Lo quiero ya

«Lo quiero ya» parece el deseo más universal en estos momentos difíciles. Quiero estar curado, quiero ir a donde me apetezca, quiero quitarme la mascarilla, quiero reír ya, y no volver a estar triste nunca más. Todo inmediatamente, sin tener que esperar. Te ves cansado de haber estado esperando tanto tiempo. Y ese cansancio de no poder hacer nada apetecible aparece por aquí y por allá. Y con él, también un cierto hartazgo creciente.

Evidentemente, no es verdad. Podrías hacer muchas más cosas de las que todavía te gustan, pero lo que va creciendo en ti es la tendencia a generalizar. O todo, o nada. El momento de la pandemia deja, sin que lo sepas muy bien, mucho tiempo, tal vez, demasiado, para pensar alocadamente en lo que querrías hacer ya, y las circunstancias no te dejan.

Ese disparadero te infantiliza, te hace pequeño y caprichoso, y puede ser que no sepas muy bien cómo evitarlo. Hasta ahora, casi siempre has tenido que buscar un momento más oportuno para hacer algo, y no ha sido inmediatamente. Pero, el «lo quiero todo ya», te hace descuidar lo que cuesta conseguir algo que sea real, y pensar que ya es hora de sacudir la galbana pospandémica, como si fuera un tiempo perdido, cuando te ha servido para pensar.