Carlo Frabetti: “La literatura infantil tiene que tratar a niños y niñas sin condescendencia”
Por Adrián Cordellat
El escritor y guionista Carlo Frabetti (Bolonia, 1945) se alzó el pasado 20 de abril con el Premio SM El Barco de Vapor, uno de los más prestigiosos del mundo de la literatura infantil, por su novela ¿Quién quieres ser? Dice Frabetti que el premio ha sido “una inyección de juventud” a una edad, los 75 años, “en la que uno se siente ya un poco jubilado”. Creador de uno de los programas más míticos de la televisión española, La bola de cristal, el autor asegura no haber perdido nunca el contacto con los niños, una relación que considera muy “enriquecedora” por esa simbiosis que se da entre la experiencia adulta y “la curiosidad, la vitalidad y la energía de los niños”.
El jurado le otorgó el premio, entre muchas otras cosas, porque su libro “desde la calidad literaria, apela a un lector inteligente”. ¿Tiene la sensación de que muchas veces se trata al niño lector desde la condescendencia?
Sí, por desgracia es así, y no solo en la literatura infantil. También en las escuelas y en las familias los adultos, en general, tendemos a tratar a los niños con condescendencia y con muchas reservas a aceptar nuestros errores y nuestros defectos. Creo que es algo muy negativo desde el punto de vista didáctico y educativo. En la literatura infantil, concretamente, te diría que hasta hace unas décadas ni siquiera se la podía considerar literatura, era una especie de didacticismo y moralismo disfrazado de literatura. Afortunadamente la situación ha cambiado bastante y hoy hay muchos autores y autoras que no tratan a los niños como recipientes que hay que llenar sino como llamas que hay que alimentar. Es un cambio de paradigma que también se está viendo en las escuelas.
Como todo niño, Eva, la protagonista de ¿Quién quieres ser?, tiene muchas preguntas. Ella tiene suerte y conoce a Ray, un personaje tan sabio como estrafalario. Y digo suerte porque es una pena que con este ritmo loco de vida que llevamos muchas de esas preguntas que nos hacen los niños para saciar su curiosidad se queden en el aire, ¿verdad?
Los adultos o no tenemos tiempo, o no tenemos paciencia o no tenemos los conocimientos suficientes para responder a las preguntas de los niños y contestamos cualquier cosa para salir del paso. Sería muy bueno que los adultos aprendiesen a dialogar con los niños. No es una relación simétrica, evidentemente, pero eso no tiene por qué dar lugar a una relación de paternalismo en el mal sentido de la palabra. Tenemos mucho que aprender de los niños y también tenemos que aprender a reconocer abiertamente cuando no sabemos la respuesta a una de sus preguntas, porque esto lejos de mermar la autoridad del adulto la enriquece y hace que el niño sienta más respeto por él.
De la mano de Ray la pequeña se acercará a muchos temas como la literatura, la sociedad, el impacto de las tecnologías, la situación del planeta, la explotación de la gente, etc. ¿Qué ha buscado sacando todos estos temas tan actuales a la palestra?
Los niños y niñas de hoy se enfrentan a unos cambios tecnológicos, económicos y sociales totalmente nuevos y es muy importante que sepan en qué mundo viven y hacia dónde camina ese mundo. Porque es verdad que los niños de hoy tienen mucha información y aparentemente saben muchas cosas, pero no tienen el tiempo ni la ayuda para integrar toda esa información en un cuadro coherente.
Me gusta que Eva de todos esos temas y preguntas no se quede con una respuesta cerrada, si no que Ray le obligue a hacerse nuevas preguntas. Es algo que hecho de menos en la literatura infantil. Por momentos parece que se ha vuelto demasiado moralista, ¿no le parece?
Sí, es una tendencia que por desgracia siempre ha estado ahí. De lo que se trata, sin embargo, es de establecer un diálogo y una simbiosis con los niños. Es muy estimulante dialogar con los niños, porque si se hace adecuadamente, se establece una simbiosis entre la experiencia y la acumulación de saber de la persona mayor y la curiosidad, la vitalidad y la energía de los niños. Es algo muy enriquecedor.
Fue uno de los creadores del mítico programa La bola de Cristal, así que llevas una vida dedicado a buscar cómo llegar y entretener a la infancia desde la cultura. Desde tu punto de vista como escritor/guionista, ¿ha cambiado mucho esa infancia? ¿Se tiene uno que reinventar para seguir llegando a ella o en el fondo los niños de hoy siguen siendo en esencia igual que los de los años ’80?
Básicamente hemos cambiado muy poco en los últimos doscientos mil años. Lo que ha cambiado mucho es el contexto tecnológico y la cantidad de tipos de estímulos que recibimos constantemente, por lo que los niños y niñas de hoy se enfrentan a una situación bastante más difícil de gestionar. Yo pertenezco a la última generación de niños sin televisión. Eso me ha permitido reflexionar sobre lo que puede ser haber nacido ya en un mundo con ese medio tan denso en estímulos, imágenes y sonidos que deja poco margen para la reflexión. Por eso considero tan importante la lectura, sobre todo para los más jóvenes, porque es uno de los pocos espacios de libertad mental que nos quedan.
Como decía antes, tienes muchos libros dedicados al público infantil de todas las edades. Pienso en Telmo, muy enfocado a primeros lectores, o en novelas como La vuelta al mundo en 80 enigmas. ¿Qué ingredientes tiene que tener para Carlo Frabetti un buen libro infantil?
Ante todo tiene que tratar a niños y niñas sin condescendencia, apelando a su inteligencia y a su sentido crítico; y tiene que estimular su imaginación. Todo lo demás lo ponen ellos. Una mente infantil es tan rica y creativa que a poco que la estimules ella por sí misma va a conseguir grandes resultados. Lo malo es que muchas veces en lugar de estimularles lo que hacemos es todo lo contrario, encorsetar su imaginación, su creatividad y su sentido crítico.