Candidatura al premio Princesa de Asturias de la Concordia 2022
Francisco Cid es un maestro de Educación Infantil en el Colegio «Quintanilla» de San Fernando, en Cádiz, un referente educativo por su gran labor docente, la divulgación de sus experiencias reales de aula, numerosos libros publicados y un trabajo vocacional conocido como “maestro de familia”.
Como muchos docentes ha tenido que transformar sus clases, cerrando las puertas a las familias, un pilar fundamental en una etapa tan esencial como es la primera infancia.
La acciones educativas con una alta colaboración familiar, con roles de acompañamiento y actividad real tuvieron que aplazarse para respetar las medidas de salud y protección que la pandemia ha ido marcando.
Ha habido unos héroes anónimos que han aguantado y aguantan estoicamente los envites de esta maldito virus, que no son otros que los niños y niñas
"En palabras del mismo Francisco, “esta pandemia les ha robado la infancia, les impidió durante mucho tiempo ver a sus abuelos –muchos de ellos los han perdido desgraciadamente–, les robaron los abrazos, compartir su juguetes… Estuvieron encerrados en casa durante meses sin entender el por qué, el porqué de no poder celebrar el cumpleaños con sus amigos, de ver a SSMM los reyes magos por las calles, de jugar en los parques… Y cuando vino la “ansiada” “nueva normalidad”, volvieron sus escuelas con ventanas abiertas con temperaturas gélidas y mantas en sus pies para poder soportar el frío en clase. Con zonas delimitadas en los patios como si de presos se tratasen para no coincidir con otros niños, y con unas mascarillas que ahora mismo –y doy fe de ello– son auténticas torturas por las altas temperaturas, teniendo que llevarla durante más de cinco horas”.
Una realidad que es reflejo de muchas escuelas en el mundo, pero que al mismo se convirtió en un refugio, un espacio para aprender, jugar y relacionarse con la ilusión y la alegría que sólo pueden crear entre adversidades los niños y niñas.
Asimismo, numerosos docentes pusieron por delante su vocación y su entrega ante el miedo pandémico, con la responsabilidad y compromiso que caracteriza al colectivo. Maestros de corazón que abrieron sus aulas con una sonrisa detrás de la mascarilla.
Por razones tan loables, Francisco Cid es el impulsor de una campaña nacional para que se le reconozca a los niños y niñas el Premio Princesa de Asturias de la Concordia, porque ha sido la infancia la que ha dado lecciones de responsabilidad y civismo con un comportamiento admirable.
¡Gracias!
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A esa candidatura hay que añadir a los docentes y a las familias, pues si los infantes se han comportado de forma ejemplar es porque han recibido el ejemplo, el empuje y hasta «la orden exigente» de sus padres y profesores. Si por los infantes fuera, ni mascarillas ni distancia social ni nada que se le parezca.
Desde: «A costa da morte», en Galicia, doy mi apoyo a la candidatura, «Premio Concordia Princesa de Asturias,» a todos los niños de España por su comportamiento admirable durante la pandemia, y en la actualidad por las normas que tiene que mantener en la comunidad educativa
Meréceno polas innumerables renuncias e polo seu compromiso.