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¿"Colgados" desde la cuna?

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Cada vez más niños y adolescentes están enganchados al móvil. Una moda que puede crear adicción entre los menores y empobrecer su vocabulario. Establecer pautas de uso responsable se convierte en una necesidad.

Autor: ANA MARÍA SERRANO

Actualmente se calcula que en nuestro país uno de cada dos menores de entre 10 y 14 años posee un teléfono móvil, un porcentaje que se espera crezca en los próximos años. Además,  la edad en la que se empieza a utilizar el móvil es cada vez más baja, y ya comienzan a aparecer en el mercado aparatos especialmente pensados para niños, como el Mo1 de Imaginarium y Movistar.

Se trata de una tendencia en cierto modo inevitable, y en muchos sentidos no necesariamente indeseable. El móvil tiene su utilidad, y para muchos padres resulta tranquilizador saber que sus hijos pueden estar localizables. Además, como señalan muchos especialistas, entre ellos nuestro colaborador habitual Juan Carlos Rodríguez, no conviene exagerar los peligros de las nuevas tecnologías. Esto no significa, sin embargo, que el mal uso de los teléfonos no plantee problemas, sobre todo a la hora de, por ejemplo, regalar un móvil o regular su uso.

Tomar precauciones

Aparte de la controvertida discusión sobre el efecto de la energía electromagnética sobre la salud de los usuarios, las dudas que plantea el uso del móvil se centran, por ejemplo, en su efecto sobre el rendimiento escolar o en los problemas psicológicos de la adicción: según un informe del Defensor del Menor madrileño, hasta un 28% de los usuarios adolescentes se ha sentido “agobiado” al no poder usar su teléfono. La imposibilidad de tener el mismo sonitono o un modelo equivalente al de los amigos también puede ser motivo de  ansiedad.

La cuestión económica puede ser asimismo preocupante, dada la baja percepción que se puede tener de un presupuesto que por lo general corre a cargo de un familiar. La industria que rodea a la telefonía, con sus  modelos, juegos y politonos, contribuye a disparar el gasto: hasta un 7% de los usuarios adolescentes llega a gastar más de 40 euros al mes.  Por último, el carácter multimedia de los móviles puede poner a prueba la capacidad crítica de los menores ante el spam, los chats y materiales no aptos para su edad.

Ante esta problemática, instituciones, asociaciones de consumidores y compañías telefónicas han elaborado en los últimos años una serie de guías encaminadas a ayudar y aconsejar a las familias. Entre sus sugerencias, el empleo de contratos que permitan a los padres controlar el gasto, ver las listas de llamadas y elegir y bloquear los servicios. Y en el caso de decidir darle un móvil a un niño, más vale comprar uno adaptado a su edad que regalarle uno de segunda mano al comprar nosotros uno nuevo. Y lo más importante, predicar con el ejemplo: es más fácil que los hijos tengan un comportamiento responsable si ven en sus familiares un uso racional y adecuado del teléfono.

Descárgate el informe Seguridad infantil y costumbres de los menores en el empleo de la telefonía móvil

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