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Cocinar en familia tras el efecto Masterchef

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Cocinar no solo alimenta sino que transmite disciplina y esfuerzo, potencia la creatividad y enseña a los niños el valor de una dieta equilibrada.

 

Ana Veiga

 

Los talent show proliferan a lo largo y ancho del mundo y España no iba a ser menos. En especial, entre ellos, MasterChef Junior se ha coronado como uno de los programas estrella y ha traído tras de si un tsunami de libros, campamentos, ofertas formativas… que se han ido abriendo para los niños y niñas.

Su más reciente ganador es Josetxo, que a sus 11 años ya tiene cuatro años de experiencia en la cocina. “Le gustaba estar conmigo cuando preparábamos la cena; al principio miraba pero, poco a poco, se fue animando a hacer cosas”, comenta José Luis Pérez, su padre. “En casa siempre hemos intentado mantener una alimentación saludable basada en la dieta mediterránea. Desde que Josetxo empezó a cocinar, desarrolló el gusto por ese tipo de comida y cada vez parece que le gusta más. De hecho, él siempre dice que le gusta cocinar porque le gusta comer bien”.

El paso por Masterchef Junior le ha aportado es “mayor capacidad y conocimientos para trabajar en equipo”, expresa el padre del pequeño chef. “Además, probar nuevas recetas y técnicas culinarias e intentar mezclar productos y sabores fomenta su curiosidad. Y cuando alguna receta no le sale bien, la repite hasta que le sale, lo que también le permite ser persistente y aprender de los errores”.

En definitiva para Jose Luis, cocinar ha sido muy positivo para su hijo, como también lo ha sido su experiencia en Masterchef. “La mejor respuesta a cómo se puede valorar su paso por el programa es la que da el propio Josetxo: “Repetiría mil veces”. Seguramente no hace falta añadir más. Por mi parte, creo que cocinar juntos es una de las mejores cosas que se puede hacer en familia porque es divertido, instructivo y saludable; y creo que su paso por el programa ha afianzado y mejorado esos valores”.

Quizá programas como este ayuden a popularizar las verduras o legumbres entre la infancia española, como le ha pasado al propio Josetxo. Y dadas las cifras que retratan la nutrición infantil en nuestro país, puede que sean más necesarios de lo que pensamos.

La Encuesta Nacional de Salud de España 2017 indica que dos de cada 10 niños españoles tienen sobrepeso y que dos de cada 10 sufre obesidad, es decir, el 27,8% de los menores en nuestro país ya presenta algún tipo de problema de peso. “Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares”, reiteraba la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

Cocinar y comer mejor

En 2014, un estudio realizado por el centro de investigación de Nestlé en Laussane, Suiza para la revista Journal Appetite sostenía que los menores entre 6 y 10 años de edad que ayudan a sus padres a preparar sus propias comidas, comen 76% más ensaladas y un 27% más proteínas que los que no lo hacen.

La Dietista-Nutricionista en la Clínica de Endocrinología Dr. Vidal- Ríos, Emilia Pena Rossler, apoya la idea de enseñar a los niños a cocinar para mejorar su dieta. “Poder tocar los alimentos antes de cocinarlos, olerlos y jugar con ellos va a influir en su relación con los mismos”. Incluso apoya la propuesta de incluir clases de cocina en los centros escolares, aunque “con cautela”, añade. “En muchos colegios se enseña a cocinar pero las recetas son galletas, pizzas, pasteles, roscones de reyes…y volvemos a empezar la rueda de la comida insalubre. Los niños deben aprender a preparar verduras, legumbres, ensaladas…y a conocer los alimentos y sus beneficios, siempre de la mano de profesionales”.

Los padres y madres también juegan un papel fundamental, al igual que pasa en otras áreas de su aprendizaje. “No basta con decir qué rico está el brócoli y luego comernos delante del pequeño una pizza. Si tu propia alimentación es pobre en verduras y legumbres o comes delante de tus hijos altas cantidades de procesados… Cada bocado que das va creando en tu hijo un recuerdo de lo que es saludable e influyendo en su comportamiento presente y futuro”, advierte. “Si el niño abre el frigorífico y encuentra fruta, frutos secos, verduras… esa será su elección. La clave Cocinar no solo alimenta sino que transmite disciplina y esfuerzo, potencia la creatividad y enseña a los niños el valor de una dieta equilibrada. no está en prohibir, sino simplemente no ofrecer”, explica.

Si el niño abre el frigorífico y encuentra fruta, frutos secos, verduras… esa será su elección.

Además del ejemplo, marcaremos sus hábitos en sus primeros años de vida. Decidimos qué consume y qué evita, por lo que esa será la oportunidad para fomentar una dieta equilibrada desde el inicio. “El problema actual es que pensamos que una buena dieta nos dará salud, pero no creemos que una mala alimentación nos la quitará; no somos conscientes de cómo influirá en nosotros lo que aprendemos y vivimos desde pequeños”. Por eso, la información puede darnos la clave para nuestra y su alimentación.

Pero no quiere que toda la responsabilidad recaiga en los padres y madres. Condena a entidades como la Asociación Española de Pediatría “que avalaba con su sello a distintas galletas y productos procesados dando a entender a los padres que dicho producto era saludable”. Habla también de la dieta de los comedores escolares que en muchas ocasiones ofrecen rebozados, pocas verduras o carnes procesadas.

 

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Cocinando autoestima para los niños

Jesús Ramírez es psicólogo en la UCM, Autor de Cocinoterapia y chef amateur. Su amor por la cocina no se debe solo al disfrute que genera sino a las bondades que supone para quienes la practican.

  • Cree que cocinar en la infancia no solamente es positivo sino “fundamental” porque “les ayuda a ser creativos y favorece su memoria olfativa y gustativa”. Además relaciona la cocina con la disciplina. “A la hora de elaborar una receta, hay que seguirla cumpliendo con los ingredientes, los tipos y tiempos de cocción, así como la preparación de todo antes de ponerse a cocinar-”.
  • Como valor extra, cocinar puede ayudar al niño a mejorar su autoestima. “Cuando alguien elabora una receta, lo que espera es un feed-back positivo por parte de los comensales. Esa retroalimentación genera un estado de bienestar que lleva a emociones positivas”. Incluso, añade, si el resultado no es del todo positivo, las indicaciones le ayudarán a seguir aprendiendo.
  • Cocinar también permite a los pequeños a combatir el estrés porque mantiene su mente centrada en el proceso, realizando actividades como pelar patatas o verduras. Y lo mejor es que es la actividad perfecta para hacerla en familia. “Al final del libro Cocinoterapia, pongo un ejemplo para cocinar en familia: los buñuelos de calabaza. Si el niño hace la masa y los padres fríen los buñuelos, estamos trabajando en equipo”. Al principio les costará más pero, en poco tiempo, habrán aumentado sus capacidades y se modificará hacia un estadio superior.

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