Con ojos del corazón III
Al plantear el Proyecto, iniciamos un debate en el que me hablaban desde la más absoluta sinceridad y me decían de una manera clara y concisa qué sentían cuando alguien los agredía o qué era para ellos una agresión, qué les daba miedo o qué les podía llegar a angustiar. Aquí algunos ejemplos:
- Si veo a alguien que está pegando, le digo STOP. Hay que hablar.
- El miedo está muchas veces en el corazón, porque al final no pasa nada.
- Yo sí quiero ayudar, porque muchos días veo a los niños de 3 años solitos y no juegan.
- Yo muchas veces les doy la mano y se ríen.
- Los mayores nos quitan la pelota y nos dicen que ellos mandan porque son más mayores y nos quedamos sin jugar.
- A mí, antes, el recreo no me gustaba.
En estos testimonios, se evidencian situaciones que desgraciadamente están normalizadas en los patios de los colegios e implican una carga emocional y un miedo a la expresión de lo que nos pasa, que dará lugar a cicatrices futuras.
Nuestra misión
A raíz de este debate y tras detectar que sería una experiencia positiva y eficaz, diseñamos unas gorras que serán el símbolo distintivo de nuestra misión. Hablamos de misión, porque este proyecto se va a materializar en rescatar de la soledad y hacer felices a nuestros compañeros en el tiempo dedicado al recreo, ese tramo lectivo que se convierte en muchos casos en un tiempo de crisis, de sufrimiento y de ausencia y aislamiento.
¿Cómo? Asociando cualidades físicas a emociones para demostrar que nos movemos por sensaciones, sentimientos y por la manera en que percibimos lo que nos rodea. Así, necesitaremos dos gorras blancas caracterizadas, una de búho y la otra de águila para el capitán de la clase y un compañero elegido en la asamblea, quienes, cada día, tienen el recreo como tramo horario para el cumplimiento de la misión. Se encargan de observar qué está pasando en el patio, de observar qué problemas pueden tener los más pequeños, qué niños están solos y por qué no juegan, cómo les podemos ayudar o cómo podemos acompañarles.
Destrezas para resolver conflictos
La interacción entre ellos, el uso de la expresión oral y corporal, la realización de círculos de paz, para ponerse en frente y aclarar, resolver y subsanar, así como los abrazos vitales hacen que adquieran estrategias y destrezas para la vida y para la resolución de conflictos cotidianos, que, a veces, se convierten en verdaderos problemas de supervivencia cuando no tenemos la posibilidad de conocerlo, expresarlo y resolverlo.
Las dos gorras se convirtieron en cinco, dada la demanda de participación e implicación de mis alumnos. Seleccionamos en asamblea a tres animales más que tomaban especial significado para ellos.
Seguimiento del proyecto
Pasados unos días, se produjo la presentación en clase de los nuevos personajes, acompañados de una hoja de control, que se debía cumplimentar diariamente, con el fin de analizar qué estábamos consiguiendo, cómo estábamos ayudando y cómo nos sentíamos.
Resulta maravilloso ver a cinco amigos con ojos del corazón, que proceden a ayudar, a transmitir calma y a resolver situaciones difíciles, en un espacio que, en la mayoría de los casos, es un lugar duro para el alumnado más vulnerable y que se convierte en un tiempo de soledad, ausencia y distanciamiento social. El recreo para muchos alumnos es el viaje diario al horror.
Con estas actuaciones, se produce un aumento de calidad en las intervenciones, en el tipo de mediación, en las interacciones y en la resolución efectiva y positiva de lo que va aconteciendo.
Poco a poco, van entendiendo que, gracias a ellos, el número de niños que estaban solos disminuye. Sin duda alguna, los conflictos y las agresiones decrecen de manera considerable y efectiva, siendo menos frecuentes los actos en los que los mayores quieren imperar y dominar. Como consecuencia de todo ello, aumenta la paz en el recreo, el bienestar y la tranquilidad para sus usuarios.
[quote]Esta afirmación de mejora es fruto del análisis de los datos extraídos de la plantilla de control y de los debates diarios a la vuelta del recreo. Exponen cómo ha ido, qué han hecho, cómo han resuelto los conflictos:
- Ya no hay niños pequeños llorando
- Sólo he tenido que llevar al baño a una niña pequeña. Ya van solitos.
- Yo creo que ya pronto no nos vamos a tener que poner la gorra. Se portan genial.
Así se originan propuestas nuevas, maneras distintas de enfocar, formas de intervención…que concluyen con un incremento en la calidad del ambiente y de las relaciones entre iguales.
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Conclusiones
Este tipo de reflexiones espontáneas y sinceras explican gráficamente que, cuando dejamos que sean los niños y niñas los responsables y artífices de sus historias, todo es posible. Son capaces de solventar situaciones difíciles, si les dotamos de los medios y de las experiencias adecuadas, trabajando en los contextos adecuados. Podemos educar en el respeto, en la empatía y en la igualdad desde las primeras edades.
A veces, hacer sentir especiales a los más vulnerables les dota de superpoderes, les hace enfrentar con coraje y valentía situaciones que, hasta el momento, solucionaban los adultos.
Cuando un niño siente que gracias a su potencial, a su poder de ayudar, de empatizar, de saber gestionar y que, gracias a su valía en la resolución positiva de conflictos, la vida es un poco mejor para otros niños, le estamos dotando, de manera natural, de herramientas de supervivencia social.
Ana González Herrera
CEIP «Maestro Eduardo Lobillo» (Rota, Cádiz)