fbpx

Alejandro Rodrigo: “La clave de todo es que a una madre o a un padre “le apetezca” pasar tiempo con su hijo”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
0

Entrevista a Alejandro Rodrigo. Autor de: “Cómo prevenir conflictos con adolescentes” (Plataforma Editorial)

 

Por Gema Eizaguirre

 

Alejandro Rodrigo lleva más de 15 años trabajando mano a mano con padres, madres y adolescentes para ayudarles a mejorar la convivencia en el Gabinete Concordia. Esta experiencia de orientación familiar la plasma en el libro “Cómo prevenir conflictos con adolescentes” (Plataforma Editorial).

 

-¿En estos años ha cambiado mucho el perfil del adolescente?

No, no ha cambiado demasiado. Por supuesto, que las nuevas tecnologías nos han invadido a todos y que hoy en día el teléfono móvil es el elemento estrella que acapara gran parte de los conflictos con los padres, pero la realidad es que el mensaje que el adolescente quiere lanzar, es decir, sus necesidades más profundas siguen siendo las mismas. Un adolescente en términos generales lo que busca es mucha atención, aunque paradójicamente parezca que la rechaza.

-Señala 7 estilos educativos en el libro ¿Hay alguno que predomine más hoy en día?

Los 7 estilos educativos que vienen recogidos y desarrollados en el libro, son los que considero más predominantes durante mis años de dedicación profesional a orientar a familias. Lo importante de estos estilos es que no son puros. Me refiero a que todos estamos pensando rápidamente en el estilo “sobre protector” que tan condenado está hoy en día como el más predominante o en el “puntivo” que es ese en el que el padre no para de castigar por ejemplo, pero la realidad es que ningún padre tenemos un estilo puro. Nadie es 100% un estilo. La realidad es que es una mezcla de varios estilos, por eso cada padre y madre tienen un estilo único.

-¿Alguno que destaque?

A mí me gusta mucho señalar al estilo “sacrificante” como uno de los grandes olvidados porque es muy difícil de identificar y, sin embargo, me he tropezado con él en más casos de los que en un principio se podría esperar. Es muy difícil y en ocasiones contraproducente variar un estilo educativo, lo importante como viene explicado en el libro son dos cuestiones: La primera saber identificar las debilidades y fortalezas de cada uno. La segunda, (y aquí adelanto una de las claves del libro) evitar el más dañino de todos los estilos que es el “ausente”.

-Señala la frustración como primer motivo de la agresividad ¿Cómo enseñarles esa tolerancia a la frustración? ¿Cómo gestionarla emocionalmente?

La principal clave para poder enseñar a tolerar esa frustración es “señalar y dar a conocer” esos episodios en los que el adolescente ha perdido el control debido a su bajo nivel de tolerancia a la frustración. Con esto me refiero a que en muchas de las ocasiones es el propio adolescente quien no es consciente de qué le pasa. No puede ver ni entender que no dispone de herramientas para afrontar esos momentos frustrantes. No sabe que se está frustrando. Para empezar esa tremenda tarea de “enseñarles” lo primero es poder “señalar” esos episodios, no desde el reproche sino desde la ayuda para la identificación. Muchas veces debido a múltiples razones, el cansancio quizás la principal de ellas, cuando sucede en casa un episodio así los padres adoptan dos posiciones que no ayudan a largo plazo. La primera suele ser la del reproche. La segunda la del “vacío” es decir, hacer como si no pasara nada. El primer paso, innegociable, es no dejar pasar por alto estas situaciones.

¿Cree que la educación emocional debería estudiarse en todos los colegios y algo también en las carreras de docente?

Todas y cada una de las asignaturas de todos y cada uno de los cursos en la educación actual, desde infantil hasta la universidad, son una maravillosa vía para poder trabajar el importante mundo de la “Educación Emocional”. Pero no solo las asignaturas de música, artística o filosofía. Todas las demás asignaturas, matemáticas, física, lengua extranjera, … todas, lo único que hace falta es un maestro y un centro educativo con la suficiente sensibilidad para entender que además de los contenidos curriculares más teóricos existe un apartado importantísimo del ámbito académico que debe estar centrado en “formar personas”. Según mi humilde punto de vista, este debería ser un axioma innegociable.

¿Cuáles son las claves para poner normas para que sean aceptadas por el adolescente? ¿Se deben consensuar con ellos?

Depende de la norma, depende de la situación, depende de las características del hijo en concreto, depende de cuántas normas hayamos ya consensuado previamente. El abanico de “dependes” es enorme para esta última pregunta. En el libro he intentado explicar que no existe un manual para educar. Es decir, cada familia, cada adolescente y cada contexto requiere unas respuestas concretas. Lo verdaderamente importante es que los padres sean conscientes y estén bien informados de cuáles son los aspectos que deben o pueden negociarse y cuáles no, pero siempre dependiendo de las características concretas. En el libro se desarrollan extensamente todas las claves, pero si debemos quedarnos con una idea, me gustaría que fuese que nadie puede imponer una norma que se sostenga a largo plazo si no es por medio del amor.

 

Lo verdaderamente importante es que los padres sean conscientes y estén bien informados de cuáles son los aspectos que deben o pueden negociarse y cuáles no, pero siempre dependiendo de las características concretas.

 

Siempre se describe al adolescente por lo negativo, pero ¿cuáles son sus mayores cualidades?

Cuando hablo de esta circunstancia siempre me gusta recordar que todos nosotros, todos, hemos sido adolescentes una vez. Muchas veces nos olvidamos de ello. Y por norma general nos acordamos con una media sonrisa en la boca de lo mucho que nos divertimos y recordamos algún que otro momento en el que se lo hicimos pasar mal a nuestras familias. Sin embargo, en nuestro papel de padres nos solemos olvidar y ver a los adolescentes como tipos extraños y con conductas incomprensibles. Lo importante es reconocer que la adolescencia es una etapa de la vida apasionante y normalmente de extremos, para lo bueno y para lo malo. Pero al final, lo que todo adolescente busca como dije al principio de la entrevista es “amor”, pero claro, la manera en que lo escenifica puede parecernos más cercana al hedonismo, es decir al placer por el placer, con una evidente falta de responsabilidad. Bajo mi experiencia estas son conductas disfrazadas para no desenmascarar que lo único que persiguen incansablemente es eso, “amor”. De sus amigos, de sus parejas y sí, de su familia.

-¿Cómo potenciar ese amor incondicional que señala como imprescindible?.

Yo para esta cuestión siempre suelo recomendar la lectura de Erich Fromm “El arte de amar”, porque en apenas un puñado de páginas describe y desarrolla toda una postura filosófica al respecto de “qué es amar”. No sé si somos menos cariñosos o pacientes, supongo que dependerá de cada familia, lo único que sé es que la verdadera clave de todo esto es que a una madre o a un padre “le apetezca” pasar tiempo con su hijo. Esto es un ejercicio que de tan duro que es, siempre recomiendo que se haga en la máxima intimidad. Preguntarse a uno mismo si su hijo le cae bien, si a usted le apetece por encima de otras cosas pasar todo un día con su hijo o hija. Las respuestas sinceras que uno pueda encontrar de sí mismo siempre son sumamente reveladoras.

-La violencia es algo continuo en nuestra sociedad ¿Cómo afrontarlo dentro de la familia?

Bueno, esto es una lástima de situación. Aquí sí me pongo un poco catastrofista. El volumen de ejemplos de violencia al que estamos expuestos es alarmante, según mi opinión, claro. Que yo sepa solo hay dos remedios claramente naturales a los que nos podemos agarrar como factores de protección. El primero es el propio ejemplo que le transmitamos a nuestro hijo en casa, porque cada una de nuestras acciones y conductas es un espejo en el que nuestros hijos se miran. El segundo, son los libros. Sí, así de simple: la cultura. Bueno, perdón, los libros y la música.

-¿Cómo es su valoración del castigo y qué tipo de castigo poner?

Este es uno de los temas “estrella” en los últimos años. Voy a ser breve y contundente. Los castigos son necesarios en casos de extrema gravedad, si no, no son efectivos. En el libro ahondo y exploro las diferencias entre normas y límites; premios y recompensas; castigos y consecuencias. En este sentido, soy partidario de una clara estrategia educativa basada en las “consecuencias” que fundamentalmente tienen su principal característica en la temporalidad, es decir, en adelantarse a la conducta. Pero claro, esto requiere de formación y puesta en práctica, en el libro he puesto todo mi corazón en explicar cuál es mi experiencia sobre este tema tan complejo e importante.

0
Comentarios