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A jugarrrrrrrrrrrrrrrrrr

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Ya comienza otro nuevo curso, y otra aventura diferente se presenta para vivirla y desarrollarla; lo único que sé es qué compañeras compartirán conmigo dicha aventura, no conozco a los niños, y apenas recuerdo la cara de los padres que vinieron a la primera reunión para visitar la Escuela; pero hoy ya estoy dispuesta para afrontar el nuevo reto y éste está repleto de ilusión.

Lo primero que debemos hacer es preparar la Escuela, para recibir a los niños y las familias; es muy importante ofrecer unos espacios atractivos, acogedores, bien organizados y fundamentalmente pensados pedagógicamente; es necesario impactar a los niños, que aunque aún no se atrevan a moverse con soltura en sus primeros días, será importante que expresen su deseo de volver cada día para jugar, y provocarles la curiosidad de querer ver, descubrir y curiosear cada lugar, espacio y dependencia de la Escuela.

A la vez, mostraremos la Escuela desde otra perspectiva a los padres, permaneciendo dentro de ella con sus hijos mientras vivimos el periodo de adaptación juntos, al menos en sus primeros días; porque, como es lógico, los padres tienen que ir poco a poco dejando a los niños el tiempo que cada uno vaya aceptando hasta terminar dicha adaptación. También es importante conquistarnos a los padres desde este momento tan delicado, como es el proceso de la adaptación, acompañarles a vivirlo y entenderlo.

Los padres tienen que entrar a la Escuela, para darles la posibilidad de sentirse parte de ella; verla y recorrerla cada día, cuando entra con su hijo y cuando lo viene a recoger, pudiéndose entretener con él y con los demás.

Comenzaremos preparando las aulas; la opción que hemos elegido para su organización es por rincones de juego.

Los rincones de juego en el aula ayudan al educador a tener previsto el juego desde el momento que el niño entra en ella, sin necesidad de que el niño tenga que esperar a que el educador proponga algo para jugar, y que sea siempre él adulto el que decida y tenga la iniciativa.

Solemos observar cuando entran los niños por la puerta el primer día: su mirada, va de acá para allá atenta a todo lo que hay en el aula, ese armario con cajones que hemos dejado abierto, para que se vean los juguetes, la cocinita con sus tazas, vasos, cazuelas…el expositor con los cuentos llenos de imágenes, y además mamá ha hecho mi propio cuento que está ahí colocado para que yo pueda leerlo; la mesa para hacer encajes, las marionetas para cogerlas, tocarlas y manejarlas, y todo a mi disposición para que pueda descubrir este nuevo mundo que voy a vivir y disfrutar.

Rincones de juego podemos crear muchos; también es interesante que no se repitan los mismos en todas las aulas. Si algunos de ellos los destinamos a aulas diferentes, daremos la posibilidad de hacer cambios de aula, con los diferentes grupos de niños, y, por tanto, ampliaremos las propuestas de juego para todos los niños de la Escuela.

Vamos a ver alguna diferencia entre un aula con rincones y un aula sin definir esos espacios de juego:
El aula con rincones de juego está siempre preparada y definida con los espacios de juego, la zona de los cuentos, el rincón de puzles, encajes y juegos de mesa, el rincón de la cocina…y así cuantos rincones deseemos poner en el aula. De esta manera todos aquellos que observen la clase, tendrán claro qué ofrecemos a los niños y a que pueden jugar.

En esta decisión de disponer el aula por rincones de juego, van implícitas una serie de cuestiones, como que los materiales educativos deberán estar al alcance de los niños para que los puedan coger para jugar.

Los lugares de juego donde el niño elige en cada momento del mismo a qué jugar y con quien.

Unos lugares de juego organizados con sus materiales específicos de cada rincón, ordenados, claros, y siempre dispuestos y atrayentes para jugar.

En esta aula se viene a jugar, pensar, manipular, descubrir, a crear conocimientos; no se viene a correr y gritar.

Aquella aula que no tiene espacios definidos de juego, suele presentarse sin criterio pedagógico o al menos no se aprecia, desde la propia observación externa. Podemos ver armarios que situados junto a la pared guardan juguetes, a veces sin orden ni concierto, todos mezclados; si vemos trabajar a los niños suele ser de esta manera: hay un material, como por ejemplo unas piezas de construcción, y todos los niños juegan a lo mismo También dentro del aula se colocan toboganes de plástico, triciclos, recipiente con bolas…; esta Escuela ofrece bastante poco.

Ante un aula sin organización de espacios ni materiales didácticos, se tiende a la improvisación; a las esperas por parte de los niños a que el educador ofrezca algo, que muchas veces se reduce a cantar canciones, contar cuentos y hacer fichas (que por lo visto da muy buena imagen al Centro, pero no invita a la creatividad ni a la autonomía ni a la toma de decisiones por el niño), donde a todos los alumnos los podemos tener sentados y aplicados haciendo lo mismo, para que así pueden llevar a casa los trabajos realizados para enseñárselos a los papás, abuelos…; esto, sinceramente, es muy poco.

Así mismo, ante unos espacios sin definir, se suele poner mucho empeño en los adornos de paredes, para llamar la atención de los niños; aquí entran los estereotipos de siempre, llenos de estridentes personajes y colores.

Ahora que estamos en los inicios de un nuevo curso, vamos a sentarnos todo el equipo de la Escuela a reflexionar, dedicando una reunión a ello, para definir si todavía no lo hemos hecho, unos puntos comunes:
¿Qué imagen tenemos de niño? ¿Somos capaces de definirla?

¿En nuestra Escuela, qué ofrecemos a los niños?

Vamos a ponernos un reto: no vamos a colocar ningún adorno estereotipado en las paredes de la Escuela; vamos a ir poniendo aquello que se vaya creando a lo largo del curso, que será nuestra verdadera historia y lo que realmente sea significativo para todos.

Más info: www.acento.info

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