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César Bona: “En la escuela no hay tiempo para escuchar a los niños ni hay tiempo para que se escuchen”

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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César Bona, maestro y escritor, es Premio Magister de Honor por la Plataforma de la Escuela Pública y Premio Crearte del Ministerio de Cultura en dos ocasiones por su estímulo de la creatividad. Y autor del libro “Humanizar la educación”, que se publicará en marzo.

 

Por Olga Fernández

¿Qué significa humanizar la educación?

En los últimos meses los verbos que más se han oído son “examinar” y “evaluar”. Con ellos se simplifica mucho lo que es la educación porque hay otros verbos que quedan fuera, por ejemplo “aprender”, “reflexionar”, “incluir”, conectar”, “escuchar”. Cuando hablamos de la escuela, muchas veces se tiende a pensar que es el lugar del que los niños y niñas salen habiendo sido evaluados y con una nota. Esto en principio nos aleja de lo que es la humanización. Tenemos que educar hacia nuestra esencia, algo que no se trata en las escuelas. Por ejemplo, la salud física y emocional o la nutrición, no se tratan en el colegio.

Entonces, ¿humanizar sería personalizar la educación?

Es un tema amplio. Se debe entender que todos somos diferentes y que la diferencia no es un inconveniente. Hay que reflexionar sobre cuál es el fin de la educación: si es que lleguen a bachillerato para que estén preparados para sacar una nota media o si es para darles herramientas para que sepan relacionarse con los que les rodean y con el mundo.

¿La escuela está más centrada en que el niño salga con una nota o en que salga con herramientas?

Los maestros estamos deseando formarnos y lo hacemos sobre aquellas cosas que pensamos que debemos formarnos y sobre lo que la administración nos dice que tenemos que enseñar. Pero a veces las decisiones de las administraciones están excesivamente adultizadas (desde el punto de vista del adulto). Se podrían hacer muchas analogías entre adultos y niños: si el adulto quiere estar a gusto en su trabajo, por qué no se piensa lo mismo hacia la escuela.

Los padres demandan una educación más personalizada y que se trate a los alumnos según sus características personales. ¿Se puede?

Cada niño es diferente y, además, esa diferencia enriquece las relaciones. Por eso precisamente debemos recordar que somos seres sociales. Pero en las escuelas debido a la cantidad de contenidos que hay que dar muchas veces no es posible. No hay tiempo para escuchar a los niños ni hay tiempo para que se escuchen.

¿Hay suficientes recursos en la escuela pública para implementar nuevos métodos de enseñanza?

Obviamente se necesitan muchos recursos, sobre todo humanos. Es necesario invertir en personal de la comunidad educativa (profesores, psicólogos, etc.). La educación es una inversión a largo plazo y precisamente por eso dejan de prestarle importancia. Provoca tristeza que cada vez que cambia el gobierno, nadie sea capaz de decir vamos a unirnos y a sacar lo que tenemos en común. Siempre son mayores las cosas que nos acercan que las que nos diferencian, sin embargo, tienden a ver las cosas que nos diferencias como grandes escollos cuando eso es lo que menos les importa a los niños. Lo que para la élite política son escollos insalvables, a los niños les da igual.

En cuanto a los nuevos métodos de enseñanza, el término “nuevo” es muy relativo. Podemos hablar de metodologías que creemos que son nuevas y ya se hacían hace 200 años.

¿Cómo crees que sería el colegio ideal?

El sistema educativo actual no es un sistema de éxito, se necesitan cambios. Te puedo dar cuatro pinceladas: incluir la salud en las escuelas, el pensamiento crítico, el diálogo, las asambleas… La gestión del error también es importante, es decir, que los niños puedan ver los exámenes y reflexionar en lo que han fallado.

¿Y el profesor perfecto?

Para contestar a esto uno se tiene que pensar a sí mismo como alumno: alguien que me escuche, que tenga empatía y sepa ponerse en mi lugar, que muestre respeto por el medio ambiente, por otras culturas, que tenga compromiso social y que pueda aprender de ese compromiso, que sea creativo, que tenga curiosidad, que sepa gestionar las emociones y me enseñe a gestionarlas.

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