Cultura de la sobrecarga
Puede que estemos cada vez más enfadados y parece que se debe a la «cultura de la sobrecarga», según dicen los expertos. No sólo intentamos hacer cada vez más y más, sino que nos incitan a ello desde cualquier parte. Como si resultara que si no vamos a tope constantemente, estaríamos perdiendo oportunidades de alcanzar un nivel mayor que nos haría más felices, ganaríamos más dinero y aumentaría nuestra autoestima. Más y más gente percibe cada vez más como una falacia ese planteamiento de ganar más para gastar más. Como un modo de moderna esclavitud, que hace más felices a algunos, pero a ti te llevan con la lengua fuera, para su mayor gloria y beneficio. La mirada ecológica sobre nuestro trabajo lleva a ver con mayor claridad que el desgaste no es sólo de los océanos o los bosques excesivamente explotados, sino también de ti, de tu tiempo, de tus aficiones, de tu familia, que se desgastan como cualquier otro ser al que se le incite a hacer algo «más que lo debido».
La idea de pensar que todo es como una competición deportiva en la que se trata de sobresalir para triunfar, aunque se haya apoderado de algunos, se está confirmando que no es la mejor, salvo que ese esfuerzo lleve a que mejores a los más necesitados.