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Aulas felices

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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“Es posible educar para la felicidad”. Son palabras de Ricardo Arguís, director del proyecto educativo español “Aulas felices”. Mediante la aplicación de una serie de prácticas basadas en la Psicología Positiva se fortalecen ciertos valores y percepciones que contribuyen a incrementar la felicidad de los niños y jóvenes. El proyecto está siendo todo un éxito en la red.

El pasado mes de febrero se presentó el proyecto Aulas Felices en el marco del XL Seminario de Centros Educativos de la Universidad de Navarra. Su objetivo, tal y como señala su director es el de “promover la felicidad de los alumnos, los profesores y las familias, potenciando el desarrollo personal y social del alumnado”. Arguís está convencido de que “la felicidad es la asignatura olvidada y que la educación es la manera más importante de alcanzar y fomentar la felicidad en todas las personas”.

El proyecto lleva fraguándose varios años. Arguís dirige un equipo de educadores denominado el Equipo SATI (un Grupo de Trabajo dependiente del Centro de Profesores y Recursos “Juan de Lanuza”, de Zaragoza) que está poniendo en práctica las técnicas inspiradas en la Psicología Positiva en colegios de países como España, Venezuela, México o Colombia. Destinados a niños y jóvenes de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, la metodología que propone Aulas Felices se basa en una serie de ejercicios prácticos que proceden de la Psicología Positiva.

Ésta, señala Arguís, surgió hace unos 13 años y se define como el estudio científico del funcionamiento humano óptimo. Es decir, “es la ciencia del bienestar o de la felicidad y está involucrada en muchos ámbitos: salud, educación y organizaciones humanas entre otros”. En concreto la parte con la que trabaja este grupo de investigadores es una nueva rama conocida como la Educación Positiva y ésta se aplica en Aulas Felices fundamentalmente para trabajar dos aspectos: la práctica de la atención y la educación de fortalezas de carácter, señala Arguís.

Ambas contribuyen a fortalecer a “niños y jóvenes y fomentar una felicidad firmemente enraizada en la vida interior”.

La felicidad es en palabras de Arguís (que menta la definición de Sonya Lyubomirski) “la suma de la alegría, la satisfacción y el bienestar positivo combinados con el sentimiento de que nuestra vida es buena, tiene sentido y vale la pena”.

Y en concreto la felicidad que se puede enseñar en las escuelas es la que se puede trabajar, “la significativa”, explica el director. “Cultivando nuestro yo interior de manera que nuestra felicidad dependa más de nosotros que de nuestras circunstancias externas. Realizar este trabajo, desarrollar este recurso es lo más importante para conseguir el bienestar y la felicidad”.

Atención

Con el objetivo de hacer a niños, jóvenes, profesores y familias más felices, la metodología diseñada para este proyecto se centra en los dos pilares antes mencionados: la atención plena y el desarrollo de fortalezas del carácter.

Con la atención plena “niños y adultos viven más despiertos, más conscientes, son capaces de saborear y disfrutar más el momento presente, algo fundamental para ser feliz”, señala Arguís. Porque, explica, “no es tanto que no seamos felices como que no seamos conscientes de lo que nos rodea. Muchas veces no sabemos valorar lo que la vida nos ofrece”.

Así que se realizan prácticos ejercicios para despertar esta atención y hacer a los niños más conscientes del mundo que les rodea.

En cuanto a la segunda parte de los objetivos, las fortalezas personales, un equipo de investigadores americanos ha hecho un listado de veinticuatro fortalezas que son valores universales compartidos por todas las culturas.

Trabajar con ellas es fundamental. Se trata de “conceptos como la apreciación de la belleza, el amor por el aprendizaje, la curiosidad, el sentido de la justicia, la moderación, la amabilidad, la gratitud, la vitalidad, el optimismo, la perseverancia”.

Y todos estos aspectos tienen sus ejercicios específicos para ser trabajados en las aulas. Alcanzando en la medida de lo posible estos dos objetivos, se contribuye, asegura Arguís, “a hacer que la felicidad dependa más de nosotros mismos, que seamos más autónomos, para ir por la vida funcionando independientemente de lo que nos sucede”.

Este trabajo aplicado de manera sistemática con profesores, alumnos y familias, da resultados “sorprendentes”, explica el director.

El proyecto al completo con sus objetivos y sus componentes está publicado en Internet en la web: http://catedu.es/psicolo-giapositiva. Se puede descargar de manera libre y gratuita.

Una vida plena

Es importante distinguir los distintos niveles de felicidad que existen. Arguís hace referencia a los estudios del psicólogo americano Martin Seligman. Este establece tres niveles diferentes.

El primero se denomina “vida placentera” y es “cuando nuestro bienestar se origina por causas externas que se materializan en sentimientos y emociones positivas”. Suelen ser, señala Arguís, placeres efímeros. En un segundo nivel nos encontramos con lo que se denomina “la vida comprometida”.

En este nivel existe un mayor control por parte del hombre de lo que es su felicidad, ya que “es un nivel en el que hay que buscar activamente la felicidad involucrando nuestros puntos fuertes”. El tercer nivel es el más importante y es el que se pretende promover desde Aulas Felices.

Se trata de “la vida significativa”, y es “un paso adelante hacia encontrar un significado y un propósito a nuestra vida, lo que nos produce una vida plena”, según Arguís. El profesor señala que las personas que manifiestan estar “más satisfechas” son las que orientan su vida hacia estos dos últimos niveles. z

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Comentarios

  1. maria paula valencia
    2 de marzo de 2024 15:22

    Hola: muy interesante el PROYECTO AULAS FELICES¡¡ Me gustarìa tener màs informaciòn ,por favor, facilitar un contacto para profundizar.
    Gracias