Autocontrol para niños y adolescentes (y sus padres)
Todos (niños y adultos) podemos aprender autocontrol, pero es necesario que queramos y practiquemos hasta automatizarlo. Con el ‘Manual de Autocontrol para niños y adolescentes’ que ha escrito la psicóloga Inma Araujo y los ejercicios que propone podemos conseguirlo.
Por Eva R. Soler
AJuan, con 13 años, le estaban continuamente expulsando de clase por agredir a sus compañeros. Gracias al programa de intervención que Inma Araujo lleva a cabo en el centro de menores Alborada (Pontevedra) logró controlar su rabia y frustración y dos años después ha logrado normalizar su vida en el aula y “generar una estabilidad emocional que le permite resolver los inconvenientes y ser feliz”, asegura Araujo. Esta psicóloga lleva más de 20 años trabajando con menores y sus familias. Durante este tiempo, se ha encontrado con cientos de adolescentes como Juan. “La gran mayoría de los casos son complicados”, según nos explica, “pues, la falta de control está provocada por haber sufrido maltrato o abuso sexual en la infancia”.
Para otros casos más sencillos se puede recurrir al Manual de Autocontrol para niños y adolescentes que, fruto de su experiencia, la psicóloga ha elaborado y que puede descargarse gratuitamente. “Todo niño o niña puede aprender a controlarse, para ello debe reconocer sus emociones, su proceso de rabia y sus propias alternativas y aprender a expresarlos y a canalizarlos”, afirma la terapeuta.
Los primeros años
Enlos primeros siete años un niño adquiere los aprendizajes básicos para sus desarrollo personal y social: aprende a establecer vínculos seguros y de confianza, a comunicarse, a expresar sentimientos, canalizar emociones… “Si entonces no aprende a controlar su ira, surgirán problemas significativos en su desarrollo emocional, psicológico y social”, explica Araujo y añade: “En esos primeros años son los progenitores y cuidadores los máximos responsables de enseñar a los niños habilidades sociales básicas”.
La mayor parte de los adultos sabemos explicar a nuestros hijos cuál es el modo incorrecto de canalizar la ira y frustración, sabemos reñirles y ponerles consecuencias cuando no se controlan correctamente, pero, ¿somos capaces de enseñarles con nuestro propio ejemplo? “Si el adulto sabe canalizar su ira; si cuando no es capaz y se equivoca, sabe analizarlo, reconocerlo y corregirlo; si da ejemplos reales y diarios… ese aprendizaje es el que, poco a poco, irá interiorizando su hijo”.
Padres modelo
“Si , por el contrario, la madre, padre o cuidador cuando pierde el control no lo reconoce, no lo modifica, no intenta canalizar adecuadamente sus emociones negativas; lo más probable es que su hijo le imite. Vivirá con ansiedad porque no le gusta la falta de control, pero desconoce cómo hacerlo. También puede afectar del modo opuesto: las pérdidas de control de los progenitores pueden provocar tal rechazo que, para no imitarlo, se cohíba toda expresión de sentimientos o defensa ante amenazas o daños”, sostiene Araujo.
Los menores que no saben controlarse responderán de un modo perjudicial para sí mismos y para los demás que puede tener consecuencias leves (discusiones, rabietas…) o más graves (autolesiones).
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Gestionar la falta de autocontrol de nuestros hijos en cinco pasos
1. Enseñarles a reconocer los sentimientos:“Debemos poner nombre a las emociones. Se puede hacer con juegos (creando una baraja, bingo, ruleta, tarjetero con caras…) y jugar a que los reconozcan y describan. También se puede practicar, explicando los sentimientos cada vez que surjan para que aprendan a reconocerlos en el momento y ponerle nombre”, sugiere Araujo.
2. Hay que explicarles que todas las emociones tienen su utilidad, en negativo y en positivo: “Por ejemplo, el miedo nos protege y nos activa ante un peligro; pero se puede convertir en un problema cuando se activa ante todo y en todo momento. Y así iremos explicándoselo con todas las emociones: cariño, tristeza, alegría, culpa, vergüenza, preocupación, etc.”.
3. ¿Cuándo surge la rabia?:“Una vez reconozcan sus emociones, cuando les pueden ayudar y cuando les pueden generar un problema, toca analizar personalmente su proceso de rabia: en qué situaciones y cuáles suelen ser las causas que hacen que sientan rabia”.
4. Cómo controlar la ira: “Tienen que entender que en ese momento su cuerpo tiene unas sensaciones (tensión muscular, se acelera el corazón y la respiración, etc.) y la mente genera unos pensamientos (negativos en este caso). Es muy importante que reconozcan cuáles son esas sensaciones y esos pensamientos negativos”. Entonces, les pediremos que fabriquen pensamientos positivos y frenar la pérdida de control.
5. Alternativas:“Por último, buscamos alternativas de cómo pueden desahogar esa rabia (hablarlo, llorar, practicar un deporte…). Siempre hay que preguntarles cuáles son los métodos que ellos mismos utilizan, reforzándolos si son adecuados y ayudándoles a ampliarlos. Todo esto no debemos hacerlo en un solo día y todo a la vez, sino gradualmente de un modo dinámico y participativo a lo largo de la infancia y la adolescencia”, concluye la psicóloga. Y también pueden practicarlo los padres.
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