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Colegios para niños 10

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Clases de 12 alumnos, 25 deportes y evaluación continua del profesorado. En «Andover» y «Exeter» (EEUU), como se conoce a dos de los colegios más prestigiosos del mundo, se imparte clase para los mejores, con inmejorables condiciones. Gracias a las becas Kemper, todos los años un niño español puede disfrutar de un curso allí.

Autor: LOLA Gª AJOFRÍN

Cuando la profesora española Myriam Medrano llegó a “Andover” (Massachusetts) en 1992 para dar clase de Literatura y Cultura española, “no daba crédito”, recuerda emocionada en su despacho del Colegio de Fomento “Las Tablas Valverde” de Madrid, donde ahora imparte clase después de sus andanzas por los Estados Unidos. Más de 150 edificios, 18 canchas de tenis, dos pistas de patinaje sobre hielo, piscinas, gimnasios, teatro, iglesias, museos y  biblioteca eran algunas de las facilidades de las que durante seis años –“entre idas y venidas”, aclara– disfrutó en su destino norteameriano, el colegio “Phillips Academy Andover”, un campus del tamaño de unos 200 campos de fútbol accesible para los mejores de entre los mejores.

Los presidentes George Bush (padre e hijo), el premio Nobel y codescubridor del ADN James Watson, el actor Jack Lemmon y un largo etcétera de políticos, científicos, músicos o deportistas figuran en una lista de exalumnos que bien podría ser la de los más poderosos y ricos de dentro y fuera de los Estados Unidos.

PARA MENTES ÚNICAS
Pero el secreto del éxito del que está considerado uno de los mejores colegios del mundo no son los 26.000 euros de matrícula anual que permiten al “Phillips Academy” ofrecer 500 trabajadores –entre profesores, psicólogos, coordinadores y personal de mantenimiento– para 1.100 estudiantes, clases de 12 alumnos y hasta 25 deportes. “La clave –explica la profesora Medrano– es la calidad de su materia prima”. En “Andover” captan a las mentes más privilegiadas del planeta de entre 3º ESO y 2º de Bachillerato y las preparan para entrar en Harvard, Yale o Stanford –las univesidades más prestigiosas-. 

Alexander Heifner, de 17 años, es uno de sus alumno. Compagina su tiempo como estudiante adolescente por las mañanas con el de analista político en una cadena de televisión por las tardes. “Era curioso verle preocupado por sus ejercicios sobre el pretérito imperfecto en clase y al rato, junto a Obama, hablando en televisión con término políticos incomprensibles”, recuerda Myriam.

Pero la española no sólo tuvo alumnos modelo en su aula. El hecho de descubrir fumando a las hijas de un famoso político venezolano casi le cuesta a las niñas la expulsión y a ella un disgusto. “La rigidez de sus normas también es insignia del colegio”, explica la profesora. “Dar una calada a un cigarro, probar una gota de alcohol o hablar en un examen suponen el billete de salida automático”, aclara. “Y, de hecho, los niños firman un juramento en el que aseguran que no van a copiar”.

Exigencia, excelencia y rectitud, aunque con una matricula no apta para todos los bolsillos.  Para que sea el nivel académico y no el económico el que determine el ingreso en el centro, “Andover” concede numerosas subvenciones a los alumnos más brillantes. Cada año, un niño español, junto a un alemán, un francés y un italiano, tiene la posibilidad de disfrutar de un curso allí gracias a las becas Kemper.

“NO SÓLO ES EL PRESUPUESTO, SON LAS TÉCNICAS QUE USAN”
Para la profesora española Myriam Medrano, el presupuesto no es lo único que permite la excelencia a “Andover” y a su equivalente “Exeter. “Se puede aprender de varias de sus técnicas”. 
• NADIE SE DA LA ESPALDA.  En “Exeter” no hay pupitres, sino que los niños se sientan entorno a una mesa ovalada.  “Es lo que se conoce como Harkness Table –mesa de escucha–, una técnica que facilita la interacción”, aclara. En “Andover” se utiliza el mismo sistema, aunque son las sillas las que se colocan alrededor de la clase.
• AGRUPACIÓN. A los niños no se les agrupa por edades, sino por desarrollo intelectual y en cada  asignatura en un nivel distinto.
• EFICIENCIA. No se espera a que el niño suspenda, se interviene antes; se potencian las habilidades artísticas y el deporte; y a los profesores se les evalúa cada trimestre.

 

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