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Cuestión de sexo

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Diversos enfoques tratan de explicar las diferencias de rendimiento entre chicos y chicas. Un hecho sobre el que cada vez sabemos más pero que permanece como uno de los grandes misterios educativos.

Salvo contadas excepciones, todas las evaluaciones internacionales reproducen un mismo patrón. Las chicas, mejores en Lengua; los chicos, ídem en Matemáticas. Sirva como ejemplo el último informe PISA: diferencias abismales cuando toca demostrar habilidades de lectoescritura (36 puntos a favor del género femenino, la distancia que separa la puntuación global de Holanda y Portugal) y notorias en el campo de la ciencia exacta (12 puntos por encima los alumnos varones).

La evidencia se ha convertido en uno de los grandes misterios educativos. Variopintas razones sirven para explicar un fenómeno que desafía la ortodoxia igualitaria. Algunos investigadores se aferran al contexto y afirman que la causa surge únicamente del trato que la sociedad dispensa a cada uno de los sexos (y de las expectativas que deposita en ellos). Otros responden que la ciencia ya ha superado ese debate al demostrar divergencias neurológicas (y, por ende, cognitivas) entre niños y niñas.

“Está probado que la zona del hemisferio izquierdo del cerebro, que es la que se ocupa de las destrezas verbales, madura en las chicas hasta dos años antes”. Son palabras de María Calvo, presidenta en España de la Asociación Europea de Educación Diferenciada. Por su parte, existen estudios que asocian testosterona y pensamiento abstracto, un hecho que vendría a fundamentar el talento natural de los chicos a la hora de enfrentarse a las complejidades de la lógica matemática.

Casi proscrita durante décadas, la neurociencia aplicada a las diferencias de género vive actualmente una especie de renacimiento. “Hay muchas cuestiones que sólo nos estamos empezando a preguntar. Está claro que nos encontramos al principio de una nueva era”, asegura Leonard Sax, autor de varios libros sobre la materia. Más aún, Sax sostiene que una verdad tan simple como controvertida –las niñas oyen mejor que los niños– ayuda muchas veces a entender las variaciones de rendimiento intergenéricas.

ESTEREOTIPOS

No faltan quienes cuestionan lo que ellos perciben como meros estereotipos que algunas estadísticas están empezando a desmentir. En 2008, un equipo de la Universidad de Wisconsin (EEUU) analizó los resultados en Matemáticas de siete millones de alumnos sin encontrar distancias significativas entre chicos y chicas. En algunos regiones del país, los chicos superaban ligeramente a las chicas. En otras, al contrario.

Ese mismo año, otro estudio trató de relacionar las diferencias en los resultados matemáticos del PISA con el índice de igualdad de género de cada país según una clasificación elaborada por el Foro Económico Mundial. Y concluyó que en los estados más igualitarios (sobre todo los escandinavos) la distancia era menor que en aquellos que más discriminan a la mujer. Incluso en uno (Islandia), las chicas habían obtenido una calificación media superior a sus compañeros.

Ambos estudios fueron criticados por centrarse en resultados medios sin prestar atención a lo que sucede entre los estudiantes más brillantes, un sector del alumnado en el que la mayoría de varones suele ser abrumadora. También en Islandia (aunque por escaso margen), hay más superdotados para la geometría y el álgebra que superdotadas.

Esta prevalencia de genios masculinos sirvió para que en 2005, el entonces presidente dela Universidad de Harvard, Lawrence H. Summers, afirmara (cosechando un torrente de críticas) que la escasa presencia femenina en los puestos académicos de las más prestigiosas facultades de ciencias e ingeniería se debía a que “las mujeres no tienen la misma habilidad innata que los hombres en determinadas áreas”.

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