Aprende a escribir con letras inteligentes
Averiguar los rasgos del carácter de alguien
a través de su letra o de su firma puede tener
su interés, pero normalmente como padres
no asociamos la Grafología a ningún tipo
de terapia ni le otorgamos propiedades
preventivas o curativas. Por lo menos no hasta
conocer a Pilar Besumán, una psicografóloga
que se ha propuesto enseñar a todos
los niños a escribir con «letras inteligentes»
que les ayudarán a ser más felices.
Autor: MARTA SERRANO
PILAR BESUMÁN. PSICÓLOGA
Lleva utilizando su propio método
más de veinte años y los resultados la avalan. Psicólogos y orientadores de
colegios tan prestigiosos como el SEK, el colegio Gaztelueta de Bilbao o Los
Rosales –donde estudió el príncipe Felipe–, remiten a Pilar chicos con problemas
de dislexia o depresión… Y ha solucionado todos los casos.
¿Cómo? Sus
conocimientos de medicina, de Psicología, junto al cariño que da a las personas
hacen una parte, pero Pilar insiste en que «hay letras inteligentes que nos
ayudan a tener mayor agilidad mental y a ser menos agresivos y más solidarios».
Y aunque esto parezca más ficción que ciencia, la realidad es que Pilar nos
enseña numerosas cartas de padres y de centros educativos, sobre todo, que le
agradecen su labor. La grafoterapia que emplea Pilar ha curado a chicos tristes
y depresivos, e incluso a algunos con tendencia al suicidio, consiguiendo que
vuelvan a tener interés por la vida y por sus estudios. En definitiva, a ser más
felices.
Pero Pilar insiste en que «es una pena que haya que actuar a
posteriori cuando hay algunos rasgos del carácter que se pueden prevenir si los
niños aprenden desde pequeños a escribir con letras
inteligentes».
GRAFOMOTRICIDAD
Pilar utiliza un Manual
Grafológico Infantil del que es autora y a partir del que trabaja la
psicomotricidad de los niños desde los tres años. Según Pilar, con esta nueva
cartilla escolar grafológica «el fracaso escolar está superado». Y es que según
la experta, «nosotros influimos negativamente en el niño al obligarle a escribir
con letra pequeña, hacerle escribir con lápiz, o tacharle lo que escribe porque
creemos que es una mala letra». En cambio, lo que habría que hacer es dejar al
niño expresar su personalidad a través de la escritura. «Adiós a las tachaduras,
al lápiz y a la goma de borrar», explica, añadiendo que «el niño debe aprender a
escribir con rotulador ya que es muy fácil de deslizar sobre el papel y más
divertido para ellos», explica.
A partir de ahí, Pilar les enseña unas letras
que nada tienen que ver con las cartillas tradicionales de escritura y que se
unen con lazos en vez de ángulos para formar palabras. El método, «muy estudiado
para formar niños evolucionados», parte de la escritura que ya utilizaran
personalidades como Severo Ochoa o Einstein. ¡El éxito escolar está
asegurado!
Entusiasmada como una niña con zapatos nuevos, Pilar Besumán
nos da a conocer un método que ha ayudado a cientos de niños a aprender a
escribir y a otros tantos jóvenes a madurar sin saber lo que es el fracaso
escolar.
Pregunta. ¿Hasta qué punto tiene importancia la
escritura durante el periodo escolar?
Respuesta. La
grafomotricidad lo es todo. Porque un niño que escribe rápido, es más feliz, es
mentalmente ágil y su pensamiento es inteligente.
P. Pero
uno suele cambiar de letra a lo largo de la vida…
R. Éso
es porque no han aprendido con mi método. Un niño a los cinco años tiene que
escribir. Y tiene que hacerlo con una letra espontánea, grande… Porque un niño
con una letra muy pequeña esconde una grave depresión.
P.
Usted habla de enseñar al niño letras inteligentes, ¿a qué se refiere
exactamente?
R. Lejos de las letras tradicionales, lo que se
le enseña al niño es a escribir con letras de adulto evolucionado, es decir, con
letras que le aportan capacidad de síntesis, rapidez mental, constancia,
madurez, equilibrio, dinamismo…
P. Nada de letras con
puntas…
R. Las letras en punta implican rencor,
obsesiones, resentimiento y agresividad. Hay que evitarlas.
P. ¿Con qué materiales recomienda aprender a
escribir?
R. Pues con rotulador o pincel y con pizarras
«vileda». Lo que no deben nunca los profesores es tachar lo que escriben los
niños. Hay que decirle adiós a las tachaduras, al lápiz y a la goma de borrar.