Tengo nueva pareja, ¿cómo se lo explico a mi hijo/a?
Estos momentos suelen generar sentimientos encontrados en nosotros, por un lado, la ilusión de esta nueva relación y, por otro, la incertidumbre ante la reacción de nuestros hijos: ¿qué va a pensar mi hijo/a? ¿cómo se lo va a tomar? ¿y si no le cae bien? ¿cómo se lo explico? ¿es demasiado pronto?
Atendiendo a estas inquietudes, lo primero que debes tener en cuenta es que es normal que nos sintamos preocupados por esta situación. Recordemos que, cuando tuvimos nuestra primera pareja y se la tuvimos que presentar a nuestros padres, es probable que sintiéramos algo parecido. Ahora le añadimos un poquito más de “emoción” porque no sólo se va a presentar a los padres, sino también a nuestros hijos, que es lo más importante que tenemos en la vida y, tras la ruptura, solemos sentirnos un poco más responsables de sus posibles sufrimientos.
Siguiendo con el paralelismo de cuando éramos jóvenes, lo primero a tener en cuenta y, además importante, es valorar en qué momento de la relación estamos para dar ese paso a la presentación familiar. Es probable que por nuestra vida hayan pasado parejas que no han sido conocidas por nuestros progenitores, pues en este caso, debe ser igual. Es recomendable sólo dar el paso si tenemos claro que la nueva relación es sólida y tiene miras de futuro.
Una vez que este primer paso está claro, atenderemos a la edad de nuestros hijos, que será fundamental a la hora de valorar el momento en que será adecuado comenzar a comunicárselo. En el caso de los niños más pequeños, debemos hacerlo de una manera más gradual y respetando los tiempos. Cuando nuestros hijos son adolescentes, es más aconsejable comentárselo cuanto antes, pues por sus características, pueden sentirse engañados o sentir que no confiamos en ellos, lo que puede dificultar la asimilación de la nueva situación.
¿Qué otros aspectos debemos tener en cuenta?:
- En qué momento de asimilación de la separación están nuestros hijos: es importante asegurarnos de que nuestros hijos entienden que papá y mamá ya no están sentimentalmente unidos y que no va a volver a ser así. Si los niños todavía no han terminado de asimilar la separación y/o aún están en proceso de adaptación, es conveniente, sobre todo si son más pequeños, esperar a que pase esta fase, pues en caso contrario, podemos generarles más incertidumbre y desconcierto. Son momentos en los que primero debemos hablar mucho para que entiendan que papá y mamá ya no están juntos y que es probable que aparezcan nuevas personas en nuestras vidas.
- Hablarles de nuestra pareja antes de que la conozcan: es importante hacerles ver que es probable (y estamos en nuestro derecho) que rehagamos nuestra vida. Esto podemos hablarlo antes incluso de tener pareja, pues nos facilitará la situación en el caso de que llegara el momento. Siempre usaremos un lenguaje adecuado a la edad del niño, y estaremos muy atentos a las preguntas que nos hagan, pues en ellas nos mostrarán sus inquietudes y posibles miedos. Debemos aprovechar momentos en los que ambos estemos tranquilos, de buen humor y dispongamos de tiempo suficiente para poder hablar sin interrupciones. Si ya tenemos pareja, siempre insistiremos en que ellos son lo más importante para nosotros y lo principal, les haremos ver que su opinión nos importa, e iremos haciéndoles ver lo felices e ilusionados que nos encontramos y que nos gustaría compartir con ellos esta nueva etapa.
- Llega el día de conocerse: nunca excusemos la presentación como una sorpresa. Para nosotros puede ser una sorpresa agradable, pero es probable que para nuestros hijos la sorpresa sea un choque frontal y lo vivan como una encerrona. Debemos respetar los tiempos y acordar con ellos el momento e incluso el lugar y la forma. Sobre todo, cuando son más pequeños, puede ser favorable el ir mostrando algunas fotos de nuestra pareja, hacerle algún dibujo, mandarse mensajes de manera recíproca, etc. SIEMPRE que nuestro hijo acceda voluntariamente a ello. NUNCA FORZAR.
- Me hace muchas preguntas. Es algo normal. Para nuestros hijos esto supone un posible nuevo cambio, surgen dudas y miedos. A las preguntas que nos hagan debemos responder con sinceridad, calma y desde el cariño y el respeto, utilizando un lenguaje adecuado a su edad. No debemos interpretar las preguntas de nuestros hijos como ataques hacia nosotros, debemos ser comprensivos y entenderlas como miedos que necesitan calmar. Responderemos siempre y cuando no rebasen la barrera de la intimidad, en tal caso, les explicaremos que nosotros también tenemos nuestros espacios íntimos y que hay preguntas que pertenecen a estos espacios y que no vamos a responder porque tampoco le aportarían tranquilidad ni servirían como ayuda.
- No está conforme y no quiere conocerla. Esto puede ocurrir sobre todo cuando los niños son más mayores o la separación ha sido conflictiva y se han posicionado de uno u otro lado, incluso cuando aún tienen esperanzas de que se rehaga la familia. En este caso, debemos respetar sus espacios, sus tiempos y hablar mucho con ellos. Debemos dejarles claro que ellos siempre serán lo más importante y lo primero, nuestro amor por ellos. Hacerles ver que no van a ser sustituidos ni ellos ni su otro progenitor. Hacerles ver que nosotros tenemos derecho a rehacer nuestras vidas y que ellos siempre serán parte insustituible. Tengamos paciencia y démosles tiempo. Lo que no debemos hacer es empezar a ocultar la relación o dejar de hablar de ello. Esto sería contraproducente por dos motivos, se pueden sentir traicionados y engañados y, no olvidemos que nosotros somos sus modelos, por tanto, es posible que aprendieran ellos a llevar sus relaciones de una manera oculta. En estos casos, grandes dosis de paciencia, comprensión y amor.
En conclusión, presenta a tu pareja cuando ya esté la relación consolidada, respeta los tiempos de tus hijos, responde sus dudas de manera amable y desde el cariño y apoyo, no ocultes tu relación en caso de desaprobación, simplemente dedica más tiempo y paciencia. Con amor, respeto, comunicación y paciencia, es más fácil que se acepte mejor.
Rosa del Rincón, psicóloga M-25106 del Centro de Psicología Álava Reyes.