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¿Cómo les afecta tener un hermano enfermo?

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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La vivencia de tener un hijo con una enfermedad crónica o grave es una de las más difíciles a las que pueden enfrentarse unos padres. Pero si hay más hermanos en la familia, estos también pueden necesitar ayuda.

Por Terry Gragera

“Cuando un hijo tiene una enfermedad grave, las rutinas familiares cambian y la energía de los padres se destina a cuidar de su hijo enfermo y a gestionar sus propias emociones. Entonces, hay algo que suele ser común a todos los hermanos y es la sensación de haber perdido el interés de sus padres”, advierte Gabriela Medin, psicooncóloga de la Fundación Aladina. “Por eso es importante hacerles ver que es algo que atañe a toda la familia, que ‘somos un equipo’. Si esto te pasara a ti, haríamos igual”, recomienda explicitar al resto de hijos. Así, los padres deben enfrentarse de cara a la situación y comentarles al resto de sus hijos: “Sabemos que no estamos haciendo la vida familiar que nos gustaría, que no estamos pudiendo ocuparnos de ti como necesitarías. Pensemos en qué cosas te ayudarían a pasar mejor este momento difícil porque sabemos que para ti supone una renuncia”, detalla la psicooncóloga.

De la misma opinión es Ana Belén Hernández, psicóloga de la Fundación Menudos Corazones: “Hay que hacerles entender que todos son importantes en la misma medida, pero que alguno de ellos puede tener más necesidades en un momento determinado. Y repetirles que se les quiere mucho, intentando dedicarles tiempo de calidad, haciendo cosas individuales con cada uno de ellos”. La enfermedad de un miembro de la familia, y más si es un niño, requiere de una serie de ajustes que afectan a todos. Hay que intentar “dar naturalidad” a la situación, como recomiendan desde Menudos Corazones. Así, conviene:

-Contarle a los hermanos lo que sucede en cada momento, con palabras que puedan comprender.

-Si hay hospitalización, deben saber con quién se quedan, quién los cuidará…

-No hay que negarles los sentimientos de rabia, miedo, celos… Hay que ayudarlos a encontrar las palabras para expresarlos, pero sin ponerlas en su boca.

-Utilizar cuentos y publicaciones que hablen del proceso que está viviendo su hermano.

-Proponer actividades donde se trabajen las emociones, como escribir un cuento relatando algo similar que le pase a otro niño.

-Involucrar a los hermanos sanos en el día a día de la familia y también en los cuidados de su hermano, pero sin adoptar un rol de cuidador o excesiva responsabilidad que no le corresponden.

-Participar en asociaciones para desmitificar su día a día. Esto les ayudará a ver que hay muchas familias como ellos, a sentirse comprendidos y a hablar de lo que sienten sin tabúes, afrontando mejor el miedo.

-Si hay respuesta sintomática por parte de algún hermano (dolores inespecíficos, dificultad para dormir, regresiones, bajada en las calificaciones…), se debe consultar con un especialista.

«Hay que hacerles entender que todos son importantes en la misma medida, pero que alguno de ellos puede tener más necesidades en un momento determinado»

Hablar sin forzar

En la mente de un niño con un hermano enfermo pueden surgir muchas ideas, miedos, incluso sentimiento de culpabilidad. “Es importante no forzar a los niños a hablar de cómo se sienten sino darles la oportunidad de hacerlo con tiempo, con calma, a su ritmo y a través de la forma que ellos encuentren: jugando, hablando, mediante un cuento, comentando lo que le pasa a su hermano a través de sus muñecos o escuchando simplemente que algo parecido le pasa a un compañero del cole, pero escuchándoles, no simplemente oyendo lo que dicen”, recomienda la psicóloga de Menudos Corazones.

Para Gabriela Medin es importante la actitud de los padres: “En casa debe haber un clima para expresar sentimientos. Si los adultos lo hacen, los hermanos acabarán haciéndolo. No se trata de llegar y preguntar, sino de mantener una charla abierta”.

¿Qué le va a pasar?

La enfermedad de un hermano sitúa a muchos niños ante la posibilidad de un fatal desenlace. “No hay que mentir a los niños ni trasladarles la realidad con crueldad. Se pueden usar distintas estrategias como intentar saber qué es lo que piensa el niño para hacer esa pregunta, devolviéndosela. No hay que evitar la respuesta”, subraya la experta de Menudos Corazones.

Por su parte, la psicooncóloga de la Fundación Aladina, destaca la importancia de que los hermanos puedan despedirse” si no hay posible curación.

“Es importante no forzar a los niños a hablar de cómo se sienten sino darles la oportunidad de hacerlo con tiempo, con calma, a su ritmo y a través de la forma que ellos encuentren»

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