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ABUELOS ¿Dónde marcar los límites?

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Los abuelos son una gran ayuda para las parejas con hijos, sobre todo si ambos cónyuges
trabajan. Pero hoy en día las personas mayores se mantienen activas y también
necesitan su tiempo de ocio. Veamos qué rol corresponde al buen abuelo.

Autor: MARTA SERRANO

Cada vez es más habitual la figura de los abuelos canguro, que traen y llevan a los niños del colegio, les dan de comer y merendar o les acompañan al parque. Según Pedro Rodríguez, vicepresidente de Abuespa (Asociación Abuelas y Abuelos de España), «sólo hay que ver quien recoge a los niños a la puerta del colegio para darse cuenta de que ya suele haber más abuelos que padres». En pocos años los mayores se han incorporado a funciones educativas que van más allá de pasar un buen rato con sus nietos. Con este panorama, conseguir una buena relación entre generaciones (abuelos, padres y nietos) es fundamental para que no surjan fricciones. Cada uno debe ser consciente del papel que debe desempeñar.
Todos los niños tienen derecho a estar con sus abuelos, si bien esto no les permite entrometerse en ciertos aspectos de la Educación, que es función primordial de los padres. Entonces, ¿dónde poner los límites? Lo mejor es aunar criterios teniendo en cuenta que los abuelos deben disfrutar mucho de sus nietos y los padres tienen que ser flexibles y favorecer esta relación.
El contacto habitual con los abuelos es siempre enriquecedor para los niños, pues ellos representan la memoria histórica y los orígenes de la familia, además de ejemplificar valores, costumbres y formas de vivir. En definitiva, simbolizan la continuidad generacional y proporcionan muchas ventajas para todos, también para los propios mayores de la familia, que se sienten más útiles y valorados.
La Asociación Abuespa, que nació en 2005 para reivindicar más atención hacia la figura de los abuelos en la unidad familiar, promueve todo tipo de actividades culturales y de formación para que los mayores modernicen los conocimientos que tienen y sean aún más capaces para ayudar a sus hijos en el cuidado y en la formación de sus nietos. Para Pedro Rodríguez, «en esta asociación cabe todo aquel que siendo abuelo, además de aportar su experiencia, tiene ilusión por ayudar». Basta con llamar al teléfono 91 401 97 95 y empezar a colaborar.

Qué aporta el abuelo al niño y el niño al abuelo Un ejemplo de buena práctica

ATENTOS A CADA HIJO

– Saber quién aporta más a quién depende de cada caso, pero Mª Victoria Merino afirma: «Sé por mi experiencia que la educación de los hijos no acaba nunca. Dura (debe durar) hasta el final de la vida o hasta que haya capacidad». Sin duda, Merino es una mujer ejemplar porque se define como una madre de familia numerosa poco corriente. «Tengo siete hijos de 34 a 11 años; entre mi hijo mayor y mi hijo pequeño hay más de 23 años, que son más de los que yo le llevo a mi hijo mayor», afirma. Es abuela de once nietos, lo que supone que «en la familia hay un surtido amplio de situaciones y, por tanto, nunca podré considerar que nuestra tarea como educadores haya terminado», explica.
Mª Victoria, no obstante, sí habla desde la experiencia y nos comenta algunas consideraciones que cree importantes:

– En primer lugar, hay que mantenerse atento a cada hijo y a cada nieto. «En estado de alerta», diría, o «con el corazón vigilante», porque se advierten muchas cosas a tiempo. También es adecuado participar en algún curso de educación y orientación familiar. «Nos preparamos para casi todo exhaustivamente y no se nos ocurre hacerlo para la labor más importante que tenemos en las manos», señala. No hay que tener miedo de pedir ayuda cuando veamos que la cosa no marcha bien y estemos desorientados.

UN BIEN PARA TODOS

– Los abuelos aportan a los nietos una relación entre distintas generaciones, mientras los nietos les alegran y rejuvenecen. En cuanto a los padres, los abuelos les aportan el relax de saber que dejan a sus hijos en buenas manos cuando lo necesitan. Ahora bien, los padres siempre han de respetar los límites que los abuelos necesitan para cuidarse y tener su propio espacio.

– Los abuelos, por su parte, deben tener claro hasta qué punto pueden ayudar. No se deben comprometer haciendo excesos. Deben saber que la educación les corresponde a los padres y que ellos sólo hacen una labor subsidiaria. La última decisión siempre la deben tener los padres.

EL SINDROME DE LA ABUELA ESCLAVA Y OTROS PELIGROS

Hay que valorar siempre la labor que hacen los abuelos, pues tener un buen abuelo cerca favorece la salud psíquica de los niños tanto como la de los más mayores al sentirse útiles para sus hijos.
– Hay que conversar con ellos para delimitar las funciones de cada uno antes de que se produzca un conflicto.
– No obstante, si los abuelos acceden al cuidado de los nietos, no se puede caer en chantajes ocultos y pensar: «Yo sé que mi madre espera esto; que mi padre desea lo otro; no podemos dejarle al niño y luego; nos han pagado la habitación del niño y…». Hay que tener en cuenta sus opiniones y más tarde decidir el padre y madre a solas lo que se va a hacer. Hay que ser libres y generosos ante ellos.
– Hay que dejar que los abuelos mimen a los niños y les permitan más caprichos que nosotros. Ésa es una de las funciones de los abuelos y los niños lo saben distinguir.
– Cuidado con el Síndrome de la Abuela Esclava. Los padres somos nosotros y ellos a veces no se sienten con fuerzas suficientes para realizar tareas con los nietos que requieren más juventud o mejor salud, suponiéndoles una carga. Más información en web.jet.es/aguijarro/ abuela/

EL ABC DEL ABUELO 10

1 – Tener claro hasta que punto pueden ayudar. No comprometerse haciendo excesos.
2 – Plantear situaciones creativas, que puedan facilitar espacios propios de los abuelos.
3 – Que los hijos respeten su salud y sus fuerzas. Si hay varios hijos que requieren el cuidado de los nietos, buscar la situación más adecuada y equilibrada.
4 – Ser conscientes de que la educación corresponde a los padres y que ellos hacen una labor subsidiaria. Respetar que la última decisión siempre la tienen los padres.
5 – Plantear sus criterios y dialogar con los padres sobre: las comidas, los ritmos de sueño de los nietos, etc.
6 – Si deben cuidar a los nietos y existen dificultades, hablarlo cuando los niños no estén delante, buscando soluciones, pero nunca cuestionando los criterios de los padres: el niño no quiere comer una determinada comida, cuando ir al médico…
7 – Si opinan diferente sobre la educación, intentar comprender a los padres, pues para ellos también es un conflicto difícil de resolver.
8 – Saber que su posición es de ayuda, que hacen una gran labor, que implica un sacrificio importante, y que encima supone quedarse en un segundo plano en las decisiones.
9 – Descubrir la satisfacción de poder ayudar a sus hijos en la tarea de educar a los nietos.
10 – Saber que en el fondo no importa tanto el reconocimiento como el poso de amor y de confianza que dejan en sus nietos, eso es impagable e insustituible.

Más información en www.hacerfamilia.com

Del colegio a la universidad

Hace tiempo, en Leewwarden, capital de la provincia holandesa de Frisia, un centro de Preescolar tuvo que instalarse provisionalmente en una residencia de ancianos con demencias leves. La experiencia fue tan exitosa que una escuela del sur de Alemania, por un problema de espacio, recurrió a alquilar una sala en el geriátrico más cercano. Todo parecía indicar que era una solución de urgencia pero al final se ha optado por hacer un convenio de integración. Desde entonces niños y ancianos escuchan juntos durante algunas horas al día la lectura de cuentos y modelan el barro o dibujan.
Según informa
Carmen Montón, «los familiares de los ancianos los encuentran más animados y fuera de su ensimismamiento habitual. Su movilidad ha mejorado, pues –por ejemplo– se levantan del sillón para enseñar la hora a los más pequeños, y lo hacen con más gusto que si fuese por indicación terapéutica». Por su parte «los padres encuentran a los pequeños más sociables con los adultos. Además, ven que sus hijos reciben una atención de estos inesperados abuelos que no esperaban».
También el director de la escuela holandesa, F. Keizer, afirmaba en un periódico local: «Las vivencias de los ancianos se acoplan bien a las de los niños. Antes, dibujar les parecía infantil; ahora ayudan a los pequeños, están ocupadísimos. Han salido del aislamiento, les hemos abierto al mundo que les rodea. Ambos grupos se llevan de maravilla. Algunos padres traen a sus niños aquí para que aprendan a tratar con ancianos».
En España también hay iniciativas como el Día del Abuelo, que se celebra cada vez en más colegios y por el que mayores y pequeños comparten una jornada escolar, o el programa de apadrinamiento de abuelos de la Asociación Edad Dorada Mensajeros de la Paz (edaddorada.tsai.es). Otras iniciativas, como la Vniversitas Senioribvs de la Universidad San Pablo CEU para mayores de 50 años, permiten a los abuelos seguir aprendiendo en la universidad.

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