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Copiar por sms

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Los bolígrafos pintados o las miradas esquivas a los compañeros están obsoletos. Las tecnologías han irrumpido en las aulas. No hablamos de las clases de informática sino de los sustitutos de las chuletas: los móviles.

“Escribes la lección en el borrador de los mensajes para copiar tranquilamente. Incluso puedes sacarle una foto a los apuntes… Y si no quieres llamar la atención, le bajas el tono de luz a la pantalla”. El que habla es Jorge (17 años), pero no es el único que opina así. Otros más pequeños, como Daniel (12 años), ya han experimentado los avances tecnológicos en este campo: “También lo hacemos con bluetooth, así los que saben las respuestas nos las mandan”. Los móviles son un nuevo reto para los profesores y un aliado para los malos estudiantes.

Pero, ¿cómo es posible este sistema si se prohíben los teléfonos en las aulas? Algunos alegan maña en el arte del engaño, pero otros ahondan en lo sencillo que resulta transgredir las normas. “Puedes decir que vas a usar la calculadora o a mirar la hora”, dice Raquel (13 años). Son técnicas muy arraigadas, aunque aún quedan algunos que escuchan sorprendidos a sus compañeros. Mientras tanto, los profesores insisten en que copiar es prácticamente imposible. “No nos engañan mucho y menos con el móvil que está prohibido”, afirma Rita Conde, tutora de Bachillerato del Colegio “Jesús María” de Madrid. Carmen Soto, directora del “Nuestra Señora de Santa María” –también de Madrid–, está de acuerdo en la dificultad del proceso debido al reducido número de niños en el aula y a los impedimentos que les ponen: “No dejamos que lleven nada en los oídos; además, vestir uniforme ayuda a que se tapen menos y les sea más complicado”. Dos versiones de la misma historia… ¿Será tan difícil copiar como dicen los educadores o tan fácil como presumen los alumnos?

Pero no sólo entre móviles anda el juego. Hablan del reloj digital, el MP3 o de las agendas electrónicas, pero sin duda la estrella es un pinganillo conectado al teléfono. “Lo pones en la oreja y luego llevas un micrófono en la manga para que alguien te diga las respuestas por móvil desde fuera de clase”, comenta Javier (17 años), que también confiesa: “Yo lo he usado y es infalible pero no es mío, sólo lo alquilo”. Y es que la tecnología es cara y el precio de este aparato puede superar los 300 euros, tal y como muestran webs como www.chuletaselectronicas.com . La pregunta es: ¿qué alumno puede permitirse gastar ese dinero en copiar en un examen? Javier contesta: “Es casi un negocio, al final salen ganando porque lo alquilan y en un año ya recuperan lo que se han gastado”. Puede que falle la Ética pero las Matemáticas están aprobadas.

Instrucciones de uso

Si no se habla con la boca llena o no se pintan las mesas de clase, también deben trasladarse las buenas costumbres a la tecnología móvil. La psicóloga Pilar Lapastora marca las pautas para hacer que los pequeños no le den un mal uso a las facilidades de la era moderna. “Contamos con nuevos medios y, como todas las tecnologías, conllevan un peligro. Son los padres los que firman la compra y es su responsabilidad hacerse cargo de su correcto empleo. Es fundamental que se le hable al niño francamente, sin miedo”.

Precisamente es ese miedo una de las causas de dicha adquisición: “Muchos padres les compran el aparato como método de control pero es un error, sólo se les debe dar si tienen la madurez suficiente”.

Por eso, Lapastora se muestra tajante y afirma que “el móvil no debe ir al colegio, igual que no van los videojuegos; en caso de ir, siempre apagado. Ningún móvil debe sonar en el aula, ni de los niños ni de adultos, pero no solemos dar buen ejemplo en todo momento”.

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