Cómo actuar con los niños durante el confinamiento según su edad
Rosa Mª Jové Montanyola (Lleida, 1961), es licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona, está especializada en psicología clínica infantil y juvenil y en psicopediatría (bebés de 0 a 3 años). Pero, sobre todo, es conocida por su papel como divulgadora y por ser la autora de varios libros de crianza convertidos en bestsellers como Dormir sin lágrimas (48 ediciones desde su aparición en 2006), La crianza feliz (27 ediciones), Ni rabietas ni conflictos (18 ediciones), y 365 ideas para una crianza feliz. La escuela más feliz, su último libro publicado.
«Mucho se ha hablado estos días de cómo proceder los adultos en caso de confinamiento: que si mantenimiento de rutinas, horarios, ejercicios… y muchos creen que eso mismo es lo que necesitan los niños, y no siempre es así. Si usted es un padre preocupado por cómo afectará esto a su hijo, le tranquilizará saber que los niños tienen más facilidad que los adultos para superar las adversidades en su vida», afirma Jové, que ha compartido una serie de consejos de actuación según los diferentes tramos de edad para estos días de confinamiento.
De 0 a 2 años:
«La rutina la marcan los padres, ya que, seguramente, les continuarán alimentando, acostando o bañando más o menos a la misma hora. Lo importante a estas edades no son las rutinas (sus padres van a hacerlo por ellos), sino que se lo pasen bien (que jueguen mucho y hagan actividades lúdicas) y que no se agobien. Intentemos, en la medida de lo posible, que jueguen al aire libre: si no hay jardín o terraza, puede ser en el balcón de casa o debajo de una ventana abierta, siempre con vigilancia. Lo único que van a entender de todo lo que pasa es que no pueden salir a la calle, intentemos minimizar ese aspecto. También es bueno contactar por videollamada con personas que vean normalmente (abuelos, canguro, etc.) pero sin forzar», aconseja la psicóloga.
De 3 a 6 años:
«Es bueno empezarles a contar lo que está sucediendo, porque se dan cuenta de grandes cambios y necesitan una explicación que les tranquilice. Tan importante es explicarles lo que sucede, como ser positivos y no dramatizar. Hay una diferencia entre ser positivo y mentir. No vamos a mentir, pero si explicarles el escenario más favorable en cada caso. Hay que adaptar el lenguaje a la edad del niño», afirma Rosa Jové.
Según la psicóloga, lo normal es que a estas edades se siga con las rutinas, pero recomienda «ser flexibles» porque los niños van a ver que sus padres no hacen lo mismo que siempre y ellos también pueden hacer cambios en su día a día, como ver algo más la tele, acostarse un poco más tarde, etc. La experta recomienda también que a los menores «les dé el aire al menos un ratito al día» (puede ser asomados en una ventana jugando al veo veo) para que sigan con el ritmo circadiano, y que hagan juegos en donde desarrollen su imaginación (pintar, bailar, cantar, disfrazarse…) «porque un niño que trabaja su imaginación olvida las preocupaciones».
De 7 a 12 años:
«Aquí ya es imperativo, no solo que estén informados de lo que sucede, sino de que sean proactivos y ellos se protejan, lavándose las manos y manteniendo la distancia social. Si aún no saben lo que es la distancia social, es importante explicárselo para que actúen en consecuencia», explica Jové, que pide a los padres que sigan marcando las rutinas, aunque con mayor flexibilidad. Si los padres van al trabajo o teletrabajan en casa, la psicóloga recomienda aprovechar estos momentos para que los niños y niñas desarrollen también algún tipo de trabajo escolar, «pero si los padres no trabajan, mejor no obligarles». La psicóloga considera también que este es el momento para aprender con las nuevas tecnologías o mediante proyectos, «con los que se aprende igual o mejor, pero sin darse cuenta».
La experta aconseja intentar que los menores «estén ocupados con cosas que les gusten (sí, hasta con videojuegos)», pero ir variando a lo largo del día esas actividades. «Es posible que en estos momentos se incremente la actividad con las pantallas, pero esto obedece a dos motivos: el primero es que todos hemos aumentado el uso de móviles, tablets, ordenadores, etc. no es algo exclusivo de los niños. El segundo motivo es que, en estos momentos e igual que los padres, es la forma de poder estar conectados con sus amigos porque a estas edades ya tienen vida social (muchos niños juegan online con los compañeros de clase o se escriben mensajes…). Son situaciones excepcionales que provocan conductas excepcionales, no hay que reñirles: ya volverán a la normalidad», concluye Jové.