Ciberseguridad infantil: Mientras ellos navegan, otros espían
¿Están seguros nuestros hijos cuando navegan por Internet?, ¿cómo podemos asegurarnos de que no son monitorizados? Existen estrategias para enseñarles a protegerse.
Por Olga Fernández
Cada vez es más habitual que los niños utilicen tabletas y portátiles para estudiar, con aplicaciones o app que permiten realizar test y evaluaciones y manejar los datos por el profesor, es el caso de Socrative; o Alexia Classroom, con la que los alumnos comparten información y trabajan de forma cooperativa en el aula. La utilización de todos estos programas y aplicaciones genera información sobre el alumno: en qué falla más, en qué materia es mejor, a qué hora se pone a trabajar, cuánto tarda en hacer un ejercicio, etc. Datos a los que solo debe tener acceso el profesor para mejorar el rendimiento del estudiante.
“La Unión Europea está trabajando en que la inteligencia artificial esté basada en unos principios éticos y que sea trasparente, es decir, que el usuario sepa qué están haciendo con sus datos. Para utilizar los datos del niño se debe tener la autorización expresa de los padres”, afirma Rafael del Hoyo, responsable de Big Data y Sistemas Cognitivos del Instituto Tecnológico de Aragón.
Los profesores también deben tener en cuenta una serie de premisas a la hora de manejar la información privada del alumno. “Diferentes prestadores de servicios ofrecen herramientas gratuitas muy útiles para la docencia, pero deben ser utilizadas con cautela. No es lo mismo usar la “nube” para trabajos de dibujo que usarla, por ejemplo, para almacenar datos de carácter personal que se requieren para la gestión administrativa del alumnado de un centro docente”, apunta Ofelia Tejerina, profesora del Máster de Acceso a la Abogacía de Comillas Icade y experta en Derecho Informático. Quien insiste en la importancia de saber elegir los canales de comunicación en función de la información que se maneje: “No es igual usar un canal de comunicación gratuito para realizar tareas escolares que para comunicarse con un menor con problemas de aprendizaje, de salud, o familiares. Y no es lo mismo usar plataformas gratuitas para informar sobre la actividad docente en general de una institución, que utilizarla para publicar imágenes de las actividades de Navidad o de fin de curso donde aparecen menores”.
Según señala, existen plataformas de telefonía con video o videoconferencia, como Zoom o FaceTime, muy utilizadas actualmente para conectarse en las clases on line, sobre las que recientemente han tenido conocimiento de problemas de seguridad, “pero dependerá del carácter confidencial de la información y el uso que hagamos de la tecnología. A mayor privacidad, mayores garantías debemos exigir al responsable de la misma. Y ojo, tendremos que poder contactar con él, localizarle en caso de problemas, más aún si se dieran casos extremos en los que deba intervenir un juzgado”, advierte esta experta.
El futuro de Internet y su uso se vislumbra con grandes cambios que pueden afectar al control de nuestros datos. Tras la crisis del coronavirus ya se intuye un nuevo modelo que llega desde China, país que propone crear una red más rápida y potente pero menos libre. Consistiría en reemplazar el sistema que ahora usamos, en el que para transmitir datos cada dispositivo envía paquetes de información a una dirección, por una tecnología en la que los dispositivos de la misma red se comunicarían directamente entre ellos, sin depender de un satélite o intermediario. Sin embargo, no sería totalmente libre. Se prevé que este nuevo modelo requeriría de algún sistema de autentificación para poder funcionar, lo que conllevaría el rastreo de los datos.
Según explica Sergio de Juan-Creix, profesor colaborador de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y experto en derecho digital, si bien con el sistema actual podemos ser identificados mediante la dirección IP, con un sistema de autentificación sería mucho más sencillo. “Actualmente, identificar a alguien por su IP requiere de una autorización judicial que ordene a los operadores revelar la identidad de una persona, pero con un sistema de autentificación para acceder a internet esta posibilidad sería más abierta”, afirma este experto, señalando que no solo los operadores, sino también otros agentes podrían controlar nuestro uso de internet, con el riesgo que ello conlleva para nuestra privacidad e intimidad.
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Cómo enseñar a los niños a filtrar
Pero los niños no solo utilizan las herramientas on line en el entorno escolar, en casa también acceden a otras aplicaciones de ocio o redes sociales sobre las que es más difícil tener un control. De hecho, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos ha anunciado que Google y su subsidiaria YouTube tendrán que pagar una multa de 170 millones de dólares para resolver las demandas que acusaban a estas empresas de recolectar datos personales de niños sin el consentimiento de los padres o tutores.
¿Cómo saber que determinadas aplicaciones o redes sociales son seguras? La experta en Derecho Informático, Ofelia Tejerina, nos ofrece una serie de pautas para enseñar a los niños a utilizarlas de manera segura: “Cuando instalen una aplicación en su teléfono móvil, esta empieza a pedir permisos, acceso a contactos, a la cámara, al micro, a la geolocalización, etc. Lo aconsejable es aceptar solo aquello que es necesario para el servicio que presta la app. Por ejemplo, la cámara y el micrófono sí son necesarias para Instagram, pero no deben darse a otras aplicaciones, o a la geolocalización, pues en principio no siempre se necesita, y en caso de necesitarla pueden activarla para ese momento concreto.
Tampoco deben dejar que accedan a sus contactos de la agenda, por ejemplo, si es una red social, ellos irán añadiendo perfiles libremente. Si es una app de pasatiempos, no necesita acceso a nada de todo lo comentado, si lo pide o lo exige para poder instalarla, han de desecharla. Siempre deben dar lo mínimo de su información personal”.
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