios de centro…
Finalmente y tomando en cuenta esta diversidad de causas, el informe mira también hacia adelante y propone como único tratamiento seguro un acercamiento integral al alumno, tanto para aquellos que están en riesgo de abandono como para procurar el retorno de aquellos otros que ya han abandonado. Un enfoque que aborde todas las facetas del alumno que van de sus valores personales, hasta su contexto familiar, escolar y social.