Adolescentes colgados de un teléfono móvil
El 80% de los menores entre 10 y 16 años tiene un móvil y el 62% lo usa con frecuencia, pero ¿para qué? Sólo el 38% de las familias controla lo que hacen los niños con estos aparatos, a pesar de que el 10% lo emplea para grabar peleas.
Existes si te llaman o te mandan mensajes. Así de categórica y sencilla es la nueva cultura del móvil que atrapa y determina las relaciones de más del 90% de los adolescentes europeos. El móvil es para ellos seña de identidad y categoría social, un canal fundamental de comunicación privada con sus iguales. Las llamadas y los mensajes adquieren un valor simbólico, no son simples palabras sino la constatación de que son alguien en su universo social. Por eso, cada vez es más habitual encontrarse a niños de corta edad ‘colgados’ de su teléfono móvil; lo utilizan para hablar, escribir, jugar o navegar por la red.
En España el 80% de los jóvenes entre 10 y 16 años tienen teléfono móvil, según el último informe del la Universidad Rey Juan Carlos (URJC)y el Defensor del Menor. De ellos, el 62% lo utilizan frecuentemente. Es más, el teléfono llega a formar parte de su yo más íntimo y por ello el adolescente lo guarda celosamente de miradas ajenas, fundamentalmente las de sus padres. Irónicamente, para los progenitores este mismo móvil representa una herramienta de control y son ellos mismos los que se lo proporcionan a edades cada vez más tempranas: el 50% de los menores accede a su primer aparato con 9 ó 10 años y normalmente lo consigue como regalo por algún acontecimiento especial.
Malas costumbres
Pero ¿para qué usan nuestros hijos el teléfono? Según el informe del Defensor del Menor y la URJC, los menores utilizan el móvil para diferentes cuestiones: el 65% lo emplea para que sus padres los tengan localizados, el 64% para quedar con amigos y el 51% para avisar a sus padres. Frente a estos usos comunes, el estudio arroja un dato preocupante: el 10% de los menores ha grabado peleas en su móvil y el 11% conoce a alguien acosado.
Aunque todavía son hechos aislados, lo cierto es que cada vez conocemos más casos de acoso escolar relacionados con las nuevas tecnologías; el último conocido ha sido el del menor M.S.I., del Colegio Suizo de Madrid. El pequeño fue golpeado hasta 21 veces por dos compañeros, mientras un tercero grababa las imágenes en su teléfono. La Audiencia Provincial ha sancionado al centro a pagar una multa de 30.000 euros, pero eso no le ha podido evitar los dos años de tratamiento psicológico. Su caso es una clara muestra de esa peligrosa relación entre nuevas tecnologías y violencia que no deriva de la tenencia del aparato, sino de “unos padres que no han sabido educar a sus hijos”, como aclaraba para PADRES el defensor del Menor Arturo Canalda. Según el informe, sólo el 38% de las familias controla el uso que se hace del móvil.