Cursos de Verano, coge el avión y olvida a Cervantes
Con una familia nativa o en una residencia multicultural. En la campiña inglesa o a pie de playa californiana. Sea cual sea su opción, los cursos de verano para aprender idiomas son uno de los puntos fuertes en el calendario anual de un número creciente de adolescentes españoles.
Autor: RODRIGO SANTODOMINGO
Alentados por el progreso económico y la creciente necesidad de manejar idiomas, los cursos de verano en el extranjero son cada vez menos un artículo de lujo reservado a las economías más pudientes. Miles de chavales españoles cogen el avión cada verano con destino a un país foráneo. Su objetivo, convivir en un idioma distinto al castellano –inglés en un 90% de los casos– mientras llenan su memoria de recuerdos imborrables.
Afirma el presidente de Aseproce (Asociación Española de Cursos en el Extranjero), Juan Manuel Elizalde, que la secuencia del aprendizaje idiomático en período estival suele empezar con un campamento en suelo español, continúa con una primera salida a Inglaterra o Irlanda y culmina en un país fuera de Europa, sobre todo Estados Unidos y Canadá. En total, el 75% de adolescentes son acogidos por familias, mientras el resto vive en algún tipo de residencia.
Lo más habitual es que el salto transatlántico comporte también un cambio en la dinámica de las clases que acompañan la estancia veraniega. Mientras que las sesiones didácticas durante la estancia en las islas británicas son más formales y se centran normalmente en aspectos gramaticales, las del otro lado del charco tienen un carácter más desenfadado, poniendo el acento en las habilidades de conversación.Otro patrón que define a los cursos de verano allende los Pirineos es que en su gran mayoría tienen lugar en el mes de julio (un 80%), dejando en muchos casos agosto para reunir a padres e hijos en unas vacaciones compartidas.
Elizalde asegura que el sector ucha por conseguir una regulación específica que sirva para evitar experiencias desagradables: «no hablamos de fraudes, pero sí de empresas sin mala fe» pero que no cuentan con la experiencia o la infraestructura necesarias para ofrecer un producto de calidad.
El presidente de Aseproce considera imprescindible fijar un «estándar mínimo de calidad» para reducir al mínimo las quejas, casi siempre originadas en las «falsas expectativas» del cliente.
ESTADOS UNIDOS
¿Qué decir de Estados Unidos como escenario de experiencias lúdico- idiomáticas? Todos conocemos a alguien que ha cruzado el charco para empaparse del american way of life mientras mejora sus competencias de conversación, habitualmente tras haber recibido su bautismo anglófono en Reino Unido o Irlanda durante algún verano anterior.
Atrayendo a casi el 50% del contingente de adolescentes españoles que emprenden la aventura USA en época estival, California es la reina indiscutible en el negocio de los cursos de verano. Más allá del tópico de la playa glamourosa con chicos y chicas despampanantes, los puntos fuertes del estado más poblado de EEUU constituyen una lista sin fin. Ciudades vitales y en constante renovación como San Francisco o Los Ángeles, espacios naturales de belleza inabarcable como el Parque Natural de Yosemite (y sus sequoias gigantes), propuestas lúdicas y culturales para no parar… Además de cubrir los alrededores de los grandes núcleos urbanos, los destinos se reparten por todo el estado, llegando a otras muchas ciudades de tamaño medio como San Diego o Sacramento.
Ya a mucha distancia de California, en el segundo y tercer lugar de la lista aparecen los otros dos estados que completan la costa oeste de EEUU. Son Oregón (al norte de California), que aglutina al 15% de la demanda, y Washington (limítrofe con Canadá, no confundir con la capital del país), donde va uno de cada diez estudiantes españoles que se apuntan al verano USA. El primero ofrece, amén de una gran variedad paisajista (entre el desierto y la exuberancia de los grandes bosques del oeste), la tranquilidad de un estado poco poblado y sin grandes concentraciones metropolitanas. El segundo reserva muchas sorpresas, por ejemplo Seattle, su ciudad más extensa y una de las poblaciones de EEUU con más carácter.
Otras opciones apuntan hacia los ricos y cultos estados del noroeste agrupados bajo el nombre de Nueva Inglaterra (Maine, Massachusetts, Vermont…), los encantos sensoriales de Florida o Michigan y sus Grandes Lagos. Busque información y asesoramiento: la oferta es inmensa.
CANADÁ
Con largos meses de inhóspita climatología, la llegada del buen tiempo se vive en Canadá como en pocos países del mundo. Es entonces cuando las grandes extensiones de bosque inexplorado despliegan todo su misterio y toda su riqueza. Cuandolos miles y miles de lagos que salpican el territorio canadiense abandonan su condición de pistas de hielo naturales para convertirse en auténticos parques de los deportes acuáticos. Rica y poco poblada, Canadá disfruta de un estándar de vida excepcional, con poca delincuencia e inagotables oportunidades de ocio sano. Aunque hay programas para todos los gustos en las zonas más habitadas del país (casi siemppre al sur, más o menos cercanas a la frontera con EEUU), las polos que atraen más estudiantes españoles son los alrededores de las grandes ciudades anglofonas, sobre todo Toronto y Vancouver. Multicultural dinámica, la primera tiene todas las ventajas de una gran metrópoli a la americana: centro (downtown) bullicioso y barrios y barrios donde la tranquilidad y el contacto con la naturaleza son la ley. Otra opción es apostar por la vía francófona o más bien bilingüe de Québec. Para muchos, Monreal y Québec ville son algunas de las poblaciones con más sabor europeo de Norteamérica.
IRLANDA
Verdes prados, country life, trato distendido, carácter abierto… Los alicientes de Irlanda –país de apenas tres millones y medio de habitantes, proporcionalmente el que más chavales extranjeros recibe en verano– tienen mucho que ver con la calidad y estilo de vida de una nación donde las tradiciones se resisten al cambio como en pocos lugares del mundo.
Capital de tamaño asequible pero con una vida cultural (especialmente musical) que rezuma entusiasmo y vitalidad, Dublín y sus alrededores concentran buen parte de la oferta irlandesa. En verano, la ciudad que vio nacer a grandes hitos de la literatura universal como Oscar Wilde o James Joyce vive un proceso de ebullición y alegría contagiosa difícil de explicar para los que no solemos sufrir inviernos tristes y lluviosos.
Cork –segunda ciudad de Irlanda en población– es probablemente uno de los lugares del mundo con mayor concentración de oferta idiomática por kilómetro cuadrado, algo que se refleja en la multitud de servicios y facilidades que ofrece al público estudiante. Pero hay otras muchas poblaciones atractivas para enmarcar nuestro primer verano en el extranjero. Kilkenny o Limerick son sólo dos de ellas.
REINO UNIDO
El primer pensamiento –junto a Irlanda– que viene a la cabeza de todo padre que se plantee la posibilidad de enviar a su hijo al extranjero por vez primera. Y es que las credenciales del Reino Unido como destino idiomático veraniego son de sobra conocidas: garantía de calidad gracias a largos años de experiencia en la recepción y acogida de alumnado extranjero, excelente red de espacios educativos –muchos de ellos con siglos de historia–, clima benigno en época estival, multiculturalismo a raudales…
Por si fuera poco, Gran Bretaña innova y actualiza su oferta de cursos de verano cada año con el fin de adaptarse a las necesidades y gustos de un público crecientemente diverso. Todo tipo de deportes, visitas culturales, actividades artísticas… Si la mezcla del aprendizaje lingüístico con incentivos d
e carácter lúdico cada vez más personalizados es una tendencia imparable a nivel global, pocos países o regiones aglutinan tanta diversidad en tan reducido espacio geográfico.
Aunque las familias y residencias dispuestas a acoger adolescentes españoles se reparten por todo el Reino Unido, la palma se la llevan las tranquilas ciudades costeras del sur británico como Brighton, Portsmouth, Dover o Plymouth. También hay posibilidades infinitas en los alrededores de Londres (Great London) y en otras ciudades del interior como Reading o Bristol, mientras que los grandes núcleos industriales (Liverpool, Manchester), Gales y Escocia luchan por hacerse un hueco en un mercado que nunca cesa de crecer.
Claro que uno siempre puede sentir la llamada de la excelencia académica y buscar un paquete interesante en las archiconocidas Oxford o Cambridge, si bien estas dos ciudades atraen en mayor medida al público universitario y adulto. Tampoco faltan cursos atractivos en algunas de las poblaciones británicas con mayor encanto visual. Bath y Canterbury serían buenos ejemplos.
FRANCIA / ALEMANIA
Eclipsados por la primacía del inglés, el francés y el alemán suelen aparecer en la agenda de los padres españoles una vez que sus hijos ya controlan la lengua de Shakespeare. Hay excepciones –normalmente por un vínculo personal de alguno de los padres con el mundo francófono o de habla alemana–, pero lo habitual es que la opción de la vieja Europa surja tras una o varias salidas a países anglófonos.
Aunque a nivel global la emergencia de otros idiomas como el chino, el árabe, el ruso o el propio español hayan hecho perder aún más peso relativo al francés y el alemán, lo cierto es que ambos idiomas todavía conservan la vitola de lenguas internacionales con prestigio y utilidad en los negocios, la cultura o la política.
En Francia, la oferta se concentra en el sur, sobre todo en la Costa Azul y en las regiones meridionales bañadas por el Atlántico. La afinidad cultural y la cercanía son sin duda dos pluses a la hora de apostar por el país galo. Por su parte, Alemania reserva a nuestros hijos estancias en pequeñas ciudades de provincia con un amplio legado artístico tipo Friburgo, pero también abundan destinos más urbanos como las afueras de Colonia o el mismo Berlín.
DESTINOS ALTERNATIVOS: DEL MEDITERRÁNEO A LAS ANTÍPODAS
Con un crecimiento sólido y seguro, el mercado de los cursos de verano para alumnos españoles ha abierto en los últimos años fronteras que amplían el surtido tradicional. Exóticos o cercanos, la mayoría toman la playa y el buen tiempo por bandera, estirando los bolsillos tanto por arriba como por abajo. Otros como Suiza conservan el magnetismo de lo exclusivo y la elegancia que aportan siglos de historia educativa de primer nivel.
MALTA. El destino de moda para todo el que quiera maridar aprendizaje de inglés y cultura mediterránea. Colonia británica hasta 1969, este pequeño y densamente poblado archipiélago enclavado al sur de Sicilia tiene 400.000 habitantes, la inmensa mayoría con buen nivel del inglés, cuando no un dominio absoluto. Su alta densidad de población, el ambiente veraniego y los parecidos razonables con nuestro país aseguran contacto humano; su amplia gama de actividades de ocio, diversión a tope.
AUSTRALIA. Si el precio no es un problema, este país de dimensiones continentales despliega todo un abanico de posibilidades en ciudades costeras que aúnan tranquilidad, cosmopolitismo y buen tiempo. Con una naturaleza desbordante, las visitas a parajes inolvidables se dan por hecho. Además, y aunque no es bueno guiarse por el tópico, los australianos tienen fama de abiertos, cordiales y enemigos del prejuicio.
SUIZA. Alemán, italiano o francés. Elige idioma porque Suiza tiene cursos en sus tres lenguas oficiales. Orden, paz y tolerancia. Lagos, montañas y encantadoras ciudades medianas o poblaciones rurales de aroma alpino. Siempre con la elegancia y la tradición como marco, la histórica nación centroeuropea es una de las mejores alternativas al abrumador predominio anglófono.
OTROS. Poco a poco, los idiomas emergentes como el chino, el ruso o el árabe empiezan a construir sus propias infraestructuras para atraer a un número creciente de estudiantes foráneos. Por su parte, Nueva Zelanda y Sudáfrica han conseguido ganarse un hueco en el inagotable mercado del inglés. Algo olvidada, Italia sigue teniendo tirón: su idioma habla de arte, ópera, moda y diseño.