Beneficios de educar en tolerancia, diversidad y respeto
SILVIA ÁLAVA
// PSICÓLOGA //
silviaalava.wordpress.com
“No hay educación si no hay verdad que trasmitir, si todo es más o menos verdad, si cada cual tiene su verdad igualmente respetable y no se puede decidir racionalmente entre tanta diversidad” Fernando Sabater.
Educar en la tolerancia y en el respeto es uno de los grandes retos de la humanidad, pero también es la llave para el cambio a una sociedad mejor, más justa, más humana y donde la paz y el diálogo puedan estar presentes. Las personas educadas en la tolerancia son menos manipulables, dado que son más sensibles a las necesidades de los demás, a no faltar al respeto, a no menospreciar a los diferentes, por lo que es menos probable que calen en ellos determinados discursos basados en prejuicios y en el odio.
Favorece la toma de decisiones propia. Al ser menos manipulables y fomentar su sentido crítico los menores son más capaces de decidir por sí mismos, sin dejar que las opiniones de los demás, o los estereotipos impuestos desde fuera les condicionen.
Cuando educamos en tolerancia, los menores se vuelven más empáticos, son más capaces de ponerse en el lugar de los demás, de ver que hay diferentes formas de pensar y de actuar, y aprenden a respetar las opiniones diferentes y sobre todo los sentimientos y emociones de los demás. Al educar en diversidad los niños entienden que todos somos diferentes, que todo vale y que cada uno puede aprender de forma diferente, lo que de nuevo favorece la empatía.
Educando en tolerancia y respeto fomentamos la autoestima, dado que fomentamos que se respeten a sí mismos y a los demás. Respetar a los demás y ser tolerantes con los demás nos lleva al respeto hacia uno mismo y evita que nos machaquemos y fustiguemos por nuestros errores.
Fomenta la sociabilidad. Educando desde el respeto y la tolerancia no solo enseñamos a ser educados y dar las gracias, sino que se fomenta que estén más abiertos a conocer a más gente, a no juzgar a las personas diferentes, a respetar que existen otros puntos de vista diferentes…
Son menos violentos y agresivos. Los menores educados en el respeto y la tolerancia son menos violentos y emiten menos conductas agresivas, porque han aprendido que esta es una forma de no respetar y lastimar a los demás, y porque viven en un ambiente donde bajo ningún concepto son legitimadas ninguna forma de violencia.
Tienen menos prejuicios. Cuando educamos en tolerancia, aprendemos a respetar al diferente a verle como una persona, con sus defectos y virtudes yendo más allá del grupo social, raza, etnia o religión a la que pertenezca.
Es menos probable que practiquen o sean víctimas de bullying. Cuando educamos en la tolerancia, en la diversidad y en respeto, entendemos que cada persona es un ser único, e irrepetible con unas circunstancias diferentes, con su propia forma de ver la vida, de entender las cosas y con sus emociones y sentimientos, por lo que es más difícil que se den conductas de acoso dentro y fuera del aula.
Son más sensibles a la diversidad. Esto implica entender que no todos somos iguales, y que no todos tenemos las mismas necesidades, ni la misma forma de aprender, y aprenden a respetar los tiempos y las necesidades de los demás.
Nos abre la mente, cuando los menores están abiertos a gente distinta, nuevas ideas, nuevas experiencias, nuevos pensamientos, aprenden que no solo su realidad es posible.
Se genera más confianza. Cuando los niños saben que no van a ser juzgados y que su opinión pese a ser diferente será tenida en cuenta, se sienten más libres para decir y hacer lo que sienten, lo que también repercute en la confianza y seguridad en ellos mismos.
Aprenden a resolver conflictos. Educando de esta forma enseñamos a los niños a reflexionar a tener en cuenta y a respetar las opiniones y emociones de los demás, por lo que es más probable que desarrollen un comportamiento asertivo y que aprendan a resolver los conflictos del día a día.
Mejora el bienestar emocional. Cuando somos capaces de reflexionar, reconocer nuestros errores y pedir perdón a los demás por faltarles al respecto y lastimar sus sentimientos, nos sentimos mejor con nosotros mismos y con los que nos rodean.
Además, conseguimos ser más felices. Diversos estudios evidencian que ser agradecidos y hacer cosas por demás son dos de los grandes predictores de la felicidad.
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Colegiado M-16238
Directora del Área Infantil Centro de Psicología Álava Reyes
Madrid 2 de mayo de 2016
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