Campus Rural para universitarios: una inmersión emocional, académica y pagada

Bajo un sol abrasador en el jardín de la Institución Libre de Enseñanza y protegidos con gorros de paja, la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico y el titular de Universidades han presentado este «modesto» programa con vocación de permanencia, que en su primer año de vigencia ofrecerá 200 plazas. Es una experiencia para alumnos urbanos, que no podrán vivir en «una residencia de estudiantes en la capital de provincias y todos los días acercarse un rato al pueblo» sino que deberán «convivir, comprender, sentir, desayunar, comer, cenar, sacar y traer de vuelta a las vacas, ver cuál es el problema del farmacéutico rural o del bibliotecario que se desespera para mantener abierto», ha explicado Ribera.

Las prácticas de inmersión rural tendrán una duración de entre tres y cinco meses, contarán con una ayuda de 1.000 euros al mes, y el alumno residirá en un municipio de menos de 5.000 habitantes de una comunidad autónoma distinta a aquella en la que realiza sus estudios y/o está empadronado. «La simbólica presentación en la Institución Libre de Enseñanza –ha continuado Ribera– es una declaración de intenciones y recuperación de las Misiones Pedagógicas de ida y de vuelta, pero sin olvidarnos que ahora aquellos que esperamos que aprendan son sobre todo los que van, y aprendan sobre todo respeto, conocimiento, emociones y arraigo».

Durante su intervención, Manuel Castells ha subrayado que una de las prioridades de su cartera, con «todas las precauciones laborales y académicas», es la relación de la Universidad con el tejido productivo (formación dual), siempre que no sea «empleo barato». Las prácticas de Campus Rural deberán tener siempre un carácter formativo y en ningún caso podrán sustituir un puesto de trabajo estructural. Tras destacar que la institución universitaria «no puede ser una torre de marfil medieval» en el siglo XXI, Castells ha señalado que esta iniciativa cuenta con precedentes como el programa ‘Desafío’, impulsado por la Universidad de Zaragoza durante los últimos tres años, o el programa ‘UCLM-Rural’, de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Durante su intervención, el presidente de la Conferencia de Rectores (CRUE), José Carlos Gómez Villamandos, ha explicado uno de los principales agentes de transferencia de conocimiento y de desarrollo económico y social son los estudiantes universitarios, por ello es importante que se vayan a las zonas rurales «llenas de oportunidades». Villamandos ha incidido en el compromiso de la Universidad “para llevar el conocimiento, la creatividad e ilusión de los jóvenes a nuestras zonas rurales y contribuir así a su desarrollo”. “Con la firma de este protocolo (hoy) damos un paso más para llenar esa España que tanto nos ha dado y sigue dando a todos nosotros».

Guillermo Amilivia, del Consejo de Estudiantes Universitarios del Estado (Ceune), y la presidenta de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas, Andrea Paricio, han calificado la iniciativa como muy valiosa aunque quede mucho camino por andar. Paricio ha apostado asimismo por incrementar las infraestructuras y recursos de nuestros pueblos para que los alumnos que lo deseen puedan regresar al entorno rural «sin empeorar sus modos de vida, cree arraigo y estas decisiones dejen de ser anecdócticas.