Desarrollo del currículo
La gradación por cursos constituiría una referencia directa para los procesos de enseñanza y aprendizaje, sin suponer una amenaza para la autonomía de los centros. © KONSTANTIN YUGANOV
El trámite de audiencia e información pública del proyecto de RD por el que se establece la ordenación y enseñanzas mínimas de la Educación Primaria finalizó el 8 de noviembre. Su anexo II determina, para cada área, las competencias específicas que deben adquirirse en la etapa, así como los criterios de evaluación (vinculados a esas competencias específicas) y los saberes básicos distribuidos en sus tres ciclos. Esto es, la valoración del logro de las competencias específicas en cada área se lleva a cabo mediante los criterios de evaluación formulados por ciclos. Y los saberes básicos constituyen los contenidos propios (conocimientos, destrezas y actitudes) de cada área, “cuyo aprendizaje es necesario para la adquisición de las competencias específicas”.
Promulgadas las enseñanzas mínimas, corresponderá a las Administraciones educativas establecer el currículo de la etapa. Los centros docentes, por su parte, desarrollarán y completarán, en su caso, el currículo en el uso de su autonomía.
Ante este desarrollo curricular, deben tenerse en cuenta, entre otros, dos aspectos: cuál es el modo de considerar o hacer expresas, por las Administraciones, las enseñanzas mínimas que deben formar parte, necesaria y prescriptivamente, del currículo de la etapa; y, a la vez, la conveniencia de concretar el currículo de las enseñanzas mínimas, establecido por ciclos, en cada uno de los cursos de estos. De suerte que se establezcan criterios de evaluación y saberes básicos por cursos.
La formulación global, por ciclos, de criterios y saberes, en las enseñanzas mínimas, precisa de una gradación operativa, por cursos, que dé referencia directa a los procesos de enseñanza y aprendizaje
"Cierta es la recuperación la estructura de los ciclos, pero la ordenación de las enseñanzas mantiene la entidad diferenciada de los cursos. La formulación global, por ciclos, de criterios y saberes, en las enseñanzas mínimas, precisa de una gradación operativa, por cursos, que dé referencia directa a los procesos de enseñanza y aprendizaje, sin que ello menoscabe la autonomía de los centros.